El cine puede llenar los espacios vacíos de tu vida y tu soledad.....
En medio de la nada, en un blanco desierto de nieve, un hombre herido en el rostro, entierra un maletín con dinero; la icónica escena de Fargo de los hermanos Coen, no sólo se ha convertido en un referente del cine, sino en una de esas preguntas propias de la cultura pop, qué pasó con dicho dinero?, pero también esta escena, ha dado lugar, a convertirse en una especie de leyenda urbana, que es el punto de partida para que los hermanos Zellner - David y Nathan - construyeran el guión de Kumiko, la cazadoras de tesoros, una de las obras más conocidas de estos hermanos que como los Coen, fueran considerados "las grandes joyas del cine independiente". Sin embargo, para los Zellner la fama - fuera de los Estados Unidos- no es tan evidente, aunque sus obras hayan ganado varios premios y siempre estén citados a los festivales más importantes. Lo que sí es evidente, es que estos hermanos texanos, que se han repartido de forma equitativa las labores cinematográficas, además de escribir, dirigir y producir, editan y actúan en sus películas, también han construido un muy personal estilo, en el que los personajes solitarios, el absurdo y la tragicomedia son protagonistas.
Basándose libremente en la leyenda urbana de Takako Konishi, quien supuestamente habría muerto en las afueras de Detroit, buscando el dinero enterrado por Carl Showalter, uno de los personajes de la película Fargo - realmente la chica se suicidó en el bosque-, los Zellner escriben un guión en el que además de la referencia cinematográfica, nos hablan de la soledad, de una trágica fabula de "ir tras los sueños" y en cierto modo, la incomunicación, la mitificación y el aislamiento, que perfectamente se ve reflejada en la figura de Kumiko, interpretada de gran manera por Rinko Kikuchi.
Apartados técnicos y la nieve como fondo fotográfico
Sean Porter, el director de fotografía de este largometraje, sabe muy bien que el protagonismo de esta historia está en Rinko Kikuchi, por tal razón, este personaje siempre va a estar en contraste con su entorno: la nieve impoluta siendo atravesada por la figura de una mujer con una capota roja, y una colcha de coloridos patrones, convertida en abrigo, siempre bañada por una luz natural, sólo afectada por el color ambiental del espacio en el que va recorriendo esta solitaria figura.
La película que inicia en espacios cerrados, agobiantes, como la propia vida de Kumiko en Japón, cambiará a los exteriores de una aventura por la invernal Minneapolis, como toda road movie los paisajes serán protagonistas, pero también marcan el estado de ánimo de los personajes, en este caso, de la introvertida y solitaria protagonista.
Los Zellner, son expertos en historias sencillas y puestas en escena "minimalistas", y es desde este concepto que montaje como fotografía no son demasiado notorios pero sí muy concretos en lo que se quiere especificar, que es la soledad del personaje.
En el cine, esa simbiosis entre músicos y directores es siempre especial, como en el caso de los Zellner y el grupo de electroindie The Octopus Project, música que más que reflejar lo que sucede en la obra, es un acompañante permanente de Kumiko, una "banda sonora" que en este caso no narra sino que va de la mano de la solitaria mujer, y en cierto sentido le termina dando más fuerza al relato, por algo, la mayor parte de los premios fue en esta categoría, la musical.
Rinko Kikuchi: actriz, productora, Kumiko
Cabe resaltar la actuación de Kikuchi, quien no sólo es el tema central de la película, sino que su mismo rostro es la expresión del dramatismo o melancolía que expresa la obra, aunque es difícil hacer una comparación con los demás personajes, la mayor parte son actuaciones fugaces o en off, a excepción de Nathan Zellner, que se configura como el guía de Kumiko; aún así, el trabajo de la actriz japonesa es bastante acertado, porque entendemos no sólo que ella es Kumiko sino su poca aceptación en el mundo que la rodea.
Algunas veces, el camino del héroe es el camino más inútil o mejor, el que menos entendemos, en cierto sentido Kumiko, cazadora de tesoros, es una fábula de lo triste, una desmitificación de los sueños, de caperucita roja y de las aventuras en tono "final feliz", por que la obra o esta obra de los hermanos Zellner, es una tragicomedia que nos hace reflexionar o incomodar sobre conseguir nuestro sueños, esa bella imagen final de Kumiko abrazando al único ser cercano, su conejo Bonzo, es tan triste como emotivo, y de cierta forma resuelve lo que ya sabemos, que la vida es un largo sueño que se despierta con al muerte. Eso sí, los Zellner nos hacen reír con su absurdo humor y tierno retrato de la soledad, nos hace entender a Kumiko, no sus razones, sino su sinsentido, uno tanto cinematográfico como improbable, como lo fue buscar un tesoro de la ficción. Un gran trabajo, y una invitación a ver la obra de estos cineastas.
Zoom in: Nominaciones y premios en varios festivales independientes, presentada en Sundance.
Montaje Paralelo: Road Movie - Fargo
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