25 ene 2021

Frances Ha: Talkies....posmodernos



Creo que la madurez real, que la mayoría de nosotros nunca alcanza, es cuando te das cuenta de que no eres el centro del universo. 
                                                                                                            Katherine Paterson

Madurar, es decir envejecer, puede ser uno de los dilemas más complejos para la sociedad contemporánea, por que a todo esto le debemos sumar el miedo al fracaso o al no cumplir con las expectativas que se tienen del mundo y la vida, en cierto sentido, podemos resumir ésto como la crisis de los treinta, tema que ha sido explotado desde diversas ópticas en el cine, como lo hace Noah Baumbach con Frances Ha, una de su películas más celebradas y mejor recibidas por su humor, adorable protagonista y homenaje cinematográfico al Nueva York de Woody Allen, la Nouvelle Vague y las screwball comedies. Sin embargo, hay que reconocerle al director neoyorkino, un estilo propio, en el que la cinefilia, las referencias literarias, lo autobiográfico y cierto tono tragicómico, van de la mano. La película,  co escrita entre Naumbach y Greta Gerwing, protagonista y pareja del director,  es un acercamiento a la vida de una joven mujer, que aún no sabe qué hacer con su vida, llegando a los treinta años, en una inestable carrera como bailarina, viviendo de roomie en Nueva York y tomando decisiones que parecen ir en contra de sus sueños.

Baumbach y Gerwing, quien ahora también es directora, se convirtieron en su momento en los grandes referentes del mumblecore, término acuñado por Erik Masunaga, en el que estas películas de bajo presupuesto, muchos diálogos, improvisación y cierta carga de aprendizaje, apostaron por una nueva cara del cine indie estadounidense. Muchos de estos elementos se hacen evidentes en Frances Ha, donde los diálogos con sabor intelectual cinematográfico, así como el literario se mezclan con charlas sobre relaciones, frustraciones de pareja y crisis en una Nueva York en blanco y negro como fondo.


 
NY a la francesa

La fotografía en blanco y negro tiene la particularidad de embellecer o suavizar ciertos aspectos de la imagen, también tiene un uso estético, artístico o sí se quiere glamoroso, pero también el blanco y negro se puede traducir como homenaje, que es lo que vemos en el trabajo de Sam Levy, director de fotografía de Frances Ha, que parece querer recordarnos al Manhattan de Woody Allen, las calles parisinas de la Nouvelle Vague o los espacios abiertos de Casavettes, todo en una sóla película, pero ejecutada con la facilidad y frescura de esta época, y es aquí donde el trabajo del neoyorquino funciona, porque cada plano es una mezcla de homenaje - originalidad - apropiación, que va de la mano, tanto del estilo Baumbach como de la posmodernidad, en la que perfectamente cae esta obra, que sabe referenciar a la nouvelle vague en varias secuencias, a los movimientos de cámara del primer Jarmush y un poco a esa fotografia callejera,en la que Nueva York es también protagonista, eso sí, todo lo que hace Levy es muy estilizado, y crear esa sensación de naturalidad, es aún más artificioso, aunque eso no le va a quitar sus cualidades.

Con unos cortes que parecen aleatorios, inicia esta película, donde los diálogos  son editados de forma episódica como las primeras secuencias que nos cuentas sobre Frances Haladay y su mejor amiga, ya en este punto entendemos que hay un trabajo de montaje no sólo bastante logrado, sino muy concreto en lo que se quería expresar, un poco, en parte haciendo alusión a la nouvelle vague, otro tanto al mismo reflejo de la historia y personalidad del personaje principal y otro poco, al lo que el mumblecore dejó en este tipo de obras; la montajista Jennifer Lame, fue la encargada de editar esta obra, y de ahí en adelante se ha vuelto colaboradora habitual de Baumbach, y en una de las más interesantes de su gremio.


 
 
Alteregos en pareja

Pero ni los esfuerzos técnicos y artísticos, o los homenajes a lo Godard, en esa secuencia tan Banda Aparte, en la que Frances Ha empieza a cohabitar con sus co-inquilinos masculinos, son los puntos más fuertes, en definitiva, es la presencia de Greta Gerwing, la que se lleva todo el peso de la obra, y en este caso, no es necesariamente por su actuación,  sino por la dulce, errática y ambigua personalidad de su personaje; el gran logro de esta película es convencernos que Frances Ha/Greta Gerwing es la heroína y no la antagonista de su propia historia; porque entendemos que Frances es o fue una extensión de la actriz, o que Greta Gerwing es una parte de Frances Ha; y eso lo podemos ver en esa secuencia en la que retorna a su hogar y que los padres de la actriz también lo son del personaje; de todas maneras, la misma actriz reconoce que en sus películas como en sus actuaciones, están sus experiencias personales y vivencias; y podríamos decir lo mismo de Baumbach, que en sus otras películas, lo autobiográfico, el alterego y la autoreferencialidad aparecen como elemento narrativo, o en el caso de Frances Ha, como el el personaje de  Benji (Michael Zegen) extensión de lo primeros pinitos de Baumbach como escritor de Saturday Night Live, y en cierto modo, como en la vida real, robándole el corazón a Frances/Gerwing.

A la actuación de Gerwing, se le debe sumar la excelente selección musical, en la que el pop y las canciones de Felix Laband, acompañan las correrías y desatinos de esta joven, que no parece encontrar un lugar en el mundo.


Conclusiones 

Con ecos al Bildungsroman o novela de aprendizaje, este largometraje es un buen ejemplo que en el cine lo que importa es el cómo se cuenta, porque Frances Ha, no es ni mucho menos una historia original, pero sí es una obra compacta en argumento, imagen y estilo, es un trabajo que nos puede recordar a otras películas pero también a algún momento de nuestras vidas, pero en blanco y negro, con una gran banda sonora, montaje y frases inteligentes, qué es lo que finalmente Noah Baumbach ha apropiado en su cine, como ya vimos en The Squid and the Whale (o Una historia de Brooklyn, 2006), la otra película que hemos visto de este director.

Frances Ha, es una película que vale la pena volver a ver, que de una forma o de otra, nos recuerda a alguien, a algo, esas situaciones del común que sólo a través de la cámara o de la tinta, se vuelven más interesantes, pero que igual nos toca, porque todos de alguna forma, como Frances Haladay, nos hemos visto viajando a ninguna parte. Para finalizar, y nunca mejor dicho, creo que el mejor The End que he visto en una película es éste, sólo que por un imperfecto FRANCES HAL/HA.

Zoom in: Nominada en varios festivales y en diversas categorías. 
La película fue grabada en una cámara Canon 5D Mark, y con una producción casi "estudiantil", pero con el aval de la experiencia de Baumbach y un sólido grupo de trabajo.

Montaje Paralelo: Mumblecore - Inside Llewyn Davies (2013) 


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