"Amar duele. Es como entregarse a ser desollado
y saber que en cualquier momento la otra persona
podría irse llevándose tu piel."
Susan Sontag
Gracias a Septimo Arte, web especializada en cine y teatro, tuvimos la oportunidad de ver la última película del director belga Felix Van Groeningen, película que se ha presentado en varios festivales y que ha recibido varios reconocimientos, además de estar en proceso de ser seleccionada a Mejor película extranjera en los Oscar.
Felix Van Groeningen, es un cineasta graduado de la Royal Academy of Fine Arts de Gent en Bélgica; a pesar de su escasa filmografía (cuatro largometrajes), sus últimas películas han recibido los premios más importantes de festivales europeos y de otras latitudes, además de haber tenido cierta relevancia y éxito dentro del público y taquilla.
The Broken Circle Breakdown o Alabama Monroe, es un drama romántico que tiene como protagonistas a Didier y Elise, dos mundos opuestos que se complementan gracias a la música, al Bluegrass, a su amor a primera vista y su hija Maybelle.
La estupenda música y actuaciones de Veerie Baetens y Johan Heldenbergh, quienes encarnan a la pareja protagonista, hacen de esta historia de amor fragmentada por el dolor y la pérdida de un ser querido en todo un melodrama, donde los sonidos del banjo, guitarras y letras sobre el amor y la religión, hacen agridulce acompañamiento de los recuerdos de Didier y Elise.
Este guión escrito a cuatro manos por Carl Joos y el propio Groeningen, está basado en la puesta en escena teatral homónima del actor que protagoniza esta historia (Johan Heldenbergh); sin embargo, este guión de estructura fragmentada, rota -no lineal -, es un recorrido por la enfermedad de su pequeña hija Maybelle (Nell Catrysse), de los siete años de relación de Didier y Elise, de su primer encuentro en la tienda de tatuajes de ésta, de la felicidad y del duelo de la pareja, y de un amor incondicional, que no sólo se inmortalizará en la piel de la tatuadora sino en las letras de las canciones.
Además de la química y de las excelentes actuaciones de la pareja protagonista, es un largometraje con una estupenda fotografía, no sólo en el manejo del color de los escenarios, o del trabajo en exteriores sino de los insertos con sus tiempos muertos que detallan las sensaciones y sentimientos tanto de los personajes como de las mismas situaciones que, gracias a la cámara y composición del cinematógrafo belga Ruben Impens, se ajustan a este drama que apela a un ritmo dinámico, donde la no linealidad del guión y el excelente montaje y edición de Niko Leunen, no deja que caiga en vicios dramáticos y sentimentalismos manipuladores.
La música compuesta por Bjorn Eriksson y sus sonidos prestados de la música sureña americana, las imponentes voces de los propios actores Baetens y Heldenbergh (Baetens es cantante y Heldenberg fue el compositor de Alabama) y todo ese aire a composición bluegrass que se respira en esta historia de dramático amor, son el punto más fuerte de este largometraje de dos personajes que no sólo deben luchar contra sus propias concepciones internas sino contra la enfermedad que les está arrebatando a su hija.
Música que describe perfectamente el idilio, la pasión, el duelo y pérdida que vivirán esta pareja, que a través de sus canciones irán formando un lazo de comunicación no sólo entre sus personajes sino como parte de la misma narrativa, y un elemento que además de ambientar el filme, será el hilo conductor y atenuador a la misma carga dramática de éste.
Una más que lograda película, que tiene en sus actores principales, música y puesta en escena, sus puntos más fuertes, sin olvidar que su guión estructurado como una serie de recuerdos, de fragmentos está muy bien armado no sólo narrativamente sino en su propia arquitectura de sentimientos en donde se logra pasar de lo más dramático y sensible a la calma absoluta, al humor y ternura en la que viven Elise y Didier, diferentes en sus posiciones de vida, creencias pero unidos no sólo por su amor sino por su hija y música, que serán finalmente los caminos que lo llevaran al más absoluto dolor, quiebre y pasión.
A pesar de sus grandes logros, no es una película perfecta, principalmente en su tramo final, donde pierde un poco el ritmo narrativo, y donde los discursos reflexivos del personaje de Didier acerca de la vida, la ciencia y la religión rompen abruptamente el estilo mismo del largometraje, reflexiones que, aunque hacen parte fundamental del mismo argumento, chocan por su naturaleza teatral - que si bien es el punto de partida de esta película- e imponiendo cierta tendencia de denuncia que, aunque sea un punto complementario de lo dramático y musical, parece ajeno a su propio ritmo y ambientación. Además, se hace discutible la escena final, que nuevamente le quita todo el ambiente de realismo.
Aun así, el director logra imprimirle mucha coherencia al relato, y empatar de forma correcta el drama, humor, lo musical y la celebración del amor, en una transición llena de dolor y angustia, todo al ritmo del bluegrass. Una película recomendable, que puede pecar en su parte final, pero que no le resta a sus grandes logros. principalmente a la memorable actuación de Baetens (premiada por esta actuación) y de Heldenbergh.
Zoom in: Nominada en varios festivales principalmente en las categorías de Mejor actriz, guión y música.
Recientemente ganó el premio Lux del Parlamento Europeo, el cual reconoce principalmente a las películas que mejor ilustren la universalidad de los valores europeos.
Fue seleccionada para representar a Bélgica en los Oscar a Mejor Película Extranjera
Dentro del ciclo LUX es la única que no tuve ocasión de ver... Una pena, tengo la esperanza de poder verlo pronto.
ResponderEliminarUn saludo.
Vale la pena, y creo que finalmente fue la ganadora, igualmente un saludo
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