13 abr 2014

Faenza, años 20: Amanecer


"Ama un solo día y el mundo habrá cambiado."
                                                                                         Robert Browning 

Segunda (e infortunadamente última) película que vimos en el homenaje que se le hizo al Teatro Faenza, años 20; en esta ocasión el cineclub de la U. Central presentó Sunrise una de las mejores películas del cine mudo, y otra obra maestra de F.W Murnau.

Friedrich Willhelm Murnau, fue uno de los directores más influyentes e importantes del cine mudo alemán, cineasta de gran cultura y conocimientos que los aplicó a sus películas de atmósferas inquietantes, grandes puestas en escena y principalmente de personajes psicologicamente bien estructurados, que ante todo, intentan no caer en la fatalidad que les rodea.

A parte de sus estudios cinematográficos y teatrales, Murnau, fue una gran apasionado del arte, la música y la filosofía, a las cuales tuvo acceso en la Universidad de Heidelberg, elementos presentes en sus obras, con los cuales estuvo adscrito al expresionismo alemán-donde tuvo sus obras más reconocidas- y además, que lo llevaron a dirigir en Hollywood, con la 20th Century Fox, una de las obras capitales de los inicios del cine sonoro, como lo fue Amanecer, película de la que vamos a escribir a continuación.


El guión escrito por Carl Mayer, figura del expresionismo alemán y uno de los guionistas más originales y prolíficos de su época, creó esta historia de amor universal con tintes melodramáticos, intriga criminal y con ciertos rasgos del mismo expresionismo, dotado de cierta oscuridad y suspenso. Amanecer, es una sobria y elegante puesta en escena por parte del conjunto Murnau -Mayer, quienes nos presentan a una familia rural, conformada por una pareja y su pequeño niño, que verán trastornada su rutinaria felicidad, por la llegada de una sofisticada mujer de la ciudad (Margaret Livingston), mezcla de vampiresa y mujer fatal -propia del cine mudo-, de la cual se enamorará el granjero (George O´Brien), amor obsesivo, pasional y cruel, que llevará a los peores instintos a este hombre. 


La película inicia con dos elementos que serán fundamentales en esta obra, la llegada del tren, en vacaciones de verano, como representación de los cambios venideros (a las dos semanas del estreno de Sunrise, se presentó de Jazz Singer - primera película hablada-) y el montaje por fundidos encadenados, que no sólo le dan dinamismo al largometraje sino que muestran el frenesí de la ciudad que choca con la tranquilidad del campo,  en cierta forma, es el personaje de Margaret Livingston, quien mejor refleja tales situaciones. 

La atmósfera sombría que parece rodear la relación del granjero con la mujer de la ciudad, no sólo se establece en la oscuridad de sus encuentros y fotografía sino en la música, que en cierta forma le dan a esta mujer un aire de ser nocturno, de vampiresa que infecta al inocente hombre, que decide dejar a su dedicada esposa (Janet Gaynor) e hijo,  aún peor la citadina le plantea la muerte de su esposa; y es en esta secuencia, en la que planean el ahogamiento de la mujer y su huida a la ciudad, donde mejor se reflejan la cualidades técnicas del equipo Murnau, las sobreimposiciones, el trabajo de cámara y demás elementos, que hicieron del director alemán, más que un pionero, un verdadero genio del cine. Igualmente, aunque perteneciendo al cine mudo, es una película que manipula perfectamente los sonidos tanto musicales como los que imitan determinadas situaciones, en algunos casos humorísticos, dramáticos peor principalmente, los que hacen eco de la amor de esta pareja, que a pesar de las complejidades, parece destinado a ser eterno, como llega a suceder en pantalla.  


La impresionante fotografía de Charles Rosher y Karl Struss, no sólo está en la capacidad de estos dos grandes técnicos estadounidenses que ganaron el Oscar en esta categoría, sino en la visión y cultura de un hombre como Murnau, que se inspiró en las pinturas de Edvard Munch, en el tenebrismo y contrastes del romanticismo pictórico que Struss y Rosher, las pudieron asimilar a estos marcados claroscuros imbuidos de naturalismo y artificialidad en el mismo plano, escenas nocturnas que llevaban hasta el límite la sensibilidad de la misma (de la película) y sustentada por el gran trabajo de cámara y sus novedades técnicas que fueron desde travellings hasta planos subjetivos que, como decía Roger Ebert: "Fue hasta Sunrise cuando Murnau logro obtener una cámara que podía moverse a través de las barreras físicas y que podía “volar”, conquistando así el tiempo y la gravedad". Sin dejar de lado la dirección artística de Rochus Gliese, con sus escenografías que mezclan perfectamente lo teatral con el discurso cinematográfico y la música de Hugo Riesenfeld, considerada -las notas musicales- como uno de los grandes logros de este largometraje que brilla por sus novedades y cualidades estéticas, técnicas y en cierto modo, homenaje al cierre del cine mudo e inicio (de la truncada carrera) de la etapa Hollywoodense de Murnau.

No podemos olvidar, que el director alemán, fue un director que puso gran empeño en el manejo de sus actores, y esta película no es la excepción, Murnau, además de la empatía con éstos, a cada uno, les generó toda una estructura psicológica y social de su propio papel, como en el caso de Gaynor, que representa lo angelical e inocente de lo rural, el vampirismo de la urbe de Livingstone, y el manipulable - el Golem- granjero, que es una contradicción de sentimientos pero finalmente espejo de una época y género.

  
Tercera película que veo de Murnau, y definitivamente una gran experiencia al verla en pantalla grande en el Cineclub de la U. Central, ya que ésta, es una obra esencial del cine mudo y de la cinematografía mundial, por sus grandes recursos y posibilidades, que aún persisten en el cine actual.

Realmente, un película más que recomendable, no sólo por su estatus de una de las mejores obras del cine mundial, sino por sus cualidades técnicas y sus pioneras manifestaciones en el lenguaje cinematográfico, y por las posibilidades que abrió en el montaje, cámara y demás recursos que directores como Welles, Kubrick y demás absorbieron del alemán; obra maestra de un director que murió demasiado joven, y que posiblemente hubiera podido entregar muchas más de las obras maestras de las que entregó. 

Zoom in:  Obtuvo tres Óscar en la primera edición de estos premios en 1927.
Los tres actores habían coincidido un año antes en El águila azul (1926), una película dirigida, aunque no lo reconozcan así los créditos, por John Ford.
Se estrenó el El 23 de septiembre de 1927. En el Time Square Theatre de Nueva Tork se estrenaba con gran expectación la primera película americana de Murnau. Un director alemán de mucho prestigio con obras tan importantes como Nosferatu o El Último.
Scorsese, la nombra en su documental A personal Journey, en donde destaca sus cualidades técnicas y principalmente el simblismo de sus imágenes, y la secuencia del personal travelling, en el que se desplazan por el campo y la ciudad en el mismo espacio, simbólicamente como perdón y canto al amor de esta pareja - y una de las grandes secuencias de este trabajo y del cine en general-.
Las escenas en la ciudad fueron rodadas en un gigantesco set, adaptado para la película
Considerada entre las mejores 100 películas por la AFI

Montaje Paralelo:   El último (1924) - El Artista (2011)

Película Completa: Sunrise





Fuentes: http://pasionsilente.blogspot.com/2007/09/80-aos-de-amanecer-de-murnau.html
http://ciudadanonoodles.blogspot.com/2012/02/amanecer-de-fw-murnaucine-mudo-del.html

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