24 mar 2018

31: La peor de Zombie




Tal vez una de las películas más flojas que he visto en los últimos meses, y la peor del músico/cineasta Rob Zombie, que en este caso, no sólo sale mal librado por sus personajes planos, historia sin sentido sino por esa sensación de "acomodo" y falta de riesgo, que fue lo que le dio a sus primeras obras, el "ideal" de renovación en el cine de terror y del mismo slasher; Zombie, que con su últimas dos o tres películas, no ha recibido ni el favor de la crítica y del público en general, también ha ido perdiendo la confianza de los productores, por ende, con esta obra, tuvo que recurrir al crowfunding y a un prepuesto más reducido, que no sólo se hace evidente en lo visual sino en las secuencias más sangrientas y "polémicas".       


Con guión del mismo Zombie, que nos ubica a mediados de los años 70, en esa América Profunda y gótica propia del cine slasher y de supervivencia, en la que cinco trabajadores de una feria ambulante son raptados una noche antes de Halloween para que sobrevivan a un macabro juego llamado 31; serán doce horas de violencia, payasos asesinos y la lógica de este tipo de obras. 

Casi presentado como un videojuego, la historia se termina centrando en la supervivencia de los 5 raptados, la aparición de unos, cada vez más macabros y dementes payasos junto a la lucha final, que será mediada por la reglas de este juego.


Aunque no haya mucho por destacar ni en lo técnico como en lo artístico, y todavía más en el plano actoral, si se pueden tomar un par de secuencias que sobresalen, como lo es la parte en la que suena California Dreaming, y el encuentro final entre el psicópata Doom Head y la final girl o mejor la superviviente Sherri Moon Zombie, al ritmo de Dream On (Aerosmith); de resto ni en lo fotográfico, arte o hasta el montaje, satisfacen, eso sí, la edición  -entendida como la parte técnica- es bastante interesante con ese estilo retro y videoclipera, que evidencia, los muchos errores de la obra.

No hay mucho que escribir sobre este fallido intento de película, que ni entretiene, asusta o rompe con los parámetros establecidos, y mas bien parece una obstinada idea de Zombie por hacer un cine de homenaje a sus gustos del terror, pero cada vez menos arriesgados y jugando en esa delgada línea del ostracismo y lo mainstream. Una decepción, que sólo por el final y uno que otro apunte por parte del maníaco Doom Head, no fue una absoluta pérdida de tiempo.    

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