"La tierra vomitó a sus moradores"
(Levítico 18:25)
Hay películas que no tienen explicación, y que mucho menos deben ser explicadas, este es el caso de Mad God de Phil Tippet, uno de los grandes maestros de los efectos especiales y la animación go motion - una variable algo más compleja y orgánica del stop motion-, el cual nos presenta un mundo posapocalíptico y pesadillesco en el que, como en ciertas cosmogonías, la destrucción y lo oscuro son su punto de partida. Tippet junto a su equipo de trabajo, crearon una pesadilla cinematográfica en la que muerte y demencia no sólo van de la mano sino es esencial para este mundo. Con un tono absolutamente oscuro, nihilista y agobiante nos vamos adentrando en esta pesadilla de monstruos, sádicos y deformes científicos, militares clonados y demás criaturas, que sí bien recuerdan a la obra de los Hermanos Quay, Tippet lo lleva al máximo en su excentricidad, narrativa y visual, es decir, un descenso a los infiernos, divida en varios actos, que parece no tener una relación del todo evidente, pero demarcada por la brutalidad de un dios que ha perdido todo atisbo de cordura
30 años de oscuridad
Uno puede hablar o mejor escribir de titánico, cuando algo es desmesurado, gigante y evidentemente excesivo, pero en Mad Dog, no sólo está reflejado en la construcción de los escenarios, que ya de por sí inician con una torre babilónica oscura e impenetrable, sino por los años que lo tomó a Tippet, crear este mundo, 30 años de técnicas y pruebas que parecen extintas, pero profundamente cinematográficas, que se preguntan por el mismo destino de éste, la intrascendencia de la vida/ o el fin de la misma, y cierto patetismo de la naturaleza, que vemos caracterizado en los personajes que mueren de manera copiosa.
En cierto sentido Tippet autoanaliza su obra, la artesanía cinematográfica y al mismo acto creativo que toma la forma de estas pesadillescas criaturas que se mueven angustiosamente entre fondos decadentes, febriles y no ajeno a la idea de lo infernal, a lo cual el equipo de trabajo recurre a fuego, estructuras de metal herrumbroso, y demás artilugios que nos remontan a un apocalipsis a pequeña escala. Para que todo este tétrico ambiente tome forma, tanto Tippet como Chris Forley diseñaron una fotografía oscura, tenebrista en gran parte, donde el azul, el rojo y el ámbar separan o las historias, escenarios o intención narrativa.
Minicrítica
También cabe resaltar que esta obra tiene cuotas de homenaje a ese cine fantástico de los años 80, al propio trabajo de Tippet y en definitva al artesanía audiovisual; por tal razón, la aparición de Alex Cox, (Repoman) director y actor, es bastante pertinente.
Mad Dog, es una obra difícil, excesiva pero brillante en su componente visual, logrando conjugar ese ideal de la experiementación , el "cine de culto" -entendido en su narrativa indescifrable- y la autoría, en la que más que contar algo, estan las reflexiones de un hombre enamorado de su profesión pero desencantado de la hipermodernidad y del mismo destino del mundo, -cosas con la que muchos estamos de acuerdo con el señor Tippet-. Una de esas películas valiosas por su rareza y que cada vez más será apreciada tanto por su forma como por su arcano contenido.
Montaje Paralelo: Hermanos Quay - Tool (videos) - Stop Motion
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