"El verdadero discípulo es el que supera al maestro."
Aristóteles
El hongkonés Wong Kar Wai, es uno de los cineastas más admirados por este blog, no sólo por la estilización de sus obras sino por sus guiones e historias de amor imposible y visión poética de la vida. Kar Wai, quien se graduó como diseñador gráfico, inició como guionista de tiempo completo en la Television Broadcast Limited (estación de tv comercial hongkonesa), a finales de los años 80, tuvo su primera oportunidad en la dirección con As Tears go by, de ahí en adelante su carrera y películas se han hecho fundamentales tanto para la industria oriental como para el mundo cinematográfico, con un estilo que gira en torno de un "posmodernismo" mezclándose con aspectos tradicionales de su China natal, en un elegante empaque visual fotografiado por lo mejores y en gran parte por el genial Christopher Doyle - quien le dio la identidad a sus trabajos-.
Un director que le gusta rodar sin guión, apelando a la sensibilidad no sólo de los personajes o situaciones sino en las misma respuestas visuales, convirtiéndolas en verdaderas imágenes llenas de lirismo; orgánicas e intimistas. Kar Wai, es un cineasta que ha hecho de forma continua la misma película, los mismos sentimientos y un camino que parece no tener un final, un continuum en donde el amor y la imposibilidad de éste, es vista a través de los ojos o lentes oscuros de este cineasta con su propio mundo.
Escrita por el propio director junto a Xu Haofeng y Zou Jinzhi, quienes crean no sólo una historia de artes marciales sino una reflexión sobre la misma cultura y legado de China. Mezcla de leyenda y nostalgia ésta, la última película de Kar Wai, es un homenaje al honor y al valor reflejado en Ip Man, maestro de Bruce Lee.
La película, que inicia con una de las secuencias de acción más impresionantes y bellas también nos presenta a Ip Man (Tony Leung) maestro de Wing Chun, -un antiguo arte marcial- enfrentándose a varios hombres bajo una copiosa lluvia, éste los derrota mientras es observado por otro maestro de Kung Fu; es a partir de este punto que conocemos el nombre y la vida de Ip Man, quien por cuarenta años ha tenido una pacífica existencia, practicando artes marciales y cuidando de su esposa e hijos; esta tranquilidad se verá afectada cuando China, presa de la agitación política y en vísperas de la invasión japonesa, lleven a este hombre no sólo a enfrentarse con otros maestros sino con la realidad de la guerra y la pobreza.
Es además un relato, que nos muestra cuatro estilos de artes marciales, incluyendo el de Ip Man, el Bagua, Baji y el Xingyi, cada uno de éstos representado por personajes que giran alrededor de la vida de Ip Man y de la agitada pero dorada época de las artes marciales chinas; e igualmente es una historia de amor imposible, de destinos cruzados por la fatalidad, como lo es o termina siendo la relación entre Ip Man y la joven Gong Er (Zhang Ziyi) heredera del estilo Bagua.
Con una narrativa que va de lo superlativo al retrato de una época, es como Kar Wai describe lo mítico de este personaje -basado en uno de los maestros de Bruce Lee- y de estos sucesos, para darle pie a la leyenda; una estructura que perfectamente puede estar dentro de las características del Mito, en donde no se necesita de una explicación racional sino de una cultural o en el caso de este director, de una basada en los sentimientos.
El cinematógrafo francés Philippe Le Sourd es el encargado de generar este perfecto ensayo visual, fotografía preciosista que no sólo es un deleite para la vista sino todo un desafío técnico entre lo digital (cámaras de alta velocidad) y la emulsión química de gran parte de las secuencias, sin dejar de lado su milimétrica concepción estética llena de fluidez y armonía emulando a la artes marciales. Le Sourd, quien ya había trabajado en los cortometraje publicitarios de Kar Wai, con esta película parece consolidarse como el nuevo cinematógrafo del cineasta chino.
