10 oct 2021

Documental Animado



Aunque la relación entre documental y animación, no coincide en términos discursivos y por ende, de lenguaje, esto no quiere decir, que en algún momento, en su contexto histórico,  se hayan aunado o tropezado por el mismo camino representativo, como lo podemos constatar en  Sinking of Lusitania de Winsor McKay (1918), o en los trabajos cortos de los estudios Aardman (Wallace y Gromit) y otro par más de ejemplos, bástante puntuales en su uso y desarrollo, así como soporte de una idea o refuerzo de ésta; pero es hasta la década del noventa, con la democratización digital, que podemos establecer la idea de un género como el documental animado en palabras de García, haciendo referencia a Hones Roe y su libro Animated Documentary (2019); es decir que: "Dicha consolidación puede y debe ser definida desde un punto de vista cultural e intelectual, y no únicamente desde unos parámetros textuales que, como veremos, están presentes de todos modos en los documentales que se designan como tales" (García, 2019)

Esa verdad documental, o el cómo contarla que han establecido varios autores, ha dado pie a una proliferación de este género o tendencia audiovisual, en la que subjetividad y objetividad logran juntarse para dar como resultado obra hibridas, dialécticas y con sus propios discursos, que son, ya no sólo un componente posmoderno, o de la misma digitalización sino del mismo entramado de la realidad, que bifurca en unos límites aun más difusos, y que dan cuenta de este tipo de trabajos, que logran cuestionarse a su mismo formato e idea de representación. Es como lo plantea Manovich, citado por Berti (2013): “El cine digital es un caso particular de animación que usa filmación en vivo como uno de sus muchos elementos”; haciendo una confrontación directa con la naturaleza de estos cines, uno donde la imagen creada: el dibujo/ la animación deslegitima la realidad, y otra donde su sustento es la aparente realidad, el documental. Sin embargo como explica Samantha Hones Roe: "el documental animado se trata sobre el mundo imaginado por el autor, lo que perfila a estas obra como una versión objetiva de esa subjetividad."  (García, 2019), que es lo que vamos a revisar en estos cuatro largometrajes, en los que la paradoja de objetividad- subjetividad toman el mismo camino.  

Tower (2016)

El primero de agosto de 1966, en la Universidad de Texas los ruidos de disparos, los cuerpos que caían al piso, la confusión y un mensaje que se repetía contantemente en los medios: "aléjense de la zona, hay un francotirador y está disparando", no sólo está considerado como el primer tiroteo que se dio en una zona escolar estadounidense, sino el hilo conductor de este documental, que tiene a la imagen de archivo, la animación, los reportes periodísticos y las voces de gran parte de los protagonistas como eje de desarrollo. Dirigida por Ketih Maitland, documentalista estadounidense que profundiza no sólo en la tragedia sino en la reconstrucción de ésta a través del relato oral:  las voces de gran parte de los protagonistas y supervivientes, la animación: la traducción visual de esos recuerdos, y el material de archivo: el componente fáctico, sonoro y visual; que terminan siendo los soportes que en términos documentativos como representativos, entran en discusión, más no en contradicción, porque aquí, la imagen animada es un elemento de alejamiento que suaviza el carácter trágico de la obra contada por los supervivientes y avalada por el archivo, haciendo de éstos, eco en ese ideario de otras vías de legitimación de la verdad documental (García, 2019) no sólo por sus soporte sino porque la verdad también ha tomado otros rumbos con lo digital. Y en esto, el trabajo de Maitland, no sólo es efectivo sino que hace de este suceso un estilizado planteamiento sobre la colaboración humana, que a final de cuentas, es lo que se resalta en este documental más que la figura del francotirador; y en eso, es donde la animación - lo sugerente-, hace más profundo el trabajo.   





Color de piel: miel (2012)

Dentro del documental animado, lo autobiográfico tiene gran fuerza, no sólo por esa representación del yo, sino porque los recuerdos son tan particulares, provistos de múltiples revisiones y puntos de vista, como sucede con Color de piel: miel de Laurent Boilleau y Jung Hennin, quienes toman la novela gráfica de este último, y la adaptan a las imágenes en movimiento; Jung, un niño abandonado tras la guerra de Corea es adoptado por una familia belga, las memorias de éste, se mezclarán entre lo real, la animación y los puntos de vista de quienes lo vieron crecer. 

Este documental - animado, hibrido no sólo en términos técnicos sino narrativos y representativos, nos acerca a esa indiscutible paradoja de la adopción, y más de culturas tan ajenas, por lo menos en ese momento, como la oriental y la occidental. Igualmente, porque el narrador es el mismo protagonista, co-director y podríamos decir que guionista de una novela gráfica, basada en sus recuerdos. Vale la pena destacar el inteligente transito entre los dibujos del autor con la animación, siendo un gran recurso narrativo y de componente documental.        



