3 jun 2020

White God: Esopo para adultos



                                             El hombre es el animal más cruel
                                                                     Friedrich Nietzsche



Primera película que vemos del director húngaro Kornél Mundruczó, habitual en Cannes y ganador de la 67ma versión, en la sección "Un Certain Regard" con su película White God, la cual vamos a reseñar; Mundruczó, que además ha dirigido teatro y ópera, es graduado de la  Academia de Cine y Drama de Hungría, de la cual  han salido lo más reconocidos cineastas de dicho país (Bela Tarr, Miklos Jancso y Lazlo Kovacs, entre otros), configurando una heterogénea identidad cinematográfica pero con un alto compromiso político y social, como lo termina haciendo Mundruczó con esta obra, en la que la amistad animal y humano, es también un elocuente estudio de nuestra sociedad y tiempo, principalmente de la Hungria de los últimos años, -cabe recordar que dicho país entró en una especie de totalitarismo, tras la pandemia del covid -19-; a continuación nuestras impresiones sobre esta película, que como en algún otro articulo la "hermanaba" con un título de Samuel Fuller: White Dog, racismo y animales -película que ya empecé a buscar-, pero que también nos puede acercar a otra obra donde lo animales, eran un reflejo de la sociedad, como sucede con Al azar de Baltazar de Bresson (1966).


El guión escrito a varias manos, incluyendo las del director y sus colaboradoras habituales tanto en escritura como en producción:  Vyctória Petranyi y Kata Weber; los cuales nos cuentan la historia de Hagen, un perro de raza mixta y Lili (Zsófia Psotta), una niña de 13 años, que quedan al cuidado de un padre distante y alejado de su hija. Por otro lado los perros de raza mixta deben pagar un mayor impuesto, y el padre de Lili, no sólo no le gustan los perro sino que no está dispuesto a apagar dicho impuesto, y en un momento determinado decide abandonar a Hagen. Aunque la niña, sigue buscando al perro y éste, aún espera el regreso de su dueña, las demás personas no son tan amables como Lili, y Hagen tendrá que aprender a sobrevivir. En su camino, se unirá a unos perros errantes, y su instinto de supervivencia se volverá en violencia, y la violencia se transformará en revolución contra los humanos. 

Sin alejarse del realismo, la obra no es ajena al terror y al drama, que puede vivir un animal en la calle, y sus consecuencias, no sólo para sí mismo, sino para la intolerancia del hombre con el otro, con el diferente, donde se hace evidente la alegoría racial y étnica, una parábola en clave dramática, que no juzga al oprimido - el perro -, sino a una sociedad opresora, que muchas veces encuentra en las leyes, la peor forma de ser cruel; y es aquí donde el director, bota sus cartas políticas y sociales, y ya no habla de perros y humanos, sino de sociedad y decadencia, como lo es esa magistral secuencia de los perros tomándose la ciudad. 


Cuando una manada de perros mezclados (callejeros) se toman el centro de Budapest, destruyendo y arrasando con todo lo que hay a su paso, no sólo nos encontramos frente a una poderosa imagen de rebelión sino frente a una estampa propia del surrealismo o de una febrilidad no muy alejada del cine de terror; así inicia White God, y es el punto de partida para contarnos la historia, no sólo de Lili y Hagen, como escribíamos líneas más arriba, sino de la pérdida de la inocencia tanto de la niña como del perro; los encargados de dicha secuencia  son Marcell Rév, en la dirección fotográfica, David Jancsó en el montaje y Teresa Ann Miller (1) experta en la dirección y entrenadora de animales para cine; triada que se va a repetir constantemente en toda la película, y en varias de las secuencias no sólo más impactantes sino también las más sublimes, como el final, las persecuciones por parte de los empleados de la perrera y la venganza de los animales; pero todo bajo una mirada naturalista, principalmente desde la fotografía de Rév.

Contada como un racconto, elemento que favorece al montaje, no sólo vemos esa pérdida de la inocencia, como se anotaba en el párrafo anterior, sino que vemos una sociedad alterada, desunida y en cierta forma, que aleja o parta al otro, al diferente, como sucede con Hagen, un perro, que no sólo se transforma, sino que desde su manipulación/interepretación -montaje, nos hace entender muchas de las problemáticas de la sociedad.



Cabe destacar la actuación de Zsofia Pssota,  y el gran trabajo de entrenamiento de Bodie y Luke (Hagen en la ficción), porque sin lugar a dudas, es el punto central de la obra, de esta fabula en la que no sólo radica el cuestionamiento moral sobre cómo tratamos a los animales, sino desde un carácter político, en el que los perros: es todo lo rechazado por una sociedad, que como la húngara, terminó aceptando un nuevo totalitarismo, y en eso, la película  es bastante efectiva.

Aunque la película no es redonda, y ni mucho menos perfecta, en su tramo final, tiene una imágenes tan bellas como contundentes, y en eso radica, la gran aceptación que tuvo esta obra, que como fábula, como thriller, drama o metáfora, está bien construida. De cierta forma, el final, como redención y no como epopeya, es lo que hace aún más elocuente a esta película, en la que rebelión o venganza, toman la misma forma, pero entendidas desde una sociedad represiva, que como muchos otros sin voz, sólo la encuentran  a través de la violencia, y estos días, sí que hacen evidentes tales palabras, como la situación en los Estados Unidos y en gran parte del mundo.

Zoom in:  Ganadora A certain regard en Cannes, y seleccionada en diversos festivales 

Montaje Paralelo:  Al azar Baltazar (1966) - El planeta de los simios (2011) 






Referencias
(1) Experta entrenadora de animales para Holywood y del cine en general, hija de Karl Lee Miller, quienes participaron en películas como Cujo, Babe, Rex etc.



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