Y cuando estés aquí abajo, conmigo, tú también flotarás”.
Es siempre difícil analizar el remake de una obra clásica del Terror o la Ciencia Ficción, no sólo por el mejoramiento de efectos, censuras u otros factores no estéticos o artísticos, que pueden pesar en mayor o menor medida en la creación de la obra, en el caso del It de Andy Muschetti, pasa lo que exactamente ha sucedido con otros reencauches, visualmente es más efectiva, los efectos "funcionan" en beneficio de la historia y la corrección de color, composición y demás le apuntan a fortalecer la imagen, sin embargo, esto no quiere decir que supere a la original o logre darle una mejor vigencia a la obra como tal, y es a partir de esa premisa o interrogante que vamos a escribir sobre el segundo largometraje de Andrés "Andy" Muschetti, un argentino, que gracias a Mamá (2008) y el aval de Guillermo del Toro, se metió en las filas del remake del clásico libro de Stephen King. Este cineasta bonaerense que trabaja con su hermana Barbara como productora, pasó de ser un absoluto desconocido que con un cortometraje de tres minutos, recibió la producción ejecutiva de Del Toro y un debut de varios millones de dólares, aunque es complicado definir un estilo o hasta una solidez en su carrera, en los dos largometrajes que ha estado involucrado, el dinero y recibimiento del público a estado a la par, y parece seguir en aumento su carrera.
El guión escrito a seis manos, incluyendo a Cary Fukunaga - director de True Detective-, Chase Palmer y Gary Dauberman, quienes adaptaron la novela homónima de Stephen King, principalmente la historia y personajes de los Loser Club (El club de los perdedores), es decir, los niños que enfrentan a Pennywise, el ente que ha llevado miedo y desaparición cada 27 años al pueblo de Derry. Eso sí, a diferencia del libro, cambia la época, y se trasladan a los años 80, haciendo homenaje a la versión televisiva y publicación del libro.
La película inicia con esa secuencia que ya parece famosa e icónica de los hermanos Denbrough construyendo un barco de papel, el más pequeño jugando y corriendo en la lluvia con ese barquito que va terminar cerca a un desagüe, y dentro del mismo, un payaso de aspecto macabro y aterrador, que será punto de partida para que unos niños, unan sus limitaciones y lazos, descubriendo cual es el mal que se apodera de su pueblo natal. Dividida entre la desaparición de Georgie, el hermano menor de Bill Denbrough (Jaeden Liberhen), y las situaciones que se desencadenan en el segundo periodo de 1989 en Derry (Maine), cuando un grupo de amigos, llamados el Club de los perdedores se una para vencer a una fuerza sobrenatural, en la forma de sus mayores miedos, principalmente un payaso que se autodenomina Pennywise, la amistad de los niños se hará más fuerte, como el miedo que irá generando el ente.
Es un largometraje mediado entre el terror (no sangriento) de Pennywise, el humor por parte de los niños, y el aire a homenaje a la década de los 80 - y porque no decirlo al mundo de Stephen King-, que no llega a cuadrar del todo, pero funciona, por lo menos para la audiencia.
Como escribía en un principio, visualmente es una obra que llega a destacar, el trabajo de Chung-hoon Chung, director de fotografía habitual de Park Chang Wook, es una de las razones para ver este largometraje, no sólo por su labor dentro del género sino por sus aportes a las escenas más terroríficas o intensas, es evidente su talento en las composiciones, ópticas, y aún en el manejo de los efectos, y es aquí donde entra en juego, la paradoja de la calidad técnica de los remake - en algunos casos hasta estéticos- pero que no se ve marcado en lo narrativo o hasta en lo conceptual, entendiéndose que la obra de King, tomaba referentes del payaso psicopáta J.W Gacy; entre otras situaciones propias de la época. Volviendo al trabajo fotográfico de Chung, los detalles, contrastes y angulaciones de cámara, son fundamentales para los "sustos" y hasta influyen en la narración.
Es menos imponente la música de Benjamin Wallfisch, aunque no sea un trabajo menor, eso lo demuestra con su participación en Blade Runner 2049; sin embargo, sus sonidos orquestales no marcan tanta diferencia, a pesar de ser un género idóneo para las capacidades de este compositor inglés.
Tenemos que reconocer que un punto importante en este trabajo está determinado por el montaje, no sólo en la compaginación del mismo, o en la coherencia de las imágenes/relato, sino en varias secuencias tanto de terror, acción o de las mismas aventuras entre los amigos, es inevitable reconocer que el montaje de este tipo de películas no sólo brilla por su rigidez sino sus acertados componentes, donde sale triunfante Jason Ballantine, un australiano experto en editar terror y grandes producciones; para especificar, la secuencia en la que Pennywise sale de la proyección - aunque esté mediada por los efectos-, las secuencias de bicicletas, entre otras de los amigos del club, y el final, que es donde descargan sus mejores herramientas, el equipo técnico.