Igualmente, la fotografía está complementada por un elaborado y gigantesco diseño de producción por parte de William Chang (mano derecha en la producción de Wong Kar Wai), que además se encarga del montaje y vestuario, y ante todo de la dirección de arte, uno de los elementos más interesantes del universo "wongkarwaiano", donde la nostalgia, el color y la experimentación hacen parte fundamental de su estilo de trabajo.
Otro colaborador habitual de este cineasta es el músico japonés Shigeru Umebayashi, que junto a Chang y anteriormente a Christopher Doyle, conformaban una sinergia que atrapaba los sentidos; Umebayashi vuelve a generar toda una atmósfera que no sólo recoge una época sino un sentimiento. Kar Wai, sabe rodearse de los mejores, y en este caso utiliza para las escenas de acción y coreografía a todo un "grandmaster" como lo es Yuen Woo-ping, quien es conocido por El tigre y el Dragón, Matrix o Kill Bill por su mezcla de artes marciales y vanguardistas técnicas de acción digital.
No se pueden dejar de lado las grandes actuaciones de Tony Leung (actor fetiche de Kar Wai) y de la bella Zhang Ziyi, expertos además en el cine de acción; éstos se terminan convirtiendo en otra historia de amor imposible, en contrastes y complementos de sus propias ambigüedades, como sucede en las demás películas de Kar Wai, el destino no sólo se interpone, es el propio director quien rompe ese camino, es la soledad y la pesadumbre por donde se deben desviar estos personajes.
La sólidas interpretaciones de Leung junto a Ziyi, sin olvidar a Chang Chen (El cuchilla) se complementan por su capacidad al asumir no sólo el reto sino la veracidad de sus secuencias de acción, que más allá de los elementos digitales y de la coreografía, son inherentes a su disposición y talento. Cada uno de estos actores, termina reflejando la esencia de la voluntad y la disciplina de las artes marciales, aunque estoicos en ciertos pasajes, son sus cuerpos, sus acciones, las que terminan aportando toda la validez y correcta interpretación tanto de sus personajes, como de sus filosofías de lucha y de las épocas o lo que tuvieron que vivir; tanto el guión como la construcción de sus personalidades recoge el espíritu de una cultura y la nostalgia de algo que se va olvidando.
Aunque me es difícil ser objetivo o por lo menos imparcial con el trabajo de Kar Wai, creo que es una de las mejores obras de este director, sin superar -de lejos- a In the Mood for Love o a 2046, sin embargo, la maestría visual de esta película, es de lo mejor que he visto este año, y aunque debo reconocer que tiene un guión imperfecto o inaccesible a ciertos estándares, también se debe tener en cuenta que Kar Wai, más que un contador de historias, es un recopilador de sensaciones, y en esto, la película no deja ninguna duda.
Las grandes interpretaciones de Leung y Ziyi, no sólo son físicas sino que tienen ese aire a cine clásico, a una época dorada que saben asumir al ritmo o cadencia de la música de Umebayashi e iluminados por el "barroquismo" de Le Sourd y Wang.
Como siempre, la atmósfera de nostalgia y de poesía visual, son más que suficientes para ver cualquier obra de este director chino, que además logra romper con los paradigmas de los géneros, concibiendo películas con identidad propia, visualmente perfectas y con historias impregnadas de melancolía y amores resignados a nunca estar juntos. Como decía al inicio de este post, uno de mis directores favoritos y personalmente un maestro cinematográfico.
Zoom in: Nominada a dos Oscar: mejor fotografía y vestuario. Festival de Berlín. Sección Internacional de largometrajes.
La secuencia inicial - de la pelea en la lluvia- duró 30 días es ser rodada.
Filmada con cámaras Fuji y Eterna para 35 mm y cámaras digitales de alta velocidad
Phillipe Le Sourd es discípulo de Darius Khodji, quien fue el cinematógrafo de My blueberry Nights.
Zhang Ziyi y Tony Leung, ya habían actuado juntos en una película de WKW, como lo fue 2046, además de haber protagonizado cine de artes marciales como Hero de Zhang Yimou e individualmente en otras como El tigre y el dragón o la misma Ashes of Time.
Montaje Paralelo: El tigre y el dragón (2000) - Hero (2002) - Ashes of Time (2008)
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