Loran Eisely
La década de los años noventa y mediando la entrada al siglo XXI, generó una especie de "nueva ola" del cine mexicano encabezado por Alfonso Cuarón, Alejandro Gonzales Iñarritu y Guillermo del Toro, que además de amigos y haber triunfado en Hollywood; en cierta forma le dieron un nuevo aíre al cine de ese momento, no tanto por revolucionario o creativo, sino por amalgamar su cultura a la universalidad del lenguaje cinematográfico; cada uno, a su manera, además de haberse ganado sendos premios en festivales internacionales y pertenecer a ese conglomerado de la cultura popular que es Hollywood, han logrado con sus estilos definidos darle renombre al cine mexicano, y "abrirle" las puertas a otros realizadores, que influenciados por éstos o apoyados en la producción y en otros casos, alejándose de los mismos, han seguido mostrando la calidad del cine no sólo mexicano sino latinoamericano; pero innegablemente, un director como Guillermo del Toro, se ha ido convirtiendo en un referente del cine de horror y ciencia ficción, no sólo por la creatividad de algunas de sus historias sino por ese universo propio que tiene detrás. Un universo que tiene una serie de relaciones con lo social, histórico y las mismas preferencias del director, desde las ciencias, los monstruos y la fantasía. Del Toro, que desde muy joven estuvo interesado en el cine, inició como diseñador de maquillaje y efectos, hasta crear su propia productora, con la cual llegó a realizar su primer largometraje Cronos, a partir de éste y otro par de trabajos, el mexicano se abrirá su propio camino a Hollywood, hasta llegar a trabajos de alto presupuesto como Hellboy, Blade y otras, favoritas de los premios como El laberinto del Fauno o la nominada de este año The Shape of Water, ganadora de varios Globos de Oro y una de las más favorecidas para los Oscar de este año, y obviamente de la película que vamos a escribir.
Fuente: Forbes México |
Escrita por del Toro junto a la productora Vanessa Taylor, quienes nos acercan a la imposible relación de una mujer muda con un extraño ser anfibio cautivo en un laboratorio militar en plena Guerra Fría.
Ambientada a inicios de los años sesenta en un Baltimore mezcla de fantasía, realismo y cinefilia, la Guerra Fría e intolerancia como fondo y una historia de amor entre un humano y un monstruo, que recuerda a las mejores obras de ciencia ficción de posguerra y monster movies; entre el romanticismo y el suspenso, del Toro crea una fábula no sólo de amor sino de respeto, que parece ser al final, el hilo narrativo de esta obra tejida con la delicadeza y rigor, que son en cierta forma las cualidades del director mexicano.
Construida e influenciada por obras como Amelie, The Creature of Black Lagoon o la misma El laberinto del Fauno, el guión va evolucionando de una historia de personajes solitario y olvidados, a una de amor y liberación, en medio de las complejidades de una época, que parece no alejarse demasiado a ésta.
La impecable fotografía del operador danés Dan Lautsen, reconocido por sus trabajos de fuertes constrastes, colores fríos y marcado uso de las fuentes artificiales, no sólo se impregna del ambiente fantástico y oscuro del universo del director mexicano, sino que se apoya en un excelente diseño de producción donde los colores verdes, ocres y azules, y obviamente, el agua son protagonistas. Desde el inicio de la obra, y las secuencias bajo el agua, vemos la calidad de este director de fotografía, que encuentra en la artificialidad y lo "barroco" un estilo y una forma "cinematográfica".
Con Alexandre Desplat, uno de los compositores habituales de superproducciones y considerado como uno de los mejores de la actualidad por sus sonidos orquestales, hay garantía de escuchar una sólida banda sonora, que en este caso, está bien expresado, porque tanto las notas musicales como los sonidos componen el desarrollo dramático de la obra; entre la fantasía y los tonos oscuros Desplat, traduce a la perfección el ambiente de esta obra.
Retomando la parte visual, cabe destacar el trabajo de arte de Nigel Churcher y Paul Austerberry en el diseño de Producción, y el gigantesco equipo de maquillaje que no sólo le da forma a la interpretación de Doug Jones (El hombre anfibio) sino al conjunto visual de la obra.
Pero si la obra funciona visualmente/audiovisualmente, es porque tiene como soporte las excelentes actuaciones de Sally Hawkins, que no sólo es la gran protagonista sino que la dulzura de ésta, en su mudez, expresiones y nostalgia, simplifican el ambiente creado por del Toro, o mejor, porque Hawkins resume la idea de La forma del agua, también cabe destacar al que se ha convertido en nuestro villano favorito, que es Michael Shannon, y su misógeno, racista e intolerante personaje, tan débil y complejo en su resumen del hombre american way of life. El humor recae en la actriz, directora y guionista Octavia Spencer, que además de ser el apoyo de Elisa (Hawkins), es un punto intermedio entre las complejidades sociales de ese momento. Y finalmente, destacar el papel de Doug Jones, que sí bien está cubierto de capas de "maquillaje", sus facciones e histrionismo también saca a flote lo mejor de este actor fetiche de del Toro.
Aunque no creo que sea la mejor película del Del Toro, para mí lo sigue siendo El laberinto del Fauno, posiblemente sea la que mejor resume el universo de este director, no sólo como historia y concepto, sino por el mismo personaje del hombre-anfibio, que parece ser el Abe de Hellboy, o la misma Sally Hawkins que recuerda a varios personajes de El laberinto del Fauno o hasta de Cronos, y otro par de elementos que hacen de esta obra un trabajo sólido en lo narrativo, visual, y ante todo por su mensaje de tolerancia, igualdad y contexto socio-político que no sólo abarcaba esa época, sino que cae muy bien para estos años de nuevas intolerancias, exclusiones y odios. Una más que recomendable obra del director mexicano.
Zoom in: 13 nominaciones a los Oscar , incluidas mejor película, actriz y director. Mejor Película en el Festival de Venecia - León de Oro.
Considerada entre el Top Ten cinematográfico de este año por el AFI
12 BAFTA y ganadora en diversas categorías.
Montaje Paralelo: La bella y la bestia - Guerra Fría
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