¿Me acompaña alguien más allá del arco iris negro?
El cine no siempre es guión, o debe contar una historia; la capacidad de éste para sintetizar sensaciones, sentimientos o expresiones a partir de lo audiovisual puede trascender más allá de ese apego literario o del mismo relato; aunque es obvio que el cine parte de o está estructurado a partir del guión, la idea de darle mayor fuerza a lo visual, sonoro, musical como narrativas propias, es algo que no sólo se agradece en ciertas obras como las de Winding Refn, el Giallo Italiano o del mismo Shane Carruth, sino también en el cine experimental o en ciertas obras que arriesgan en su forma más allá del contenido, como vemos en el debut de Panos Cosmatos, hijo del cineasta George P. Cosmatos, que demostró sus capacidades en Rambo, Cobra, un par de largometrajes italianos y principalmente con Tombstone (1993), que no sólo fue su largometraje más celebrado sino el que generó las mejores ganancias para que su hijo - quien fue asistente de producción- pudiera hacer Beyond the Blackrainbow. Cosmatos -hijo-, influenciado por el cine de terror y ciencia ficción de los años 70 y 80, la música experimental y de sus mismos padres, su madre fue una escultora abstracta; pudo llegar a conformar un bagaje que se ve reflejado en este largometraje de fuertes contrastes, frenética banda sonora e impacto audiovisual, que homenajea de la mejor manera a Dario Argento y su Phenomena, al ci- fi ochentero y a un término que no conocía, pero que resume de la mejor forma la obra de Cosmatos, el canuxplotation, es decir la serie B canadiense.
Cosmatos en el Set de Beyond The Black Rainbow/ Foto y propiedad de Alex Craig |
Escrita por Cosmatos, Beyond the Blackrainbow es la historia del instituto Arboria, uno donde se encuentran oscuros y peligrosos secretos como lo es Elena (Eva Allan), una chica con extraños poderes, retenida por una siniestra tecnología y la obsesión de su terapeuta el Dr. Barry Nile (Michael Rogers). Divida no sólo en tres capítulos sino hasta en géneros, la obra de va desarrollando entre los encuentros de Elena y Nile, la explicación de la creación de Arboria y de la misma Elena, la demencia del terapeuta y finalmente, el poder de la chica.
Más allá de la narración, este largometraje de sensaciones, homenaje e introspección, juega con la pausa, los planos son largos, bellamente compuestos y las acciones cortas al igual que los diálogos, aunque no se juega con el tiempo, están delimitados por un intertítulo, cada división temporal o capítulo, está demarcado por el color, o la ausencia del mismo.
El guión que se podría describir de la siguiente manera, es una transición entre el Scanners de Cronenberg, pasando por el Phenomena de Argento, los recuerdos como si fueran la cosmogonía de Begotten, el cine de ciencia ficción de cosmonautas y trajes espaciales, hasta pasar a convertirse en un Slasher, cuando el doctor Nile enloquece, y finalmente se nos revela la naturaleza de esta obra, un surreal cuento de horror y fantasía en colores vivos.
Y como hemos escrito desde un principio, esta es una obra donde lo visual prevalece, y la fotografía de Norm Li, vestuario de Kathy Moore y diseño de producción de Bob Bottieri, son los puntos más eficientes de este largometraje, fotografía de altos contrastes, que como su definición lo indica, más que realista es una composición dramática, decorados perfectamente enmarcados y dispuestos para los reflejos, luces, artificiosidad y afectación brindada por estos elementos. Es de reconocer, que cada plano, cada secuencia no sólo están perfectamente coordinadas para ejercer ese ambiente claustrofóbico, psicodélico y a la vez siniestro que enfatizan las sensaciones a partir del color, la saturación y contraste. Li, Moore y Bottieri, emulan esos elementos característicos de la ciencia ficción y terror ochenteros, como el grano en la película, estética neón y efecto estroboscópico, como el mismo manejo de los vestuarios y fondos simplificados.
Pero si la fotografía tiene la capacidad de afectar a través del manejo de los elementos que la componen, el diseño sonoro es un verdadero tour de force que además de afectar la narración, llega a dilucidar la complejidad no sólo del personaje de Elena sino de los mismos sentidos del espectador, y complementando, el genial trabajo musical de Sinoia Caves - proyecto de Jeremy Schmidt- que a través de sus sintetizadores, sonidos electrónicos firman el ambiente oscuro, delirante y distópico de esta obra.
No se puede dejar de lado los efectos especiales, muchos más centrados en la experimentación que se complementan con el montaje de Nicholas Shepard, y esos extraños y místicos elementos encumbrados por un romboide de luz, casi como una fuerza divina.
Si bien, la película se centra en los papeles de Rogers y Eva Bourne, quien en definitiva se roba el espectáculo es Rogers en su demencial, obsesivo y malsano personaje del Dr. Nile.
Una de esas obras que sí bien pueden pecar en su guión, donde quedan muchos elementos sin resolver y no se explican otras, lo que de verdad importa es cómo está construida ésta a partir de la luz, el sonido y su simbología cinematográfica. Un trabajo realmente impactante, que no deja indiferente, y con el tiempo, se hará un pequeño clásico de culto por su referencialidad a los otros cines, a la misma experimentación y la demencia como propuesta narrativa.
Zoom in: Estrenada en el festival Whistler, y presentada en tantos otros festivales de fantasía, terror y demás.
Montaje Paralelo: It Follows (2014) - Scanners (1981) - Canuxoplotation
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