7 abr 2014

CICLA: Jardín de Amapolas


                              "Los muertos son los únicos que ven el final de la guerra."
                                                                                                                    Platón 

Segunda - y desafortunadamente última- película que tuve la oportunidad de ver en la nueva Cita con el cine Latinoamericano - CICLA-, en esta oportunidad un largometraje colombiano, que no ha sido estrenado en nuestro país - en salas comerciales- pero que ya ha pasado por varios festivales, muestras y encuentros tanto locales, nacionales e internacionales. 

Jardín de Amapolas, es la opera prima del director ipialeño Juan Carlos Melo,  ganador de la convocatoria del fondo cinematográfico 2007 -primer premio del Fondo Cinematográfico para el departamento de Nariño, para esta producción totalmente independiente-. Este realizador audiovisual, nos muestra en este largometraje además del conflicto colombiano, la belleza de los parajes y paisajes nariñenses.



Escrita por el propio Melo, este largometraje nos ubica en el altiplano colombiano y nos cuenta la historia de un padre e hijo desplazados por la violencia, que encuentran refugio y una nueva vida con un familiar de éstos; el cual les ofrecerá su casa y un trabajo en el peligroso pero lucrativo cultivo de amapolas de la región. 

El campo colombiano, vive un conflicto armado que parece no tener salida, no sólo por los cultivos ilícitos - que muchas veces son la única forma de sustento del campesinado- sino por una violencia endémica que tiene de protagonistas a la guerrilla como a los paramilitares, donde finalmente, los únicos perdedores son los habitantes, sus modos de vida y tranquilidad; estas percepciones se hacen visibles en este largometraje, donde Emilio (Carlos Hualpa) y Simón (Luis Burgos), deben escapar de su finca, por que son perseguidos por los paramilitares; exiliados en una nueva región, serán recibidos por el primo de Emilio, el cual trabajará en un cultivo de amapolas, mientras que Simón, se hará amigo - y conocerá la inocencia del amor- de Luisa (Paula Paez); el conflicto armado será visto a través de ojos de la inocencia de este niño, y como fondo la belleza de esta región.



A pesar de su modesto presupuesto, de los inconvenientes en la realización, este largometraje es más que satisfactorio en su parte técnica, tiene una gran fotografía por parte de Iván Quiñones, cinematógrafo habitual del cine colombiano, que principalmente destaca los paisajes nariñenses, la naturaleza - los planos de las amapolas están más que conseguidos- y los detalle de los rostros, con el manejo de ciertos filtros y posproducción logra una puesta en escena que bordea la imaginación de estos niños. 

Pero principalmente, destaca la música y el diseño de producción, que acierta no sólo en presentarnos a esta región, sino sus costumbres y realidades que se pueden sintetizar en el vestuario, transporte y demás elementos de la puesta en escena, que complementa las actuaciones naturales de estos personajes.



Aunque es verdad, que el largometraje tiene aciertos técnicos y está muy bien desarrollada en su argumento, en algunos puntos cae en el vicio narrativo de la televisión y del sinnúmero de estereotipos del conflicto armado, que sin restarle calidad, tampoco hace de ésta una película diferente o una propuesta que se salga de tales parámetros, aún así, cabe destacar que su violencia está fuera de campo, y que se decanta por cierta visión "mágica" de la amistad y la niñez, a pesar del conflicto.

Una película recomendable, si usted no conoce sobre el conflicto armado colombiano pero con una visión donde prima la inocencia de la niñez, que trata de retratar de la mejor manera al campo colombiano, y que sin caer en la pornomiseria, tampoco se aleja de la narrativa de violencia colombiana, aún así, su final con tintes de esperanza, y de un nuevo comienzo, por lo menos está muy bien logrado, y le da otros aires a esa narratividad desgarradora de la realidad colombiana.

Zoom in: Premio Producción de Largometrajes. Fondo para el Desarrollo Cinematográfico -FDC-.
Premio Copia 0, Primer Corte, Ventana Sur, Argentina, 2011.
Otra de sus peculiaridades es que se debió sembrar un campo de amapolas especialmente para la filmación, ya que era complejo utilizar uno real


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