"Acérquense al borde, les dijo. No podemos, tenemos miedo,
contestaron. Acérquense al borde, repitió. Y se acercaron.
Él los empujó...Y levantaron vuelo."
Guillaume Apolloniare
En esta nueva sección, revisaremos las óperas primas o la primera obra de grandes o reconocidos directores, que siguen vigentes en el cine o que en su momento, fueron considerados grandes directores; para esta ocasión revisaremos Spirits of the Air, Gremlins of the Cloud, debut de Alex Proyas, y hasta hace unos pocos años, película desaparecida de este director, que fue recuperada y presentada nuevamente en varios festivales de cine de Ciencia Ficción. De Proyas, podemos decir, que fue uno de los directores favoritos para quien escribe en este blog, y una figura fundamental para la ciencia ficción, pero que desde Yo Robot (2004), no ha realizado nada trascendente; y por el contrario, perdió ese estilo único, entre los nostálgico y oscuro, que permeó sus primeras obras como El Cuervo (1994) y Dark City (1998); y que con Spirits of the air....ya daba unas primeras pinceladas de dicho estilo, en esta aventura postapocalíptica con tintes místico-poéticos; en la que dos hermanos sobreviven en la zona más alejada de una desértica ciudad, pero la llegada de un misterioso forastero, les dará nuevas esperanzas para salir de allí, a través de lo único que no es estéril, el cielo.
Visualmente impactante, este relato fantástico de obsesiones y escapismo, comparte con otras obras distópicas o post apocalípticas, ideas de desarraigo, antiheroismo y rebelión, que se pueden reflejar en los personajes principales, una especie de Icaro/Dédalo punks encerrados en una isla de arena y superchería religiosa, que es uno de los elementos visuales, que más destacan en este largometraje, en los que las tumbas, son autos monolíticos y cruces, que por efecto de la luz del desierto, se ven como olvidados edificios misticos, que gracias al trabajo fotográfico de David Knaus, y al paisajismo australiano, logran generar ese hálito de misticismo, sin dejar de lado el trabajo de Sean Callinan, y obviamente la visión de Proyas, que aún seguía enfrascado en esos mundos videocliperos y surreales.
Craig Wood es uno de los montajistas más solicitados por la industria, y eso se evidencia en el desarrollo narrativo y expresivo de esta obra, en la que los ralentí, los efectismos visuales/sonoros, aceleraciones y demás artilugios, construyen esta pieza audiovisual de ensoñación, en la que alejarse dela familia, los espectros del pasado o del mundo, son lo verdaderos, sueños.
Aunque es difícil analizar las superlativas actuaciones de Michael Lake, Melissa Rhys Davis y Norman Boyd, los únicos personajes que aparecen en el largometraje, si cabe destacar la construcción de éstos, que se repetirán en las demás películas de Proyas, principalmente el papel de Smith, que sentará las bases para El Cuervo y demás elementos de Dark City.
Me gusta pensar en las tres primera obras de Proyas como una ciencia ficción nostálgica, en la que la forma estaba por encima de lo narrativo, sin descuidar el relato, y eso es lo que claramente podemos ver en este trabajo, que tiene una estructura visual potente, de imágenes tan bellas como misteriosas, un cuidado trabajo sonoro - musical, y un extravagante concepto de aislamiento y camino del héroe. Como he dicho un par de veces, esta película con su parientes lejanos: El Cuervo y Dark City, valen la pena volverlas a ver, no sólo para redescubrir lo mejor de Proyas, sino para volver a encontrarse con ese errático pero acomodado término de lo gótico en el cine.
Zoom in: Nominado a mejor vestuario, diseño de producción en pequeños festivales
restaurada a partir del negativo en 16mm original con motivo de su trigésimo aniversario.(1)
Montaje Paralelo: Delicatessen (1991) -distopía - post apocalipsis
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