“Hasta que no descubrí el arte no me di cuenta
de que esta celda es una auténtica prisión”
La Cinemateca Distrital junto a Cinemania, abrieron sus puertas al Primer Festival de Cine Italiano, que además de homenajear a Federico Fellini, trae una serie de película contemporáneas y ganadoras tanto de los David de Donatello como de premios internacionales.
Los hermanos Taviani (Paolo y Vittorio) son unos directores italianos, que a pesar de ser poco conocidos por estas latitudes, son habituales de festivales, premios y favoritos de la prensa especializada; con casi cinco décadas en el oficio cinematográfico, estos italianos nacidos en San Miniato, provincia de Pisa (Toscana) han construido una sólida y regular obra, fuertemente influenciada por la izquierda y la política, obra que escriben, producen y dirigen en conjunto.
Aunque ninguno de los dos estudió cine, -Vittorio estudió Derecho y Paolo Bellas Artes- es a partir de la obra de Rosellini, que éstos deciden dedicarse al Séptimo Arte, en un inicio escribiendo y dirigiendo documentales y cortometrajes, hasta que en 1962, con la experiencia ya ganada, deciden realizar su primer largometraje de ficción Un uommo da bruciare. Su última película César debe morir es junto a Padre Padrone, las películas mas aclamadas y galardonas de estos octogenarios e intelectuales italianos.
Basada libremente en la obra La Tragedia de Julio Cesar de William Shakespeare, la cual recrea la conspiración en contra de este dictador romano, su asesinato y lo que conllevó este suceso; además es una obra, en la que el personaje principal no es el centro de atención y por el contrario muere al comienzo del tercer acto; es la figura de Bruto, la que tiene mayor peso, girando la trama entorno a él, sus pensamientos y lucha psicológica; los hermanos Taviani, pensando en ésto, no sólo ponen en escena esta obra sino que la adaptan al mundo carcelario, en este docuficción, que reinterpretan inteligentemente estos directores, que además mezclan lo observacional, al conocer la calidad de las obras de estos presos, con la realidad misma de éstos, y su voluntad de cambio a través del cine o la interpretación como como sucede con varios de estos criminales, que principalmente venían de La Camorra, de la Mafia italiana que alegóricamente, tiene cercanía con ese contexto histórico y literario.
La película inicia con la representación de la obra, que inmediatamente pasa a cómo estos hombres, deben volver a sus celdas, y a partir de ésto, en un flashback, vamos conociendo, no solo la vida de cada uno de los personajes sino de cómo se fue formando esta obra, y que de forma cíclica vuelve a la representación de la obra.
Cada uno de estos hombres, -encarcelados justamente- sacan lo mejor de su sensibilidad, de su capacidad artística para poner en escena esta obra, en cierta forma, es su manera de acercarse a la libertad, como reconoce- en su monólogo final-, uno de los presos.
Los Taviani integran perfectamente, su búsqueda de intervenir la narratividad con los elementos realistas, sus temáticas de cambio social y el arte como elemento diferenciador o integrador, en este caso: la actuación y las complejidades de una cárcel, sin caer en un cine moralista o ejemplificador, por el contrario, es una visión - dos en este caso- estética sobre la puesta en escena como amalgama de la interpretación y demás contextos que giran en torno de estos hombres, que no sólo dan lo mejor de sí en estas actuaciones sino que asumen este arte como un hecho de liberación, y en gran medida los Taviani, saben retratar muy bien estos acontecimientos, que pasan de una fotografía en color a una sobrio pero contundente blanco y negro, que si bien no tiene una justificación narrativa, si marca la diferencia entre una realidad y otra; el director de fotografía Simone Zampagni, es el encargado de asumir esta labor cercana al documental donde la luz natural y focos de tungsteno que se utilizan para los ensayos y la misma obra, sean los que compongan este trabajo lumínico; aunque el trabajo de cámara es pausado y estático en varias ocasiones, son los movimientos de los personajes, los que generan cierto dinamismo apoyados por la música de Giuliano Tavani y Carmelo Travia.
Cine ensayo que proclama al arte como medio de expresión y transformación, que mezcla realidades y conflictos exteriorizados a través de una mise en scéne que no sólo es reflejo de una realidad sino de un proyecto, de un contexto social con una mirada tanto inteligente como poética, que muchas veces se vislumbraa en los rostros, expresiones y palabras de estos hombre que ven en la actuación, un modo de enfocar su naturaleza, por que además, este docudrama, es una reflexión sobre hombres que cometieron delitos absolutamente castigables y repudiables, y aún así, existe cierta empatía con éstos, no sólo por la sensibilidad que proyectan con esta obra sino por sus propias historias personales, haciéndonos cuestionar la misma concepción sobre los reos, el castigo y la justicia, y en sí, los actos -criminales- de éstos.
Una más que loable película, considerada como una pequeña obra maestra contemporánea, que en su minimalismo y sencillez, guarda una profunda reflexión sobre el hombre sin cuestionarse o señalar ciertos moralismos, y por el contrario nos muestra la cara más humana de estos reos, que además de lograr unas excelentes actuaciones, como en la frase inicial, nos enseñan, que le arte, es liberador.
Zoom in: Ganadora del Festival de Berlín - Oso de oro a mejor película, además multipremiada en los David di Donatello, y varias nominaciones al Festival de Cine Europeo y Satellite Awards.
La idea de la película nació cuando una querida amiga nos habló de una experiencia teatral increíble, una obra bellísima. ‘¿Dónde?’, le preguntamos. ‘En el pabellón de máxima seguridad de la cárcel de Rebibbia’, nos dijo. Y así, después de haber franqueado una cantidad indeterminada de puertas y células, llegamos a un lugar donde una veintena de hombres, algunos condenados a reclusión perpetua, recitaban La divina comedia“. (1)
Montaje Paralelo: Dogville (2003) - Cinema Vérité
(1) http://espectadores.wordpress.com/2013/07/12/cesar-debe-morir-de-paolo-y-vittorio-taviani/
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