2 ene 2014

Un hombre sin pasado: Un nuevo despertar

                         
                                         "La felicidad no es algo que se experimenta 
                                          sino algo que se recuerda."
                                                                                                          G. Tohre

Aki Kaurismaki, puede ser uno de los cineastas finlandeses más importante de los últimos años y uno de los más reconocidos por sus películas llenas de humor negro, extravagantes personajes y humanismo; Kaurismaki (Aki) junto a su hermano Mika, producen y realizan sus películas con cierta independencia en donde priman lo musical y las historias pequeñas e intimas, además del  Midnight Sun Film Festival. Los diversos premios y reconocimientos a sus largometrajes no sólo muestran la capacidad de este director nacido en Orimatilla, sino que lo hacen referente del cine europeo, por sus películas de personajes fríos y sinceros, que pueden recordar a los de Bresson, pero si dejar de lado al propio Chaplin o Jarmush, en sus situaciones y algunas veces absurdas pero esperanzadoras vivencias.

Tercera o cuarta revisión de una de mis películas preferidas, y la que más me ha gustado (hasta el momento) del director finlandés Aki Kaurismaki, una excelente obra cinematográfica que asume las características y huellas personales de este realizador que retrata las zonas marginales no sólo de su país sino de otras latitudes europeas, a través de una mirada sensible, donde el humor, principalmente el humor negro es el protagonista junto a los desheredados, los perdedores que se desplazan por sus puestas en escena mínimas, pero perfectamente calculadas y ambientadas por la fotografía de Timo Salminen (25 años trabajando con Kaurismaki) y los imperceptibles movimientos de cámara, que hacen del cine de este multipremiado director uno de los más interesantes del cine europeo y de la zona nórdica.


Escrita por el propio Kaurismaki, Un hombre sin pasado, es una de las películas más reconocidas e importantes del finlandés que retrata las zonas marginales de Helsinki, las oportunidades que se abren en la vida, el amor y un relato profundamente humano, donde M, el personaje encarnado por el ya fallecido Markku Peltola, llega a una estación del metro de la capital finlandesa y mientras descansa en un parque cercano será brutalmente golpeado por unos delincuentes, la brutal golpiza no sólo le hará perder la memoria sino su identidad, y será dado por muerto, pero milagrosamente resucitará a una nueva vida, junto a los desamparados, los "desheredados", en los que encontrará no sólo un apoyo sino un nuevo comienzo, de librarse del pasado.

La estupendas actuaciones de Peltola junto a la nominada a mejor actriz en Cannes Kati Outinen, se ajustan perfectamente a los rasgos cinematográficos de Kaurismaki, sus diálogos concisos, silencios y un laconismo que se apropia de las expresiones y sentimientos, que marcan el estilo de este cineasta, que no niega su herencia fílmica de directores como Bresson, pero que guarda el clasicismo de un Buster Keaton, Chaplin o del mismo Frank Capra, de quien toma o se influye de !Que bello es vivir! para hacer esta película.



Sin mayores artificios narrativos e inteligentemente escrita, la historia del hombre amnésico se irá progresivamente aclarando, pero en ese tránsito su relación con Irma (Outinen), su nuevo hogar, amigos y convivencia será el punto de no retorno, para darse cuenta que su vida pasada, puede ser reemplazada por una nueva oportunidad y empezar de cero en las periferias sociales, en una especie de redención e idílico concepto de comunidad.

Con una narrativa clásica, donde predominan la elipsis, la linealidad; donde las frases y el amor son tan concretos y sinceros como la amistad de esta comunidad de containers, personajes extravagantes y entrañables situaciones tan alejadas de cualquier realidad o estereotipo, que sincroniza perfectamente con la teatral y artificial, pero genial fotografía de Timo Salminen, complemento casi fraternal de Kaurismaki en sus películas. El director de fotografía finlandés que la mayor parte de su carrera se la ha dedicado al trabajo con Kaurismaki, no sólo logra impregnar de una gran belleza visual a la película sino que juega con los contrastes - que parece ser una de las ideas generales de este largometraje- tanto de la marginalidad, frialdad y sentimientos que se afloran en este filme, y obviamente en el manejo de la fotografía en exteriores totalmente ajena e idílica potenciando el color y resaltando el contraste, y las tomas en interior, en donde cada uno de los elementos y los pequeños destellos de luz marcan la dignidad y esperanza de estos personajes.   





En conclusión, aunque podemos hablar de una película con cierta estructura o argumento religioso, el director de este largometraje, se detiene en varias líneas de pensamiento, principalmente en el humanismo contemporáneo y en cierto grado en un comunismo utópico o idílico en medio de una sociedad consumista y alejada de ciertos patrones de generosidad, ayuda y entendimiento; y no deja de retratar a sus héroes del proletariado, extravagantes en sus acciones pero nobles y tiernos, en medio de su desdicha o recién encontrada felicidad.


Zoom in: Nominada a mejor película extrajera para los Oscar, ganadora en Cannes y en San Sebastián y otros premios europeos.

El perro que aparece en la película (Hannibal) es realmente la mascota del propio director (Tahti)


Montaje Paralelo: Sombras en el paraíso (1986) 



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