22 mar 2016

La sangre y la lluvia: Neonoir bogotano


               "Una película que en ningún momento te hace creer que habrá un final feliz."
                                                                                   Roger Ebert -10 características del cine negro-



Durante el lanzamiento de la Beca de Investigación sobre la imagen en movimiento en Colombia en la Cinemateca Distrital, además de la publicación, y del foro, con el autor de este trabajo Andrés Velez Cuervo, investigador y docente, junto al director caleño Jorge Navas; también pudimos ver el primer largometraje de éste, una mezcla de cine negro, venganza y crimen con una bucólica y lluviosa Bogotá de fondo. La charla concentrada en cómo se realizó la investigación, y cómo se llegó a la formalización de ésta, también estuvo marcada por los conceptos del propio Navas, su intervención en el cine nacional de los últimos años, y obviamente, acerca de la película que tuvimos - por segunda vez - la oportunidad de ver.

Navas, comunicador social de la Universidad del Valle que desde sus inicios ha estado vinculado al mundo audiovisual, primero con los documentales para la televisión universitaria con Rostros y Rastros, comerciales e institucionales culturales, y principalmente, su multipremiado cortometraje Alguien mató algo, que lo dio a conocer por su personal estilo, donde experimenta no sólo con lo visual sino en la mezcla de géneros, percepciones e influencias cinematográficas; Navas a pesar de corta filmografía, está considerado como uno de los sólidos representantes del cine colombiano.




El guión escrito a seis manos por Navas, Carlos Henao, guionista habitual del cine colombiano y la francesa Corinne - Alizé La Maoult, es el encuentro entre dos seres solitarios, destinados no sólo a deambular por las oscuras, violentas y lluviosas calles de Bogotá sino a cumplir ese fatum propio del noir, que sabe retratar de una manera inteligente pero autóctona el grupo de guionistas.

Aunque se podría afirmar que esta obra está más cerca de un neonoir bogotano con todos los conflictos y tratamientos de "violencia" del país, también es una obra que refleja a esos seres nocturnos que recorren las calles de una ciudad, en este caso un taxista, Jorge (Quique Mendoza) que recientemente ha perdido a su hermano - por una lucha de poderes-, y Ángela (Gloria Montoya) una chica alcohólica y drogadicta que vive su vida como si fuera el último día de su existencia, esta combinación, más un conflicto armado disfrazado de violencia cinematográfica dan pie a esta construcción narrativa lineal, que parece transcurrir entre el inicio de la medianoche y el amanecer que se vislumbra entre los edificios grises de Bogotá. Con una narración dinámica pero explicativa, que deja permear el carácter de los protagonistas y del discurso mismo de una violencia o desazón, que como monstruo noctámbulo se reflejan en los charcos del centro de la ciudad capital colombiana.


El trabajo fotográfico de Juan Carlos Gil, no sólo destaca por ese aire noir que logra impregnar a la ciudad sin quitarle esos visos de realidad, además de las obvia complejidades entorno a la "lluvia" y el reto de filmar la "noche bogotana"; este cinematógrafo publicitario, que ha trabajado principalmente con Ruben Mendoza y en los otros trabajos de Navas, toma lo mejor de los diversos estilos, creando un diseño fotográfico que emula a la perfección esos "colores" neón de la ciudad, sin restarle a los contrastes, claroscuros y demás características de este cine criminal.

Igualmente, cabe destacar la música de Sebastián Scofet, que se acomoda al estilo de la obra, con ciertos aires electrónicos, bastante dramatismo y ante todo, que parece tener el ritmo de la lluvia y la urbe, entre lo solitario de los personajes y los "silencios" de una ciudad nocturna. En este punto, el montaje de Sebastián Hernández parece funcionar al mismo compás del caos latente. Es evidente que la fotografía y demás no podrían haber funcionado sin el gran diseño de producción que tiene este largometraje, que apela a lo estético sin olvidar un verismo propio de la trémula vida nocturna de cualquier ciudad del mundo, y en este caso el efecto es que se reconoce a esta ciudad pero a la vez, es bastante universal el conflicto y la imagen proyectada.



Aunque la pareja protagonista es la que lleva todo el peso dramático, igualmente es destacable el papel de Hernán Mendez que interpreta al paranoíco y corrupto Teniente Gonzalez, que si bien recuerda un poco al Gary Oldman de El profesional, tiene sus propios méritos; de resto, aunque sin caer en malos papeles, si tienen cierto carácter estereotipado, y tampoco hay mucho que contar frente a éso.

Un gran trabajo, que combina de manera acertada el género cinematográfico con la autoría del director, técnicamente lograda en todos sus aspectos, y una historia que asume los mejores puntos del neonoir, con trazos de la Violencia o el conflicto del país, sin caer en moralismos o críticas entorno al tema; posiblemente, una de las mejores películas con este estilo, sentenciado por algunas publicaciones, y por el mismo investigador ganador de la beca de Idartes y por otros expertos y analistas del país. Recomendable, y con su segunda visualización, se le encuentran mejores y más detalles.


Zoom in:     Ganadora en varios festivales nacionales, internacionales y de las becas de Proimagenes.

Participó en el Festival de Venecia - como invitada-  con relativo éxito, como se aclar en Wikipedia. E hizo parte fundamental de la beca de investigación sobre la imagen en movimiento, que a la final era el evento principal de ese día.
Co-producción Colombo-Argentina

Montaje Paralelo: Cine negro  - Michael Mann



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