8 mar 2016

Shirley, Visions of Reality: Hopper a "24 cuadros por segundo"


                          "Si pudiera decirlo con palabras, no habría razón para pintarlo."
                                                                                                        Edward Hopper
                  

Aunque podemos definir la obra de Gustav Deutsch como polifacética, pintor en los años 60, fotógrafo y arquitecto en los 70, realizador desde los 80, además de artista performativo y del sonido, entre otras, su reconocimiento, por lo menos a nivel mundial se ha dado con su última obra Shirley: Vision of Reality, un largometraje que emula o en este caso pone es escena trece pinturas del reservado artista estadounidense Edward Hopper. Deutsch nacido en Viena, es un artista asociado a la experimentación y al cine de archivo, que ha trabajado en conjunto con los Der Blaue Compresor, Floating & Stomping Company y con Hannah Schimek desde los años 80, también ha sido un prolífico documentalista, videoartista y otras asociaciones audiovisuales de cierta repercusión en su país y Europa.


Con guión del director, el cual asume el papel de descifrar los cuadros de Edward Hopper, y en cierta forma relacionar todo ésto, con la historia de Estados Unidos y los estados de ánimo de Shirley (Stephanie Cumming) una frustrada pero carismática y bella actriz que no sólo recorre estos cuadros sino esa transición entre los años 30 y 60 de una América en constante cambio. Con unos inteligentes recursos audiovisuales, principalmente el sonido off, emulando un narrador radial que conecta estas "estampas" en movimiento; y el resumen de un país en la figura de una mujer emancipada, que no acepta su realidad, escondiéndose en estas secuencias unidas por sus sentimientos. Más pictórica que cinematográfica, la narración de esta obra es la contemplación del mundo de Hopper asimilada en cómo se vivía esa época.


Con la dirección fotográfica de Jerzy Palacs y un trabajo en conjunto entre Hannah Schminek y el mismo Deutsh para el diseño de Producción, creando este pictórico diseño, que no sólo logra asemejar las pinturas de Hopper sino la textura, sobriedad y carácter de soledad que marcaban tales cuadros; esta artificiosa fotografía que perfectamente puede recordar los trabajos de Gregory Crewdson, es igualmente todo un tributo al trabajo en estudio, a la puesta en escena y a la integración de la pintura en el cine, uno de esos principios que cada vez parecen ser menos compatibles, o por lo menos que algunos críticos reducen a un cine de galería o de museo. La música de David Sylvain y Cristian Fennez además de ser un un interesante acompañante, intenta, en medio de su sobriedad generar un hilo narrativo que se conecte a la voz radial que se escucha entre los títulos.

Frente al trabajo actoral, la película se reduce a los papeles de Shirley encarnada por Sthepanie Cummings y Christoph Bach, esposo del personaje, quienes en sus silencios o sus voces over, logran asimilar el ambiente "hopperiano" o mejor el de sus cuadros, llenos de un sobrio y solitario mutismo.


Uno de esos trabajos que si bien está en la frontera entre "lo artístico" y la narrativa cinematográfica, es igualmente un acercamiento no sólo a la obra de un celebre pintor sino a las posibilidades que aún tiene el cine de crear en "pequeños espacios" toda la grandilocuencia de su propio lenguaje, e igualmente, en una época de efectos especiales y softwares, que la puesta en escena, la perspectiva y la composición sigan siendo las bases del séptimo arte, es más que celebrable. 

Una película recomendable para quienes disfrutan de lo pictórico, para conocer la obra de Hopper, para ver resumida la historia reciente de los Estados Unidos, y ante todo, para para disfrutar de una cuidada puesta en escena, diseño de producción y fotografía. 

Zoom in: Presentada en diversos festivales, incluyendo la Berlinale donde se hizo oficialmente.

Montaje Paralelo: Arte - Nightwatching (2012)



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