“Trato de no hacer nada parecido a lo que hecho antes. Tenemos un gran universo aquí, lleno de nuevas ideas”.
Stan Lee
El cine de los últimos años, desde que se pudieron adaptar los cómics a la pantalla grande con el aval de los efectos digitales y las "montañas de dinero" en presupuesto, ha llevado a una tendencia, que sí bien para los aficionado del cómic - incluyéndome- han dado satisfacciones y nostálgicas imágenes a "muchos fotogramas por segundo", también ha mutado en un cine repetitivo, excesivo y que hasta niega de la persistencia retiniana, como ese bello y romántico defecto que es el séptimo arte, no sólo por su descarga de planos y secuencias sino por estar plagada de ceros y unos, pantallas verdes y artificiosas relaciones con el universo del cómic, es decir, sí bien los efectos especiales y el acercamiento de diversos directores a estos mundos, como lo ha hecho Sneyder con la DC, los hermanos Russo con Infinty Wars o Joss Wheedon saltando de un universo al otro, le han dado forma, y como dice el propio Stan Lee en un documental que le hace History Channel, se pasó de un un movimiento para los "rechazados" como lo era el cómic hace unos años, a convertirse en un fenómeno mainstream que sustenta mensajes de "tolerancia", empoderamientos raciales, femeninos y sociales como pudimos ver en la fallida Black Panther de Ryan Coogler - que venia de dirigir un par de obras interesantes- o por el contrario, porque el Universo Marvel - el que vamos a reseñar o analizar - como el de DC, le ha dado al "fascismo" una nueva idealización y forma de narrar, no desde lo peyorativo sino desde su posición de unificación donde el sacrificio por la nación y otros valores son justificados, casi como una connotación religiosa cristiana como puede ser el caso de Infinity wars dirigida por los hermanos Russo, donde Thanos no sólo encuentra una solución a un mal mayor sino que los mismos personajes representados por los Vengadores también han actuado por encima de cierta lógicas para construir una sociedad utópica perfecta, que no sólo es la paz sino la tranquilidad de la Tierra. Obviamente, tampoco es que este cine haya construido tales preceptos o que se le pueda tachar de intolerante o de lo que realmente es el fascismo mediado por las ideas de la primera mitad del siglo XX, como sucedió de forma anecdótica en Colombia, con un político que le dio tales características a la obra que dirigieron los hermanos Russo, teniendo por antagonista al "maquiavélico" ganador Thanos, que al acabar con media humanidad, se sostenía el equilibrio del Universo; realmente hay mucho más en esta obras, que no sólo se puedan simplificar en pocas líneas o en argumentos que están a disposición del entretenimiento o de una serie de sentimientos que van desde el humor hasta algo muy cercano a la tristeza como sucede en Guardianes de la Galaxia, con la muerte de Groot o las actitudes de Tony Stark frente a sus dilemas morales y éticos en Iron Man; también cabe reseñar, que cada una de estas obras no sólo tienen como "foco moral" a la Disney o a sus productoras sino al heterogéneo público al que va dirigido, es decir "para toda la familia", aunque la familia no sea una prioridad en estos personajes ficcionales, a excepción de Hawkeye, como se pudo observar en Avengers: La era de Ultron, de esas obras que uno termina viendo por azar en la televisión, y a mi parecer una de las más logradas.
Este texto, que es una mera excusa para no detenerme en cada una de la obras de la Marvel, algunas como decía anteriormente porque me parecieron fallidas y aburrida como Black Panther, otras porque no las he visto en su totalidad o no me interesa verlas por completo como las De Iron Man - no por su calidad, sino porque se convierten casi en una serie televisiva -, otras como la del Doctor Strange de Scott Derricksen, director que venía del cine de terror o Thor Ragnarok de Taika Waititi, un neozelandés, experto en la comedia, que las terminé viendo o por error o porque era lo único que había para ver durante el viaje; es decir, no me detengo en todas estas obras, porque las he visto superficialmente, porque son muchas, porque a pesar de tener una unidad temática, los superhéroes de la Marvel, cada una, tiene un estilo, forma y estética industrial, no mecánica sino repetitiva, donde el director pierde su personalidad frente a la obra, y eso también le resta a estas obras, mediadas por los productores y el estudio, y no por quien la configura desde su cabeza.
Aún así, y para finalizar, aunque el cine de cómics le esté restando a la creatividad cinematográfica y se esté convirtiendo en esa futura afirmación de Spielberg y Scorssese, que el cine sólo será de grandes megaproducciones, y las demás obras irán a parar a otras plataformas, también se le puede asignar a este tipo de producciones, unos valores y representaciones que estén más allá del entretenimiento, como los planteados por Black Panther y el poder negro, la Mujer Maravilla y el empoderamiento femenino u otras lógicas contemporáneas, es decir, estos largometrajes siendo analizados como parte de la complejidad social, cultural e histórica de este momento.
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