9 feb 2023

Función Especial: Del gesto a la mirada, cine sobre arte en Colombia

 


Cuando la investigación- creación toma el rumbo del audiovisual, su resultado, además de lo evidente, hace énfasis en otras miradas y discursos, que nos presenta un momento determinado de la historia, al igual que un pensamiento y un recurso memorístico el país y evidentemente del arte colombiano, porque Del Gesto a la mirada de Ana Salas y David Jurado, no sólo es la recopilación de un par de documentales cortos  sobre artistas colombianos, o la recuperación de éstos, sino que, cómo se plantea en la página de Idartes, es una indagación, la generación de problemas y cuestionamientos, que no sólo están dispuestos en la obra de creación sino en esa idea de un cine - documental sobre el arte, que reconocible en otra cinematografías, parece incipiente en nuestro contexto; aunque esta recopilación de varios documentales cortos pueda parecer insuficiente, cada una, es testigo de los vestigios del arte como proceso audiovisual o del cine como catalizador de la creación artística; a continuación vamos a reseñar las obras que vimos en la Cinemateca de Bogotá y el resultado de dicha investigación:


Del gesto a la mirada (Ana Salas)

Narrativa supercut, que recoge varios fragmentos de los documentales recuperados,  con la intervención gráfica de Salas, en la que podemos reconocer, esos "apuntes visuales" propios del documental de arte, donde se manifiestan una serie de ideas y conceptos, no sólo cercanos al arte, sino al mismo ejercicio de creación, es decir, del gesto a la mirada, como observamos en varios del los documentales y el nombre de esta investigación por parte de Jurado. Un trabajo interesante, entendiéndose como el resultado visual de una investigación, con cierto tono promocional pero también discursivo. 


Ala solar (o de cómo vive una escultura en Bogotá) (Dir. Camila Loboguerrero. 1976)

El trabajo de Loboguerrero no es el más efectivo, es un documental que peca en forma y hasta en contenido sobre la obra del escultor venezolano Alejandro Otero, escultura cinética y reflejo de la modernidad latinoamericana del momento, que no logra descifrar del todo la directora colombiana, cabe resaltar su montaje y evidentemente la obra del escultor venezolano (obra bastante deteriorada y olvidad en nuestros días), pero por lo demás, no hay mucho que resaltar, además de su recuperación y memoria histórica.    


Antonio Roda, grabador (Dir. Antonio Montaña. 1976) 

Documental de arte al uso, didáctico en todos los sentidos, pero muy bien desarrollado a nivel cinematográfico, principalmente las secuencias en las que vemos trabajar a Roda, sus procesos y técnica, donde el trabajo planimétrico, la música y los detalles de la obra del pintor colombo-español, están muy bien identificados por Antonio Montaña, director de este corto documental.  

Negret un oficio (Dir. Alberto Giraldo Castro. 1976)

El ejercicio artístico se pone a prueba en este documental, no sólo la obra de Negret, sino el mismo acto creativo, en este punto el trabajo de Alberto Giraldo Castro es eficiente tanto a nivel cinematográfico como registro, logra mediar esa relación entre crear, comparar y a la vez mostrar la obra de Negret, que  aparece como un vidente de la modernidad, dispuesta a través del metal de su obra.


Las camas de Feliza (Dir. José María Arzuaga. 1974) 

El trabajo que mejor logra documentar, experimentar y ser una pieza artística por sí misma, es la de Jose Maria Arzuaga, quien no sólo registra la obra de Feliza Burztyn, sino su personalidad artística, que se ve reflejada en la pieza audiovisual, Arzuaga, crea un trabajo con tintes experimentales, cercanos a la esculturas cinéticas de la colombiana, y a sus mismos gustos, extrañezas y obsesiones; la cámara termina emulando a la obra, y sin ser perfecta técnicamente, los defectos se acomodan al mismo experimento.  

Tacto visual (Dir. Carlos Eduardo Uribe. 1980) 

El último trabajo es sobre Omar Rayo, otro documental que logra emular lo artístico como audiovisual y la obra del artista, porque no sólo nos acerca al trabajo del pinto de Roldanillo, Valle, sino a sus trazos, color y forma, que están bien estructuradas tanto en el manejo de cámara, montaje y sonido. Igualmente, porque el museo Rayo, al obra de éste y su arquitectura se fusionan, no sólo como espacio sino como pensamiento, una donde la imagen es el todo de un autor.     




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