"¿Para qué nos da Dios la compasión?
Franz Schubert
Además de Maribel Verdú, el gran homenajeado en la Muestra de Cine Español 2013, fue el aragonés Luis Buñuel, a treinta años de su muerte, sus películas y su estilo no sólo son grandes referencias del cine mundial, sino la libertad de sus trabajos, temáticas e inclasificables propuestas son epítome del cine, su evolución y creatividad; muchas de sus películas, verdaderas obras maestras, cada una, llena de un espíritu de rebeldía, que el propio Buñuel, nunca llegó a perder; y Viridiana es un ejemplo perfecto no sólo del universo buñueliano sino de su espíritu de rebeldía, anarquismo y crítica, que estuvieron presentes en sus películas; ésta (Viridiana) la única que ganó un premio en Cannes, es considerada la mejor película del aragonés (junto a tantas otras), por las libertades y el "tras bambalinas" que supuso este largometraje,que no sólo fue considerado hereje y antiespañol sino que supero a la censura, por la sagacidad e inteligencia del español, que con una frase, supuso toda una retórica de la sexualidad y la transformación tanto de una época como de la hipocresía religiosa, política y social de la España franquista.
Como mencionaba anteriormente, esta fue la quinta película que vi de la MCE2013, y la segunda de Buñuel (desafortunadamente no logré ver más del aragonés), y como sucedió con El Ángel Exterminador, toda una experiencia que visual, sonora y estéticamente logra seducir y acercarse a las percepciones e ideas de este autor, que para muchos (o para todos) es el mejor y gran exponente del cine español, que con estas dos películas no sólo demuestra sus grandes virtudes fílmicas sino su simbólica y contradictoria concepción del mundo.
Viridiana, conjuga de manera magistral realidad y onirismo, tanto narrativa como visualmente, y cada uno de los personajes es tan surreal como muchas de las escenas que se suceden en el filme; llenas de fetichismo y símbolos, dentro de un preciso y elaborado guión, escrito por el propio Buñuel y Julio Alejandro; guión que nace tanto en la mente del aragonés (una fantasía de juventud, donde narcotizaba a la reina Victoria Eugenia la llevaba dormida a su cama, y violaba; idea que se materializa en la película), como inspirado en el libro Halma de Benito Pérez Galdós; sin olvidar que Buñuel, regresa a España después de un largo exilio y, la película se construye como un manifiesto donde la libertad no sólo está presente en la realización de ésta sino en el espíritu mismo de la palabra, conjugada en diversas variantes que se generarán por las misma restricciones y prohibiciones de la dictadura.
Argumentalmente, la película nos lleva a una España rural, a la hacienda de Don Jaime (Fernando Rey), el cual espera la visita de su sobrina Viridiana (Silvia Pinal), una novicia que nunca ha salido del convento, pero que decide visitar a su solitario tío, ya que éste le ha pagado sus estudios y es su único pariente. Sin embargo, Don Jaime- aquí es donde empieza la genialidad en la construcción psiclógica de los personajes- el viejo hidalgo, quien perdió a su esposa en la noche de bodas, espera que Viridiana, -quien guarda un extraordinario parecido con su fallecida esposa-, le acompañe en sus últimos años de vida; la novicia se niega a quedarse, pero, como voluntad para irse éste le pide que use el vestido de novia y, a partir de estos sucesos, llenos de fetichismos, transgresiones morales; la muerte y la culpa se apropiarán de Viridiana y de la hacienda de Don Jaime.
Buñuel, coloca en cada uno de los personajes, un vicio, defecto o virtud -según sea el caso- que describe a la perfección la situación que se vivía en España, y principalmente la transición que muchos deseaban ver, que se traduce en el papel del hijo de Don Jaime, Jorge (Francisco Rabal). Además el aragonés, imprime a través de su escritura, el drama, el absurdo y casi que un aspecto trágico y gótico al ambiente tanto del filme como de los personajes e historia.
