14 sept 2014

Moonrise Kingdom: El reino de Anderson



                        "El primer amor es una pequeña locura y una gran curiosidad."
                                                                                         George Bernard Shaw 

Aunque del cineasta Wes Anderson, he visto pocas películas -realmente sólo había visto The Life Aquatic... y unos anuncios publicitarios-, tampoco puedo dejar de lado, que no era admirador de su obra-, sin embargo, después de haber visto Moonrise Kingdom, mi percepción sobre el trabajo de este director estadounidense, no sólo ha cambiado sino que he empezado a entender su característica puesta en escena, en donde el color, los entrañables personajes y el emotivo humor se conjugan con esa mirada infantil, que hace del cine de este texano, -estudiante de filosofía-, uno de los más personales, estructurado como cuentos en donde la ternura y el humor son igual de importantes a los protagonistas.  

Dentro de las particularidades de este cineasta, no sólo están sus manifestaciones estéticas sino que igualmente, utiliza elementos que son reiterativos en su obra, sin olvidar, que la mayor parte de los actores que han trabajo con Anderson, repiten y en muchos casos son constantes en sus largometrajes, generando una sensación de continúo o de una "película eterna"; de todas formas, muchos de estos actores no sólo se sienten cómodos con Andersson sino que otros, como los Hermanos Wilson (a quienes conoce desde la universidad) y el propio Bill Murray, son parte fundamental de su obra.

Este productor, escritor y hasta actor, ha recibido varias nominaciones y premios por sus películas, pero es con Fantastic Mr. Fox (animación) y con Moonrise Kingdom, en donde ha tenido las mejores criticas y resultados en taquilla, y en nuestro caso, la película que vamos a reseñar.


Esta comedia dramática escrita en conjunto por el propio Anderson y por Roman Copolla (hijo de Francis Ford), los cuales se vuelven a reunir después de The Darjeeling Limited, para crear este reino de fantasía cinematográfica, en donde el primer amor será el gran protagonista.

En una idílica isla de Nueva Inglaterra, en plenos años 60, nos encontramos con la historia de amor del joven Scout Caqui Sam Shakusky (Jared Gilman) y de la soñadora Suzy Bishop (Kara Hayward), los cuales, después de haberse escrito varias cartas, deciden encontrarse para huir de esa isla; durante esta travesía Sam y Suzy, no sólo descubrirán la esencia del primer amor sino la de uno tan fuerte, que harán todo lo posible por seguir juntos. En la búsqueda de estos niños, por parte de los padres de Suzy ( Bill Murray y Frances McdDormand), del capitán de Policía Sharp (Bruce Willis) y del Maestro Scout Ward (Edward Norton), no sólo veremos las rencillas, amores ocultos y complejidades de los adultos de esta isla, sino toda una carga de emociones sobre el amor, en sus más diversas manifestaciones.

En la película, además de la historia de amor, se conjuga otro hilo narrativo, en este caso, la tormenta que se avecina a la isla, elemento que no sólo no es gratuito durante el metraje sino que funciona como metáfora de los mismo sentimientos de todos los personajes, principalmente de uno que hace homenaje al mismo trabajo de Anderson; y que finalmente será punto de apoyo para el clímax de este largometraje.



Este no-cuento de hadas, no sólo tiene un gran guión sino que toma los mejores elementos del universo de Wes Anderson, principalmente la fotografía y diseño de producción, la primera a cargo de Robert Yeoman, cinematógrafo estadounidense, colaborador habitual de Anderson y todo un maestro el color, la saturación y la profundidad que regulan el ambiente mismo de la película reforzada por el gran trabajo de Adam Stockhausen en el diseño de producción, quien es finalmente, el encargado de evocar la singularidad de la época, de la misma zona en la que se presentan los hechos y aún así, cargarla de esa artificialidad  tan característica en el trabajo del cineasta estadounidense; es más que notable como se conjugan el trabajo de Yeoman y Stockhausen, para crear este ambiente único, que a pesar de ubicarnos en los 60, es tan anacrónico y ajeno a un espacio geográfico determinado, que simple y sencillamente podemos decir, que estamos en el reino mental del Sr. Anderson.

Obviamente no podemos dejar de la lado, las épicas canciones del señor Alexander Desplat - habitual en este blog y del cine estadounidense- que en definitiva complementa esa gran puesta en escena que es Moonrise Kingdom.

Un punto aparte, pero un logro realmente importante de este trabajo, son los movimiento de cámara que confluyen, de forma artificiosa pero que le dan un carácter especial e identidad a esta película; obviamente es una unión entre el equipo técnico, el director de fotografía y Anderson.



Aunque los protagonistas de este largometraje sean los dos niños, que además, lo hacen realmente bien, es una película con actuaciones corales, en donde cada personaje funciona dentro del entramado de la narrativa, cada actuación está medida por el pulso de este director, sin embargo, siempre van a destacar unos por encima de otros, en este caso, el actor fetiche de Anderson, Bill Murray; los mismos papeles de Bruce Willis y Edward Norton, a los que reduce a una especie de "perdedores" tan entrañables y sinceros, que finalmente se convierten en héroes de sus propias capacidades, igualmente la actuación de Frances Mc Dormand, la breve aparición de Jason Schwartz y del siempre interesante Harvey Keitel, hacen de este trabajo una excelente muestra actoral, y de esa afinidad con el cineasta, reflejada en cada escena, encada secuencia.

Otro punto interesante es la actuación de Bob Balaban (el narrador), quien termina rindiéndole homenaje o autohomenaje, al mismo trabajo de Anderson, y configurando una especie de voz en off in situ, que funciona con el ritmo y estilo del mismo filme.


Como escribía en un principio, no era admirador del trabajo de Anderson, o por lo menos lo poco que había visto no me había convencido, sin embargo, después de Moonrise Kingdom, no sólo es una obra interesante sino un punto de vista y autoría, que funciona y vale la pena seguir observando, es en cierta medida, una oda a la infancia, que finalmente es el estilo de este director, que muchas veces graba a la altura o a los ojos de un niño de 11 años.

Una obra de gran ternura, personal en medio de la universalidad de su historia, que además de las grandes actuaciones tiene una gran puesta en escena, principalmente su parte visual, y cada uno de los detalles que delimitan este cuento con tintes surrealistas y shakeperianos; una gran obra - y en mi caso- una por descubrir.


Zoom in: Está filmada en 16 mm
Sexta colaboración entre Murray y Anderson
Presentada en Cannes y nominada en diversos festivales, Oscar inlcuido.

Montaje Paralelo: Bridge to Terabithia (2007)

Webhttp://www.moonrisekingdom.com/


3 comentarios:

  1. Amo el cine de Wes Anderson. Este film, me encantó. Fue todo un descubrimiento y un palcer para los sentidos.

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  2. Pues yo soy de esas tópicas seguidoras de Anderson y realmente espero que tengas oportunidad de sumergirte en el resto de su obra y sea una experiencia tan fantástica y colorida como este encuentro con "Moonrise Kingdom".
    Saludos.

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  3. Si, ya he empezado a buscar las películas de este director, principalmente me interesa la de animación y a tengo entre manos Grand hotel Budapest, vamos a ver qué pasa con la obra de Anderson, si las demás pelíuclas son como Moonrise, creo que también me uniré a los seguidores de su obra, un saludo

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