Montage of heck (2015)

En este documental en el que la animación es uno de lo tantos recursos de archivo, sí bien no podemos decir que sea del todo un documental animado, todo lo relacionado al pasado de Kurt Cobain, líder del grupo grunge Nirvana, sus memorias y recuerdos, sí se traducen con este formato. Dirigido por Brett Morgen, que mezcla diversos archivos, a los que tuvo acceso por parte de la familia Cobain, que incluyen pistas musicales desconocidas, grabaciones de primeros conciertos, obras de arte, fotografía, cartas y demás recuerdos donde la animación toma protagonismo y le da forma a esas misma complejidades y abstracciones mentales. 

El documental nos acerca  al contexto familiar de Cobain, su infancia tranquila, sus momentos más complejos en la juventud, sus tendencias suicidas, la amistad y el inesperado triunfo, al que siempre  pareció rehuir; en los momentos más complejos, la animación se toma la pantalla, su diario, memorias y recuerdos son evocados a través del trabajo de  Stefan Nadelman y Hisko Hulsing. 

Este trabajo para HBO, lejos de dar respuestas, plantea más preguntas no sólo sobre la vida de Kurt Cobain sino sobre su muerte; el reflejo de una generación representada en la figura de un hombre inestable, o un hombre hipersensible consumido por su propia generación.


Chris el suizo (2018)

Las guerras, la memoria y la brutalidad, son difíciles de atrapar a través de un lente, en este caso, el de la objetividad personal, como sucede con Anja Kofmel, cineasta y prima del protagonista de esta obra, que no sólo fue asesinado en extrañas circunstancias, en una de las guerras más crueles, absurdas e inhumanas como la que sucedió en los años 90 en los Balcanes sino que revela hasta que punto, la condición humana se degrada cuando las religiones, las políticas y los conflictos nacionalistas entra en juego, como sucedió en Yugoslavia, y su tercera lucha interna. Kofmel, sigue los pasos de su primo Chris Wurtenberg, periodista de guerra, y un hombre, que como a tantos otros, la guerra le carcomió su humanidad en su afán de encontrar la verdad. 

Las fotografías, videos, diarios y entrevistas se suman a un gran trabajo de animación, que es el recurso que le da voz a Chris, a través de Kofmel, quien indaga no sólo la naturaleza de éste, un hombre inquieto que defendía al más débil  y el periodista que fue encontrado asesinado  con una vestimenta de un grupo paramilitar. Esto quiere decir, que la subjetividad de la animación, aunque con ecos ficcionales, porque nos puede recordar a algunos relatos  de serie negra y thriller, son a la vez, los que intuye la cineasta, lo que intenta comprobar,  confrontando una realidad, la periodística, fotográfica y documental, en la que igual se llega a la misma conclusión, que la guerra, es el estado, donde la humanidad descubre su lado más oscuro. 



Unas conclusiones poco animadas

La tendencia del documental animado en los últimos años, no debe ser visto como una casualidad o un simple recurso formal, por el contrario Bordwell, Morrison y otro teóricos del audiovisual, reconocen a éste como un género, que dentro del componente memorístico, crisis humanitarias, guerras y conflictos armados, es un  lenguaje que logra concatenar lo subjetivo con lo objetivo, lo factual con lo poético,  cruzando ese limite que la no ficción hace años está trabajando en diversas disciplinas narrativas. Esta mezcla, hibrido o asociación audiovisual, no sólo parece refrescar a los mismo géneros sino argumentar nuevas ideas, proponer sobre los mismos sustratos y materiales cinematográficos: el tiempo, el movimiento y el espacio - vale la pena recordar la obra de Rithy Pahn y 1970 -, y porque en su misma "novedad" y desenvolvimiento, se encuentran otras condiciones de la verdad, de lo histórico y los subterfugios narrativos.

De las cuatro películas seleccionadas, me inclino principalmente por Tower y Chris, el Suizo, no sólo por la calidad de las animaciones, que además son muy apropiadas al tono y estilo de lo que se cuenta, sino son las que mejor enfatizan ese dialogo entre la subjetividad de la animación y la objetividad del registro documental, pero a la vez cuestionándolos, entendiéndose, que ni la verdad es una sola, o que las imágenes son dispositivos factuales. Vale la pena seguir adentrándose en este tipo de películas, que además, logran afrontar muy bien  las versiones y sucesos en Latinoamérica y en ese siempre discutible término de los países y cines emergentes.        


Referencias

Agustín Berti (Diciembre, 2013). Realidad desdibujada: La animación en documentales y ficciones políticos recientes. Imágenes en el tiempo. Cine, Historia y Política. Fac. de Artes / Fac. de Filosofía y Hum. - UNC, Córdoba.

García López, Sonia (2019). «El documental de animación: un género audiovisual digital»; Zer, 24(46), 129-145.

(https://doi.org/10.1387/zer.20396).

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