La fotografía de José Fernando Aguayo, complementa este drama psicológico, en donde las sombras, la luz dura y su aspecto realista serán las mayores virtudes de un fotógrafo formado en la reportería y uno de los pocos cinematógrafos españoles, que además de haber trabajado con Buñuel, tuvo en su haber más de un centenar de películas. Otro de los aspectos fundamentales del largometraje es la música escogida por Gustavo Pitaluga, música con aires sacros de Handel, Beethoven y Bach, que contrastan o se asimilan a ese sarcástico aire laico que respira el cine de Buñuel o por lo menos Viridiana.
Aunque el trabajo del montajista Pedro del Rey, pudo haber resultado relativamente sencillo, con un guión y filmación milimétricos y ajustados (no tanto por presupuesto) sino por el mismo régimen sistemático y organizado de Buñuel, muchas escenas o secuencias son valiosisímas por el trabajo de este personaje, que en la sala de montaje siempre tenía a Buñuel confirmando sus acciones.
Argumentalmente, la película nos lleva a una España rural, a la hacienda de Don Jaime (Fernando Rey), el cual espera la visita de su sobrina Viridiana (Silvia Pinal), una novicia que nunca ha salido del convento, pero que decide visitar a su solitario tío, ya que éste le ha pagado sus estudios y es su único pariente. Sin embargo, Don Jaime- aquí es donde empieza la genialidad en la construcción psiclógica de los personajes- el viejo hidalgo, quien perdió a su esposa en la noche de bodas, espera que Viridiana, -quien guarda un extraordinario parecido con su fallecida esposa-, le acompañe en sus últimos años de vida; la novicia se niega a quedarse, pero, como voluntad para irse éste le pide que use el vestido de novia y, a partir de estos sucesos, llenos de fetichismos, transgresiones morales; la muerte y la culpa se apropiarán de Viridiana y de la hacienda de Don Jaime.
Buñuel, coloca en cada uno de los personajes, un vicio, defecto o virtud -según sea el caso- que describe a la perfección la situación que se vivía en España, y principalmente la transición que muchos deseaban ver, que se traduce en el papel del hijo de Don Jaime, Jorge (Francisco Rabal). Además el aragonés, imprime a través de su escritura, el drama, el absurdo y casi que un aspecto trágico y gótico al ambiente tanto del filme como de los personajes e historia.
La fotografía de José Fernando Aguayo, complementa este drama psicológico, en donde las sombras, la luz dura y su aspecto realista serán las mayores virtudes de un fotógrafo formado en la reportería y uno de los pocos cinematógrafos españoles, que además de haber trabajado con Buñuel, tuvo en su haber más de un centenar de películas. Otro de los aspectos fundamentales del largometraje es la música escogida por Gustavo Pitaluga, música con aires sacros de Handel, Beethoven y Bach, que contrastan o se asimilan a ese sarcástico aire laico que respira el cine de Buñuel o por lo menos Viridiana.
Aunque el trabajo del montajista Pedro del Rey, pudo haber resultado relativamente sencillo, con un guión y filmación milimétricos y ajustados (no tanto por presupuesto) sino por el mismo régimen sistemático y organizado de Buñuel, muchas escenas o secuencias son valiosisímas por el trabajo de este personaje, que en la sala de montaje siempre tenía a Buñuel confirmando sus acciones.
Viridiana es una película llena de simbolismos, fetiches y reflexiones del español, algunas son obvias otras más escondidas, pero son imágenes o elementos presentes, que en el largometraje evolucionan o trascienden su sentido; como la soga, que pasará de ser un elemento de inocencia a uno de violencia; y tantos otros objetos o situaciones que Buñuel, no sólo interpreta o esconde para la censura sino por su particularidad y talento.
El cine de Buñuel podrá desconcertar o tener elementos escondidos, pero su hábil narración y, principalmente su cualidad de hacer cine inteligente y de autor, siempre abierto a todo público y entendimiento; como alguna vez manifestó el productor (y esposo de Silvia Pinal) Gustavo Alatriste, que aunque no entendió la película las primeras veces, ya en México le dijo a Buñuel: " ¡Ya está, Luis, es formidable, lo he entendido todo!"