Las actuaciones son ese componente complementario que encajan con lo técnico y narrativo; tanto el papel de Skargard como Pennywise o la de niños del club de los perdedores, son actuaciones con cierto contexto coral, algunas más importantes que otras, pero donde no hay un protagonista absoluto, en cierto modo fortaleciendo a la obra, no tanto porque Skargard lo haga bien o mal, al igual que los niños, sino que esa coralidad ayuda a la empatia y a encontrar en cada personaje, principalmente los niños, un refugio de sentimientos, sensaciones y vivencias, que tampoco se le puede negar al mismo Pennywise como motor del miedo. Es decir, sin que las actuaciones sean las mejores o se caigan en ciertos estereotipos/arquetipos, dados por el libro, o que el performance de Skargard se reduzcan a sus facciones, no limita las apropiaciones que esa colectividad va generando durante los 135 minutos que dura la obra.
Igualmente, no hay que dejar de lado, que es una obra que juega con los modelos del cine de aventuras juvenil de los 80: Los Goonies o Stand by me, entre otras, que se mezclan con el terror, tanto el sobrenatural, como a los abusadores, y se configura una obra, fácil de digerir, de un humor logrado, algún que otro sobresalto, y una coherencia que va flaqueando con el pasar del clímax, pero con los componentes necesarios para brillar en taquilla y recordar viejos tiempos.
Como conclusión a esa pregunta inicial, los remakes, no son necesarios pero funcionan en su cometido, y sin hacer mayor diferencia, algunas veces, lo que terminan acertando, es que uno descubra la versión original, o el proceso de una obra o los tránsitos mismos del cine.
Zoom in: El proyecto ha estado en marcha desde el año 2009 con reportes y anuncios oficiales periódicos que rara vez se materializaron. La película ha pasado por dos importantes fases: inicialmente estuvo al mando de Cary Fukunaga y luego a cargo de Andrés Muschietti. (1)
Montaje Paralelo: Stephen King - Goonies/Stand by me/amistad adolescente
Es menos imponente la música de Benjamin Wallfisch, aunque no sea un trabajo menor, eso lo demuestra con su participación en Blade Runner 2049; sin embargo, sus sonidos orquestales no marcan tanta diferencia, a pesar de ser un género idóneo para las capacidades de este compositor inglés.
Tenemos que reconocer que un punto importante en este trabajo está determinado por el montaje, no sólo en la compaginación del mismo, o en la coherencia de las imágenes/relato, sino en varias secuencias tanto de terror, acción o de las mismas aventuras entre los amigos, es inevitable reconocer que el montaje de este tipo de películas no sólo brilla por su rigidez sino sus acertados componentes, donde sale triunfante Jason Ballantine, un australiano experto en editar terror y grandes producciones; para especificar, la secuencia en la que Pennywise sale de la proyección - aunque esté mediada por los efectos-, las secuencias de bicicletas, entre otras de los amigos del club, y el final, que es donde descargan sus mejores herramientas, el equipo técnico.
Las actuaciones son ese componente complementario que encajan con lo técnico y narrativo; tanto el papel de Skargard como Pennywise o la de niños del club de los perdedores, son actuaciones con cierto contexto coral, algunas más importantes que otras, pero donde no hay un protagonista absoluto, en cierto modo fortaleciendo a la obra, no tanto porque Skargard lo haga bien o mal, al igual que los niños, sino que esa coralidad ayuda a la empatia y a encontrar en cada personaje, principalmente los niños, un refugio de sentimientos, sensaciones y vivencias, que tampoco se le puede negar al mismo Pennywise como motor del miedo. Es decir, sin que las actuaciones sean las mejores o se caigan en ciertos estereotipos/arquetipos, dados por el libro, o que el performance de Skargard se reduzcan a sus facciones, no limita las apropiaciones que esa colectividad va generando durante los 135 minutos que dura la obra.
Igualmente, no hay que dejar de lado, que es una obra que juega con los modelos del cine de aventuras juvenil de los 80: Los Goonies o Stand by me, entre otras, que se mezclan con el terror, tanto el sobrenatural, como a los abusadores, y se configura una obra, fácil de digerir, de un humor logrado, algún que otro sobresalto, y una coherencia que va flaqueando con el pasar del clímax, pero con los componentes necesarios para brillar en taquilla y recordar viejos tiempos.
Como conclusión a esa pregunta inicial, los remakes, no son necesarios pero funcionan en su cometido, y sin hacer mayor diferencia, algunas veces, lo que terminan acertando, es que uno descubra la versión original, o el proceso de una obra o los tránsitos mismos del cine.
Zoom in: El proyecto ha estado en marcha desde el año 2009 con reportes y anuncios oficiales periódicos que rara vez se materializaron. La película ha pasado por dos importantes fases: inicialmente estuvo al mando de Cary Fukunaga y luego a cargo de Andrés Muschietti. (1)
Montaje Paralelo: Stephen King - Goonies/Stand by me/amistad adolescente
(1) https://es.wikipedia.org/wiki/It_(pel%C3%ADcula_de_2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario