28 abr 2018

The Chaser: La maldad humana


 

                   "La creencia en algún tipo de maldad sobrenatural no es necesaria.
                  Los hombres por sí solos ya son capaces de cualquier maldad."
                                                                                                        Joseph Conrad


Segunda película que vemos del cineasta surcoreano Na Honh-jin, que con sus tres largometrajes se ha paseado por la alfombra de los festivales más importantes del cine con su particular e híbrido estilo que le ha abierto las puertas a las nominaciones y premios, así como la atención del público y la crítica por una historias, que como anotan en wikipedia, están llenas de personajes destinados a la fatalidad y una humanidad que por naturaleza, es mala y decadente como lo pudimos ver en The Wailing y en ésta, su ópera prima.  Honh -jin, fiel representante del thriller asiático, no sólo escribe guiones de gran factura con múltiples giros dramáticos sino que logra enfatizar la crítica a los estamentos de su país, principalmente la policía y la justicia, que parece ajena a la realidad de lo que sucede en esta potencia asiática.


Escrita a varias manos incluyendo a Honh -jin, que nos acerca a las calles y vicios de la Corea del Sur actual donde Joonh - Ho (Kim Yoon-seok) un antiguo detective convertido en proxeneta que además de problemas financieros también debe lidiar con la desaparición de dos de sus "chicas"; al intentar encontrarlas, este hombre se irá adentrando no sólo por las pasillos más oscuros de la ciudad sino de la mente humana, cuando un asesino serial empieza a rondar por esas mismas calles donde desaparecido las mujeres.

Más allá de la obvia premisa de este thriller, la argucia del guión está en su estructura y su forma de ser contada, porque desde un principio sabemos quien es el asesino, y la narración no se va a  centrar en descubrir al hombre detrás de las muertes sino de entablar la relación que existe en una sociedad decadente, donde los organismos del estado son erráticos, pasivos y el único hombre hombre que parece ajustarse a la justicia es un ex detective corrupto e individualista. Es decir, además de un guión muy bien estructurado, los personajes tanto protagonista como antagonista o perseguidor/perseguido ponen en tela de juicio los valores y conceptos de la sociedad surcoreana.

Otro elemento importante del guión está en cómo las acciones de cada uno de los personajes implícitos en la obra: buenos, malos, policía o prostitutas parecen ser el resultado de la incompetencia de la naturaleza humana, de los grandes poderes  y de una aparente, estable sociedad, que parece ajena a las zonas grises de la ciudad.



Como buen thriller, la noche y la luz artificial son protagonistas, los planos cerrados e intensidad de color no sólo configuran una obra propia del género sino un concepto que está ligado tanto a la trama como a lo que se expone con el largometraje, y en este punto el director de fotografía Sung -je Lee, saca sus mejores recursos, que ya había probado  en otras obras de género. Igualmente, el montaje es propio de este estilo, con las salvedades estéticas de los surcoreanos, donde más que planos-contraplanos, es el desplazamiento de los personajes, el que da forma a la estructura narrativa. La pausa como el dinamismo ejercen una constante formación de secuencias que van marcando el ritmo y el dramatismo de este largometraje.

El sonido es fundamental en el cine surcoreano, no sólo en las obras genéricas sino en cualquier tipo de audiovisual, y para este caso tanto sonido como la música de Yonrock Choi, hacen mucho más complejo y reivindicativo el tono de este trabajo, que no sólo sacude los sentimientos del espectador sino la empatia que se despierta con la misma obra.



Si  Kim Yoon-Seok, es altamente expresivo su contraparte es Jung -woo Ha, un antagonista que más que inexpresivo, es la verdadera personalidad flemática, un hombre que si bien entra en crisis constantemente no se altera como si lo hace el detective devenido en "chulo"; todo esto para reconocer que es una película de grandes actuaciones con dos actores representativos en el cine surcoreano, que han compartido filas en otras obras e importantes para la cinematografía del país. Cada uno logra imprimir a sus interpretaciones, no sólo la complejidad que vive psicológicamente sino en la integridad de la sociedad.

Un trabajo realmente logrado no sólo en guión y dirección sino en la conformación del mismo estilo, que acude a la mejores armas del thriller pero apropiándose de la cultura surcoreana y autoría de Honh -jin; también porque la premisa de la naturaleza humana como un desencadenante de maldad está muy bien configurada en la obra, tanto por el ex-detective, el psicópata, policías y demás personajes, es decir, es una obra trágica, destinada a la fatalidad, y en ésto el director conforma un coherente e inteligente relato.

Zoom in: Nominada a la Cámara de Oro en Cannes y en el Festival de Sitges
Uno de los Top Ten en taquilla del cine surcoreano

Montaje Paralelo: Mother (2009) 


   

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