Primera semana del cine brasilero contemporáneo: Plaza París

                                       "Para quien tiene miedo, todo son ruidos."
                                                                                            Sófocles

Como se ha vuelto habitual en este blog, reseñamos con un poco de atraso La Primera Semana del cine brasilero contemporáneo en la Cinemateca Distrital, en donde no sólo pudimos ver el largometraje Plaza Paris - que vamos a reseñar- sino acudir a la charla de Fabio Meira y su percepción sobre la actualidad del cine de su país y su trabajo como director y guionista.

Plaza París (Praca Paris) es la última película de la periodista y cineasta Lúcia Murat, que en los años 80 mostró interés por la realización de obras de alto contenido político y enfoque femenino, un cine que no sólo es  representación de las complejidades sociales de su país sino de lo que vivió esta mujer bajo la dictadura militar brasilera, donde fue encarcelada y torturada. Además de varios reconocimientos y participaciones en festivales europeos y latinoamericanos, su obra recopila la historia reciente del Brasil y del papel de la mujer en entornos agobiantes como lo vimos en Plaza París.

El guión de Raphael Montes y Lúcia Murat, nos acercan de forma paralela a la vidas de dos mujeres totalmente diferentes, una, venida de una favela y hogar abusivo, y la otra, una psicoanalista portuguesa, que está analizando la violencia de un país.

Camila y Gloria, las dos mujeres de la historia, establecen un vínculo imprescindible que es el de paciente y terapeuta, pero sus mundos, miedos y conflictos chocarán en un país donde la violencia se manifiesta de diferentes formas, en el caso de la primera, socio-culturares y psicológicos, y de la otra, de su entorno, con un hermano encarcelado, líder criminal y la inseguridad de una sexualidad, arrebatada por su padre y por su misma historia.

Sin embargo, el punto efectivo del guión o de la narración, es cómo se va enrareciendo el ambiente de la obra, de un drama social y de mujeres en conflicto se va pasando sutilmente a una obra de "horror", donde la psicología de las implicadas se torna más oscuro, más decadente y de un miedo, que parece estar en las paredes de un Brasil contemporáneo, sus gentes o en el mismo hogar de la psiquiatra. Es decir, Murat/Montes crean un guión que sin alejarse de lo social se va acercando al terror psicológico, de forma tan sutil e inesperada, afectando al relato pero dándole mayor fuerza a la trama.

Con una fotografía naturalista por parte de Guillermo Nieto, que viene del cine documental, y su correcto uso de los planos abiertos en la primera parte del trabajo, y mucho más agobiante por el manejo de una óptica cerrada, que juega con el estado mental de estas mujeres; aún así, el fotógrafo no es ajeno a los contrastes y el valor dramático a partir de la luz. El trabajo musical y sonoro, también tiene un componente cambiante, no sólo dentro de la historia sino en el uso de los recursos narrativos que se van formando en el largometraje.  

Pero definitivamente, el punto más fuerte de esta obra está en la actuación de Grace Passó, una actriz secundaria, que en su primer protagónico, hace uso de su natural histrionismo, cuerpo y fortaleza para acercarnos no sólo a la vida de una mujer de una favela, sino síntesis de la violencia y la dualidad de quienes han sufrido en carne propia ese monstruo, que es la violación y el miedo dentro del hogar; Passó, no sólo se alcanza  sus notas más altas en la actuación sino en cómo se va desentrañando su propio papel. Sin hacerlo mal, y siendo quien aparece al principio y final de la obra, el papel de Joanna de Verona, se queda un poco corto y opacado por su contraparte.

Sin ser una excelente película, funciona bastante bien en su estructura y cómo se van desenvolviendo los personajes en este entramado social con tintes de terror, o de la violencia como el miedo explícito del latinoamericano. Recomendable.

Zoom in:  Seleccionada en diversos festivales latinoamericanos y el Chicago Film Festival