3 jul 2016

Deadpool: El antihéroe como humor


¿Lo ven? No tienes que ser un superhéroe para quedarte con la chica. La chica correcta hará salir al héroe que tienes dentro.
Aunque Deadpool es el debut de Tim Miller, no es la primera obra que vemos de este director, ya conocíamos su cortometraje de animación Gopher Broke,  ganador del Oscar, y un trabajo de absoluta calidad visual, inteligente guión e hilarante humor - como son los trabajos de Blur Studios del que es co-fundador -, igualmente, este productor, guionista y realizador de efectos visuales y animador, participó en los créditos de inicio de The girl with the Dragon Tattoo (David Fincher) y supervisor de efectos en Thor y Scott Pilgrim; toda esta experiencia, un poco al margen de la gran industria, se vio reflejada en su debut, y en la capacidad de crear con un presupuesto pequeño, un trabajo bastante logrado dentro del Universo Marvel.


Este spin-off de los X-Men, -o mejor de Wolverine-, nos cuenta la historia de Wade Wilson/Deadpool, un querido antihéroe de la Marvel, que debe perseguir al hombre que experimentó con él, y lo llevó a convertirse en este personaje, con las licencias propias de los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick. 

La película que tiene una estructura fragmentada y cíclica, utiliza todos los recursos del cómic, la animación y el retorcido humor de este personaje encarnado por Ryan Reynolds, que se burla del cine de superhéroes, de sí mismo (principalmente de su papel en interna Verde, entre otros) y del Universo Marvel, a través de un guión, que si bien no tiene nada de novedoso como historia, si funciona bastante bien como estructura y forma. 



Aunque técnicamente es una película más que lograda en lo fotográfico, sonoro o en su montaje, donde realmente destaca, es en su trabajo de efectos, no tanto por su espectacularidad, sino en el manejo de los mismos acentuando el absurdo, malsano e hilarante humor de la película. La secuencia inicial, en la que presentan a Deadpool, las escenas de acción y ese manejo de la hiperviolencia, que está más cerca de la caricaturización, viene a ser fundamental para esta obra.

Sin embargo, el gran plus del largometraje va a ser la actuación de Reynolds, no tanto en calidad sino por la capacidad de reírse de sí mismo, porque como había sucedido en la película de Wolverine, se vuelve un personaje entrañable; igualmente cabe desatacar el papel y la belleza de Morena Bacarrin. De resto, los demás personajes funcionan en torno a Reynolds, y el humor propio del largometraje.

Uno de esos trabajo de superhéroes, que funcionan en toda la extensión de la palabra, que si bien se puede quedar corto en historia o argumento, lo compensa con humor, efectos y una "sobredosis de exageración" que tampoco se aleja demasiado del personaje creado por Nicieza y Liefeld. Un trabajo entretenido, para ver por error - como nos sucedió en este caso- un domingo en la tarde.

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