Con todas las implicaciones sexuales, fetichistas y principalmente religiosas, la película gira en torno a la piedad y caridad de Viridiana, los pobres, y el progreso que parece luchar constantemente con las viejas ideas, morales y establecimientos de una sociedad cerrada, piadosa pero brutal a los cambios y que no puede dejar de lado su naturaleza destructora y patética. Viridiana, es una película de magistrales escenas, de recursos técnicos narrativos y estéticos que más que originales lo que si marcan es/fue el gusto y capacidad del aragonés de proponer y hacer un cine libre, crítico y lleno reflexiones propias de su vida.
Inolvidables escenas como el "ángelus de los pobres" al ritmo de las herramientas de trabajo, tantas otras, en la hacienda, los fetiches de Don Luis y los fetiches de Viridiana, las frases, y el absurdo, una cuerda que sirve para jugar, para ahorcar y violar; pero si hay una escena, una secuencia inolvidable, no sólo para los fanáticos de Buñuel sino para el cine mundial, la recreación de la última cena, en donde los pobres, olvidados y desahuciados serán los protagonistas.
La frase que se le pasó a la censura: "La primera vez que te vi pensé: mi prima Viridiana, terminará por jugar al tute conmigo" |
Con las dos películas de Buñuel en la MCE2013 que pude ver, es más que satisfactorio el resultado, os de las piezas maestras de este director, y principalmente con Viridiana, que es todo un recopilado de las capacidades del español y en cierta forma un resumen de la idiosincrasia y vivencias del pueblo español en plena dictadura franquista, una ágil lectura de Buñuel de su pueblo y costumbres, y todo un relato que sin efectismos o exageraciones conviven realidad y surrealismo.
Zoom in: Silvia Pinal huyó a México con unos negativos de 'Viridiana' y "los Dominguín la enterraron para que no la encontrara nadie, y así se salvó esa maravillosa película
En la escena de la última cena Buñuel, utilizó a dos personas de sus equipo de trabajo (el portero y un sastre) para que estuvieran dentro del cuadro, ya que hacían falta dos apóstoles
Juan Luis Buñuel, hijo del cineasta y ayudante de dirección en 'Viridiana', ha rememorado también los problemas con la censura, cuando le entregaron el guión original y fue rechazado el final de la historia.
Juan Luis Buñuel fue también el encargado de comprar, en una tienda del Arco de Cuchilleros de Madrid, el crucifijo que aparece en la película y que se convierte en navaja. "Tres años después, regresé a la misma tienda a preguntar por esos crucifijos y me dijeron que nunca los habían tenido. Después, el dueño me llevó aparte y me dijo que habían recibido órdenes de no venderlos más", ha explicado Buñuel.
El estreno de Viridiana se produjo en Madrid en abril de 1977, con 16 años de demora, sin escándalo alguno. A esa altura, España había entrado en otra etapa de liberación para el cine y para la prensa, que se dio en llamar "el destape".(1)
Montaje Paralelo: Nazarín (1959)
(1) Información tomada de este link: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/miscelaneas/bunuel.php
Es difícil comparar entre sí al cine de Buñuel, vista de cerca cada una de sus piezas parece la mejor, y es que "Viridiana" es un portento audiovisual. De cada escena congelada, de cada símbolo, se podría escribir tanto, y a veces ni siquiera es necesario ir tan lejos y ahondar en sus símbolos para intuir que hay algo enorme en cada uno de sus momentos. Silvia Pinal está inmejorable.
ResponderEliminarSaludos.
Un saludo para tí también; con la obra de Buñuel me he reecontrado, y creo que la mejor forma es através de etas muestras, festivales o retrospectivas, en donde se siente ese entusiasmo y afinidad conb os directores, el trabajo del aragonés en esta pelícua es insuperable
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