En los últimos años el cine de terror ha variado en su forma y estilo, un terror que más que asustar, incomoda y hace pensar sobre los fenómenos recientes de racismo, disfuncionalidad familiar o simple y sencillamente, sobre la sexualidad, los empoderamientos, ya sean femeninos, sociales y demás, la religión y hasta nuestro miedos intrínsecos; es decir, el cine de terror se ha empezado alimentar de otras perspectivas dramatúrgicas, alejándose de las "reglas" o lugares comunes del género; obras como The Witch (2015), It Follows (2014), The Babadok (2014) entre otras, han reformulado la idea del "susto fácil" por estructuras narrativas sólidas, al igual que sus personajes o sus interpretaciones del universo cinematográfico (The Cabbin in the Woods); más que renovarse, el cine de terror se ha actualizado, y ha encontrado en la incomodidad,el mejor referente para sus obras como lo pudimos ver hace poco en las películas Hereditary y A Quiet Place (2018), porque si bien la dos son absolutamente diferentes en sus contextos, la primera es una inquietante tragedia familiar, llena de brujería y secretos ancestrales, mientras que la otra, es una fábula posapocalíptica, donde el silencio es vital para proteger a la familia; las premisas de las dos películas, no escapan a las influencias del cine de ciencia ficción distópico o al satanismo cinematográfico de los años 70, pero todo renovado o adaptado a esta época, con cierto tono metacinematográfico o posmoderno, donde el cine es la misma referencia de estas obras.
Técnicamente son obras que no están alejadas de la fotografía oscura, los sonidos estridentes y la música tensionante, pero también cabe reconocer que todos estos elementos están en función de la narrativa, de lo que se cuenta y quiere expresar; la incomodidad se presenta también desde estos mismos elementos, y es aquí donde estas obras ganan en calidad, porque sus mismas atmósferas, se van haciendo más complejas, sórdidas y angustiantes; eso sí, hay que reconocer que Hereditary, cumple mucho más con las expectativas, no sólo por su forma y estilo, sino por el mismo desarraigo de su narrativa, en la que lo "surreal" y extraño se van haciendo más presentes, recordando obras como las Polanski, Don´t Look Now de Nicolas Roeg y cierto "descontrol" como en Jorodowsky; mucho más centrada en la epifanía y heroísmos es A quiet Place, que a pesar de fallar en su parte final, cumple con lo que se espera con una película de ci-fi distópico.
Las dos películas comparten personajes muy bien estructurados, afectados por la muerte de un ser querido, la culpa y cierto distanciamiento familiar; pero cada una está estructurada de manera diferente, Hereditary, es una inmoral fábula sobrenatural, en la que la familia, es casi una enfermedad, mientras que en A quiet Place, la familia es el sostén de la obra, por ende, cada personaje tiene un lineamiento que pasa, o de la inseguridad al heroísmo (A quiet Place, la hija sorda) o de la inseguridad a un liderazgo oscuro y sobrenatural (Hereditary).
Para finalizar, hay que reconocer que el cine de terror está apuntando a otras formas, donde la sangre y el leit motiv de sobresalto ya no esenciales, sino que por el contrario es un cine que hace pensar, reflexionar y hasta cuestionarse sobre ciertos estamentos de la sociedad actual, también porque es un cine que ha encontrado en la incomodidad y sus sinónimos, otra forma de afectar al público, e igualmente, reinventarse y cuestionarse al mismo género como en la películas de Peele Jordan o el mismo Ari Aster con Hereditary.
Zoom in: Para Ari Aster (Hereditary) fue su debut, en el caso de John Krasinski, es su tercera obra, aunque la primera ajena a la comedia.
Las dos obras fueron muy bien recibidas por la crítica y público
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