"Viajar vuelve a los hombres discretos."
Miguel de Cervantes Saavedra
Aunque no tuve mayor oportunidad de ver, muchas de las 34 películas que se exhibieron en la Semana del cine colombiano - unas ya las había visto y otras realmente no me interesaban- si lamento no haber visto Choco, El fin de los tiempos y un par más, que las tenía dentro de mi lista de películas importantes para ver y reseñar; sin embargo ya sea por azar o por error, pude ver en la Cinemateca Distrital y en la Universidad Central dos largometrajes que estuvieron anexados a esta muestra, y que si bien no fueron las grandes películas que esperaba, si tienen elementos a destacar o por lo menos fueron entretenidas; además de ser un acercamiento a lo que se está haciendo en el país. La primera que observamos fue Pescador, co-producción colombo-ecuatoriana -más ecuatoriana que colombiana- dirigida por Sebastián Cordero, cineasta habitual en este blog, ya que es la tercera vez que escribimos sobre su obra, en este caso una película de carretera con tintes de crónica sobre traiciones y nuevas oportunidades.
Cordero, uno de los más reconocidos cineastas ecuatorianos, con una importante carrera fuera y dentro de su país, también es un realizador que ha sabido experimentar y narrar historias con un particular estilo, que logra darle fuerza a sus personajes, principalmente a los protagonistas, -hombres por lo general-, que están en la delgada línea del bien y del mal, es, en cierta forma, un creador de personajes con cierta inocencia pero moralmente complejos, y este es el caso de Blanquito en Pescador, su última producción en tierras latinoamericanas y la película que nos ocupa en este post.
Escrita en conjunto por el propio Cordero junto a Juan Fernando Andrade, los cuales nos llevan hasta un pueblo costero llamado El Matal, pueblo en el que la pesca y unos pocos oficios son los que mantienen a este sitio, donde vive Blanquito (Andrés Crespo) un hombre de 30 años que vive con su madre, que no parece pertenecer a este lugar, que no se siente parte de éste; en el momento en el que encuentra la oportunidad de irse, cuando un cargamento de cocaína llega a la playa, éste decide viajar en búsqueda de una mejor vida, junto a una colombiana que se aloja en una de las pocas casas de verano de El Matal, la mujer (Maria Cecilia Sánchez) de pasado oscuro y compleja situación, finalmente acompaña a Blanquito, no sólo para ayudarle a vender la droga sino en beneficio propio; no todo es como parece, y el viaje idóneo de este hombre, se convertirá en un calvario y en una oportunidad de cambio.
Concebida como una película de carretera, en la que vemos la progresión y transformación de Blanquito, las complejidades de Lorna, el personaje de Sánchez, las decepciones de uno y de otro, hasta finalmente reconocerse en su propias ambigüedades, hará que cada uno tome su propio destino. Pescador, es además una película de amor, pero de un amor no correspondido, de un hombre que parece no tener suerte en este asunto, de un soñador que además de perder la cabeza por una mujer, siente que no pertenece a ningún sitio, que debe empezar de cero, y este viaje será su camino de iniciación, su paradoja y posible salida.
Una película que le apuesta al trabajo digital, a equipos pequeños y "tecnologías económicas" en función de una historia bien contada sin alejarse de la calidad técnica, como sucede con la fotografía y audio, principalmente la primera que la dirige Daniel Andrade, que con pocos recursos crea una digna ambientación, sustentado por la luz natural, las texturas y los encuadres cerrados; igualmente son valiosos los trabajos de fotografía nocturna y la puesta en escena naturalista con ciertas dosis videocliperas muy bien desarrolladas en la pos-producción y montaje en la que también interviene Cordero junto a Santiago Oviedo. Trabajando con una cámara DSLR o una reflex digital - equipo relativamente económico- tanto el director como su equipo técnico, crean una notable producción que se acomoda a plenitud con una historia de rápido desarrollo y dinámico metraje, que va desde la imagen hasta la mismas interpretaciones.
Pero si en algo destaca esta película, es en las actuaciones de Andrés Crespo - a quien ya conocíamos por Más Allá del Mall- y de la misma María C. Sánchez, principalmente por sus logrados personajes, muy bien escritos por los guionistas, y que asumen, estos actores de una trayectoria más bien corta -sobre todo la colombiana- con toda la suspicacia del caso. Igualmente, otros actores destacan como Carlos Valencia, pero el largometraje está centrados en estos personajes tan complejos y humanos, como la situación que están viviendo.
Aunque no es la mejor película que he visto de este director ecuatoriano, si tiene una historia lograda, personajes muy bien desarrollados y una dinamica puesta en escena, donde destacan algunas secuencias en su parte fotográfica y la actuación de Crespo. Sebastián Cordero, es un director que sabe contar historias, algunas veces por encima de ciertas lógicas o parámetros, pero que finalmente, llegan al espectador tanto por sus mezclas de amor "no romántico" como por sus amorales u honestos personajes, algunos de éstos inocentes en su propia complejidad, en su búsqueda personal, que puede ser de la noticia, el amor o en este caso de su propio destino.
Película recomendable, y un director que a pesar de su relativa fama, debe ser revisado o conocido, porque tiene un cine interesante y personal, que muestra lo regional e historia universales en un mismo espacio.
Película recomendable, y un director que a pesar de su relativa fama, debe ser revisado o conocido, porque tiene un cine interesante y personal, que muestra lo regional e historia universales en un mismo espacio.
Zoom in: Variados premios tanto en festivales como del Ministerio de Cultura ecuatoriano. Varios premios y nominaciones para el actor Andrés Crespo.
Montaje Paralelo: Película de Carretera - Narcotráfico
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