17 may 2015

Aelita: Soñaban los marcianos con comunistas soviéticos


                                             "En una revolución, como en una novela,
                                             la parte más difícil de inventar es el final."
                                                                                Alexis Tocqueville

Yakov Protanazov, es considerado uno de los padres fundadores del cine ruso; formado como actor, este guionista y cineasta que realizó casi una centena de películas - la mayoría desaparecidas-, tuvo su mayor éxito entre la primera década del siglo y después de la Revolución Soviética, donde creo su obra más conocida y representativa como lo fue Aelita, ciencia ficción silente y considerada la primera película sobre viajes interplanetarios. A pesar de no ser muy conocida su obra - no sólo por la desaparición de la misma sino porque algunas sólo salieron o fueron proyectadas muchos años después en el resto del mundo- Aelita, si es un punto referencial para la cultura cinematográfica tanto por su historia como por su diseño de producción o mejor aún por su ambientación de corte "constructivista", que no sólo se apropiaba de la ideología del momento sino de las manifestaciones artísticas que se estaban viviendo en la Unión Soviética.

Con guión de Alexsey Fajko y Fyodor Otsep, los cuales adaptan la novela homónima de Aleksey Tolstoi - pariente lejano de Leon Tolstoi-, la cual nos ubica en plena (pos)revolución, donde un ingeniero obsesionado con viajar a Marte y desilusionado de su vida en la Tierra, crea un cohete capaz de hacer tal desplazamiento; de forma paralela Aelita, Reina de Marte, se ha enamorado de éste y manda un mensaje de ayuda; cuando los dos se encuentren en el planeta marciano, no sólo reconocerán su amor sino una forma de revolución, pero para Aelita, además del amor está el desligarse de su despótico padre, del poder de sus seguidores, pero en cierta forma quiere ser como ellos, su revolución es igual de despótica. La película concebida como una metáfora/sueño sobre los regímenes totalitarios, entre cercana a la ideología y a la vez crítica con ésta, se desarrolla esta historia de amor, que tiene como fondo una búsqueda de la libertad, que ya tienen frente a sus narices.


Con una impresionante puesta en escena - principalmente el mundo marciano- que va desde la colectiva fotografía entre Emil Schünemann y Yuri Zhelyabuzhsky, un logrado montaje, y ante todo, esa ambientación constructivista por parte de la diseñadora Aleksandra Ekster, llena de formas básicas y geométricas, libre de toda lógica o contenido científico, pero que igualmente hace de la creatividad y del ingenio toda una arquitectura de puertas automáticas, escaleras imposibles y objetos descomunales, que recrean perfectamente la visión de estos personajes como de la misma idea que tenían tanto director como guionistas.  Una película de propaganda,  matizada por las cuestiones cienciaficcionales, que aunque buscando cierta repercusión a través de tales artilugios, igualmente lograron crear toda una manifestación estética que aún al día de hoy es perdurable o reconocible.

Vale destacar el vestuario de Aelita (Yuliya Solntseva), así como su actuación y aspecto físico - entre el maquillaje y sus mismas formas-, así mismo el papel de Igor Ilyinsky, protagonistas de esta obra. Así mismo, muchas de estas secuencias - las marcianas- parecen propias de un ballet de la Bauhaus o de las mismas experimentaciones formales de la danza rusa complementada por puestas en escenas donde la geometría y lo suprematista dominaban tanto el fondo como el protagonismo de la escena.  


Aunque la película no me gustó mucho, su guión se hace demasiado complejo a pesar de la sencillez y obviedad de la historia, si es innegable la calidad de su puesta en escena, su cercanía con la obra de Rodchenko y del constructivismo en general, y ante todo esa imponente, infuncional y magnánima arquitectura que en definitiva es el todo de esta obra, considerada como una obra maestra del cine de Ciencia Ficción, que influyo bastante en las películas de Flash Gordon, y en general de los mundos fantásticos de los viajes interplanetarios. Recomendable, principalmente por su parte visual aunque narrativamente no sea realmente nada especial.   

Zoom in: Considerada pilar de la ciencia ficción al igual que Metropolis en Alemania o High Treason en Inglaterra.
La película ganó un premio en la Feria Internacional de Artes Decorativas en París  en 1925
Como muchas de las películas silentes, grupos de diversos géneros musicales han adaptado la película a su música, o la han homenajeado a través de todo un concierto o banda sonora, en este caso el grupo finlandés Cleaning Women.

Montaje Paralelo: Metropolis (1927)



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