23 jun 2018

I want to Live: "Cine criminal" contra la pena de muerte


                                   "La pena de muerte se convierte en un espectáculo
                                y en un motivo de compasión desdeñosa para algunos; 
                               ambos sentimientos ocupan más el ánimo de los espectadores 
                               que no el saludable temor que pretende inspirar la ley."
                                                                                      Cessare Becaria


Concebida como una obra Noir, con tintes de drama carcelario sobre la ejecución en la cámara de gas de Barbara Graham, una especie de figura popular de los años 50, tanto por sus crímenes, actitud y belleza, llevada a la pantalla grande por el siempre interesante y prolífico Robert Wise, que a través de notas periodísticas, cartas y otros textos personales configura este docudrama en contra de la pena de la muerte. Wise, del que hemos escrito en un par de oportunidades, tanto por sus cintas de Ciencia Ficción (Ultimátum a la Tierra), su colaboración en la Serie B americana (The Bodysnatchers), musicales o como uno de los montajistas de Ciudadano Kane, productor televisivo, entre otros, es decir, uno de los últimos todoterreno de Hollywood (1). 

Con una obra que superó los 40 títulos, varios premios de la Academia -a su trabajo, más no a su nombre-, y un moderado reconocimiento, principalmente por West Side Story, Wise, fue uno de esos mal llamados "artesanos", que en más de una ocasión ofreció un cine a la altura de sus contemporáneos pero con la habilidad de quien trabajó siempre atado a los Estudios (Majors).

  
Escrita a cuatro manos por Nelson Gidding y el periodista/guionista Don Mankiewitz (sobrino del cineasta Joseph Mankiewitz), quienes tomando anotaciones, cartas, recortes del periódico y demás, nos acercan a la historia de Barbara Graham, una condenada a muerte por el asesinato de una anciana, en un fallido robo; al igual que el papel de la prensa en las acusaciones y la fragilidad de una mujer, que además de una vida criminal, vivió determinada por su crianza y entorno. El estilo Noir de la obra, más que estructurada por lo criminal o el asesinato, está mediada por el ambiente sórdido y decadente en el que vive Barbara (interpretada por Susan Hayward); y por el mismo sensacionalismo periodístico de la época que contribuía en victimizar/ alabar en este caso al personaje interpretado por Hayward, no sólo para vender un par más de ejemplares sino dándole a su belleza y rebeldía tanto la  primera plana como esa configuración de Femme Fatale.

Si bien tiene una forma algo episódica en algunos pasajes, centrándose en la figura de Graham, de fondo, el largometraje es un alegato contra la pena de muerte, más que con la inocencia o culpabilidad de esta mujer, y en este punto donde mejor funciona el guión, sin negar que algunos puntos cae en el vicio de darle mayor importancia al histrionismo de Hayward que a la continuidad de la obra.


Con la fotografía y cámara de Lionel Lindon, reconocido cinematógrafo estadounidense que además de estar nominado en varias ocasiones por su trabajo fue un especialista en el cine de sombras marcadas, crimen, ambientes sórdidos y detalles como podemos ver en este largometraje.

Para reconocer el trabajo del montajista William Hornbeck, uno de los más importantes en su campo, que en este caso no sólo se decanta por las superposiciones sino por ese estilo propio del noir, donde los flashbacks, los detalles y una sólida estructuración, se condiciona a los gestos y emotividad de Hayward. Para tener en cuenta el clímax de la obra, con el reloj, los detalles de la cámara de gas y angustia de la protagonista.

El jazz también es protagonista de este largometraje, en casi toda la obra el trabajo de Johnny Mandel manda en el ritmo del mismo, sin dejar de lado la música incidental del gusto de la protagonista.  

Las secuencias del inicio de la obra son absolutamente noir, y eso se refleja en su diseño de producción, calles oscuras, con rezagos de lluvia y largas gabardinas, eso se va haciendo más limitado cuando la protagonista entra a prisión, donde la simplicidad detallada y espacios pequeños se hacen protagonistas.


Revisando este largometraje me acordé de Sweet Smell of Sucess (Mackendrick), tanto por tener al periodismo como protagonista, y al mismo tiempo como verdugo, también por sus nociones de cine noir pero adaptadas al estilo de la obra, obviamente cada largometraje deriva en otras opciones, y él de Wise, se va convirtiendo en un drama carcelario, pero aún así, sus similitudes o mejor sus conexiones, no sólo son interesantes, sino que a mediados de los años 50, este género - el noír- se apropió de la mejor manera de otras opciones cinematográficas dándole al tema del crimen otros factores y motores narrativos; que vale la pena revisar y darle cierto sistema investigativo o representativo de la época. Un trabajo de gran calidad, con ciertos baches en el guión, pero visualmente impecable y con un tema, que logra afianzar el señor Wise por encima de la misma historia.

Zoom in: Premio a la mejor actriz tanto en los Oscar como en diferentes festivales 
Considerada por la AFI como una de las mejores de ese momento

Montaje Paralelo: Sweet smell of sucess (1957) - drama carcelario - pena de muerte







(1)https://elpais.com/diario/2005/09/15/agenda/1126735206_850215.html



No hay comentarios:

Publicar un comentario