27 abr 2018

El maquinista: La locomotora de Keaton

"Además, no hay que perder de vista el vasto territorio que se extendía al oeste, donde llegaba el ferrocarril (otro catalizador de la industrialización) y se trabajaba la tierra del campo. Este sector fue un excelente complemento para las actividades industriales del norte." (1)
Hace unos días, en la BECMA de la Cinemateca Distrital, asistí a una charla sobre Charles Chaplin y la comedia, aunque centrada en el personaje que dio vida a Charlot, a Mounsier Verdoux y a un egocéntrico dictador también se habló sobre Buster Keaton, su amistoso competidor que le dieron forma y estilo al slapstick en el cine mudo; en cierto sentido, hablar o escribir sobre uno de éstos es hacerlo sobre el otro, tanto por sus carreras paralelas, chistes visuales, conexiones entre obras o hasta por la suerte que corrió tanto el uno como el otro, como le sucedió a Keaton con El Maquinista (1926), que además de tener la escena más cara del cine mudo, unas críticas mixtas y una tibia respuesta por el público - en su momento-, mermaron la independencia de éste y más adelante, condenándole al olvido, que sólo con Candilejas (1952) de Chaplin (entre otros), así como la labor de críticos e historiadores, lo volvieron a colocar al nivel que se merecía. 

Ahora sí, enfocado directamente en la vida de Keaton o por lo menos en su obra, podemos anotar que como muchos de sus contemporáneos, vino del vodevil que será el punto de partida para sus acrobacias, riesgos y forma de hacer cine, que se puede vislumbrar de la mejor manera en El maquinista del General,  película que co-dirigió con Clyde Bruckman escritor y director que tuvo en la comedia su mayor éxito y representación.


El guión escrito a varias manos, incluyendo a Keaton y Bruckman, nos acerca a una historia de la vida real sucedida en los años de la Guerra de Secesión, adaptada a los gags del comediante, la historia de amor y el humor delirante. 

Johnny Gray (Buster Keaton), un maquinista de la Western& Atlantic Railroad en el sur de los Estados Unidos, tiene dos pasiones: su novia Anabelle Lee (Marion Mack) y La General, la Locomotra que maneja. Cuando estalla la guerra, éste intenta alistarse pero su profesión como maquinista se lo impide, haciendo que pierda a su chica y el respeto de la familia de ésta; tiempo después, Gray, en su ánimo de ayudar al Sur y recuperar a su chica, hará hasta lo imposible por ganar la guerra, o por lo menos quedarse con los dos trofeos más importantes, el amor y la locomotora.

Keaton desborda todo su ingenio, su capacidad acrobática y puntual humor para contar desde el punto de vista del Sur de los Estados Unidos la Guerra de Secesión y las particularidades de la misma; el cómico además de su singularidad expresiva y sarcasmo visual, juega con muchos de los hitos del slapstick no sólo al rodar en exteriores con la complejidad de la maquinaria sino del mismo tono histórico, "violento" e hiperbólico, que caracterizo su estilo y forma; eso no quiere decir que la obra esté exenta de amor, inocencia y ese halo de confusión, que le era tan propio a Keaton, que se puede ver reflejado tanto en la Locomotora como con su chica.


Con una fotografía naturalista acentuada para el trucaje de Keaton y los suyos, predominando los planos abiertos, sin muchos contrates o complejidades lumínicas sino más bien como apoyo a las acrobacias del cómico. Lo mismo se puede decir del montaje, soportado por el mismo Keaton y Shermna Kell, -opacado por la época y técnica-, donde lo que predomina es la estructura de la obra, los trucos del actor y obviamente el humor dispuesto en imágenes en movimiento

Humor físico, ironía, uso del entorno tanto para el humor como para la acrobacia, eso era lo que hacía Keaton, una singularidad que no se expresaba físicamente sino cinéticamente, y en eso era donde este actor/director asumía su mayor fuerza, una donde el humor se construía con las complejidades en las que se iba adentrando este personaje, es decir, un héroe que no buscaba serlo, montado sobre un tren, que no sólo es el motor narrativo sino síntesis de la época, tampoco podemos dejar de lado, que una de las características del cine de Keaton, es el absurdo pero no un absurdo ligado a lo surreal sino a las propias experiencias de la vida, que en este caso se moldean a través de la guerra, y como toda obra excepcional, se le termina criticando a estos sucesos, donde algunos se hacen "generales" por error, deben repartir sus actos de amor con el servicio y se hacen héroes al equivocarse constantemente, como sólo Keaton, lo pudo hacer en sus trabajos. Como la mayor parte de las obras de éste, y de ese trío que conformaba el Slapstick, una película necesaria y obra maestra, que con el pasar  de los años, encontró su público y reivindicación. Altamente recomendable como todo lo de Keaton.

Zoom in: Aunque no fue un fracaso en taquilla, ni al público o crítica les gustó demasiado, y desde esta obra las libertades de Keaton se fueron apocando.
Ahora, está considerada como una de las mejores de Keaton, puesto 18 entre las 100 mejores de la AFI.
En 1989, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry (2)


Montaje Paralelo: Slapstick


   

(1) https://sobrehistoria.com/por-que-se-desato-la-guerra-civil-en-los-estados-unidos/
(2)https://es.wikipedia.org/wiki/El_maquinista_de_La_General

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