“Un cómico hace cosas raras.
Un buen comediante hace cosas divertidas.” Buster Keaton
La
semana anterior se le rindió homenaje al Teatro Faenza, como tal el cineclub de
la U. Central, mostró 19 películas que perfectamente se habrían visto
en los años veinte, década de la fundación y auge del teatro. La primera película que
tuvimos la oportunidad de ver fue Sherlock Jr de Buster Keaton, toda una
genialidad del cine mudo y clásico de la comedia.
Joseph Francis "Buster" Keaton, es una de las leyendas del cine mudo y representante del "slapstick" americano junto a Charles Chaplin, Harold Lloyd, entre otros. Hijo del espectáculo, del vodevil como tanto otros de sus compañeros de generación. Keaton, que además de dirigir, protagonizar y producir gran parte de sus películas, fue su propio doble de riesgo, -accidentándose en más de una ocasión-, y un verdadero acróbata del humor, a pesar de su impasible rostro, que le llegó a dar el sobrenombre de Stoneface.
Aunque el nombre de Buster Keaton, es reconocido a nivel mundial, y sus
películas aparecen dentro de los clásicos del cine, en sus inicios y con la
llegada del cine sonoro, su nombre, - como el de tantos otros- empezó a
desvanecerse en el tiempo; aún así Keaton y sus hazañas cómicas son tan
importantes en el cine como el personaje de Charlot de Chaplin o del hombre
colgado de un reloj como Loyd.
Este mediometraje comprime en 45 minutos la esencia del cine de Buster Keaton, aunque escrito a varias manos por Clyde Bruckman, Jean Havez y Joseph Mitchell, es una obra que refleja muchos de los intereses y cualidades de este inconfundible autor de tintes surrealistas, absurdo y acrobático humor.
Keaton, pone en escena al mundo del cine en esta película, ya que éste es el proyeccionista y conserje del teatro local; al finalizar su turno de trabajo, el personaje de Keaton se dirigirá a la casa de la joven de la que está enamorado, sin embargo, otro pretendiente, el "jeque local" como lo llaman, también llegará donde la mujer; a partir de ésto, se desarrollará la historia, llena de confusiones y la asombrosa visión de este hombre, que integra tanto la realidad de la película como la de la película proyectada, con las ilusiones de un hombre que quiere ser detective.
Como en muchas de las obras del cine mudo, el héroe, fantasioso y mucho más débil que su rival, se caracterizaba por su ingenio o por el azar, Keaton, mezcla un poco de todo ésto, y en su ensoñación como el joven Sherlock, descifrará no sólo el misterio del robo sino del amor de la mujer que le gusta. Tanto en el sueño como en la realidad de la película, Keaton se quedará con la chica y derrotará el villano.
Son impagables las escenas de humor de esta película, no sólo físicas sino los gestos del propio actor, su inocencia y torpeza (calculada hasta la perfección) acrobática, que se complementan perfectamente con la fotografía de Byron Hock y Elgin Lessley; además de la gran cantidad de recursos cinematográficos que se presentan en pantalla, dándole a esta película ese tono onírico e irreal - casi metalinguístico- que se percibe en varias escenas, y en la propia estética de éstas.
Son impagables las escenas de humor de esta película, no sólo físicas sino los gestos del propio actor, su inocencia y torpeza (calculada hasta la perfección) acrobática, que se complementan perfectamente con la fotografía de Byron Hock y Elgin Lessley; además de la gran cantidad de recursos cinematográficos que se presentan en pantalla, dándole a esta película ese tono onírico e irreal - casi metalinguístico- que se percibe en varias escenas, y en la propia estética de éstas.
Zoom in: En 1991, fue escogida junto a otras cintas por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para formar parte del National Film Registry, una filmoteca encargada de conservar aquellas películas "cultural, histórica o estéticamente significativas".En 2005, los críticos Richard Schickel y Richard Corliss de la revista Time la incluyeron entre las 100 mejores películas de la historia.
Montaje Paralelo: Cine Mudo
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