El hombre es un lobo para el hombre
Hobbes
El cine de venganza o la venganza en el cine, ha generado obras relevantes o importantes en su narrativa, puesta en escena o en su mismo universo, donde lo amoral es la regla, como en el cine de Tarantino o de Park Chang Wook; un cine, que además se ha alimentado de otro géneros o se ha reinventado, como en el caso del Torture Porn, que desde Saw (y sus inacabable saga), le ha aportado - para bien o mal para mal - al thriller, como lo es la segunda película del dúo maestro- alumno: Navot Papushado y Aharon Keshales, cineastas israelíes, que encontraron en el humor negro, la venganza y la decadencia humana, un rincón o mejor, un sótano, para criticar a la sociedad israelí contemporánea.
Papushado y Keshales, como indican en alguna entrevista, afirman que su opera prima Rabbies (2010) y Big Bad Wolves (2013), se pueden considerar como "las primeras" (1) de los subgéneros slasher y thriller de venganza en su país. Estos ganadores del Sitges a mejor película y catalogada por Tarantino:"como lo mejor del 2013", logran concatenar en su segunda obra, la fábula de caperucita roja en su visión más decadente y amoral, en la que el protagonista, son tres lobos, sedientos de venganza, sangre y bajeza; es decir, la naturaleza humana o israelí, como dice uno de los directores es reflejada, porque: todos aprendieron en su día a matar y torturar a un hombre en el ejército. Forma parte de nuestro ADN. (2)
Cabe recalcar, que estos cineastas se han inspirado para sus dos largometrajes en los cuentos infantiles, poniendo en escena, el lado más oscuro de la humanidad, aunque con Big Bad Wolves, se hace más evidente, no sólo desde el nombre del largometraje, sino en esa brillante y elocuente secuencia inicial, u opening, en la que, la naturaleza de ese hombre que es el lobo del hombre (Hobbes) se traduce en un asesino serial, y una serie de personajes grises, que cada vez van virando al negro absoluto, como el humor de esta obra; porque Big Bad Wolves, es un Thriller de humor negro, con la venganza como tema y la amoralidad como desarrollo argumentativo, en la que la pederastia, la sospecha, los policías al margen de la ley, permean la obra. Con claras influencias de Tarantino, y del mismo David Lynch, en esa escena del vaquero árabe, la obra de estos israelíes es un thriller al uso, pero en el que también se rompen los esquemas y los convenciones del género, al usar o introducir el humor en las secuencias más violentas o trágicas, no tanto para "suavizar" el momento, sino para incomodar aún más en el espectador, ya no tanto con la violencia sino con la normalización de la misma; y es en este punto, donde la obra logra su cometido.
Sin embargo, colocar juntas las palabras, pederasta, comedia, tortura, enredos, hacen de la atmósfera de esta obra, no solo enrarecida sino algo sucia, a pesar de su limpia pero contrastada fotografía, propia del género. Todo en la obra es lo suficientemente preciso, desde el guión que no tiene vacíos o desde la lección moral, reflejada en los personajes; así como su narrativa, efectiva dentro del género, los puntos de giro, un montaje que crea tensión, como es lo singular en el suspenso.
Sin embargo, colocar juntas las palabras, pederasta, comedia, tortura, enredos, hacen de la atmósfera de esta obra, no solo enrarecida sino algo sucia, a pesar de su limpia pero contrastada fotografía, propia del género. Todo en la obra es lo suficientemente preciso, desde el guión que no tiene vacíos o desde la lección moral, reflejada en los personajes; así como su narrativa, efectiva dentro del género, los puntos de giro, un montaje que crea tensión, como es lo singular en el suspenso.
Aunque Big Bad Wolves, es una obra que apuesta de forma evidente a lo visual, su atmósfera, cargada de violencia y claroscuros, lo que realmente resalta o donde se apoyan con más fuerzas los directores es, en las actuaciones de Lior Ashkenazi, Rotem Keinan y Tzahi Grad, los tres lobos, de diferentes manadas, que exponen ese lado mas oscuro del hombre. Si bien, los tres actores se destacan, el que se lleva todo el peso de la obra es Keinan, el docente de religión acusado de la muerte de la niña y de otras mas, quien en su fragilidad, hace que el espectador se ponga de su lado, no por su inocencia, sino por su mismo carácter débil y pusilánime, muy cercano al asesino serial de Insomnia de Nolan (2002), el lado duro y cómico lo pone el policía fuera de la ley Miki (Ashkenazi), que es el que más se acerca al tono de la obra y por último Grad, la figura más oscura de todas, el violento y vengador padre de la niña asesinada; es con éstos personajes, que la película toma forma, sin dejar de lado, el estilizado opening, indice de lo va a a ser la obra, y en donde mejor se pueden percibir, el trabajo musical de Ilman, la fotografía, montaje y visión de los directores.
Es innegable que esta película no deja indiferente a nadie, no sólo por su temática sino por el tratamiento que se le da a la misma, también por ese tono contrastado entre humor y crueldad, y por que, refleja lo peor del ser humano, en tres personajes sacados del mismo molde de violencia.
Zoom in: Sitges a mejor director y música, y en otros festivales.
Tarantino la llamó la mejor película del 2013
Montaje Paralelo: M, el vampiro de Dusseldorf (1931) - Los ocho más odiados (2015)
Es innegable que esta película no deja indiferente a nadie, no sólo por su temática sino por el tratamiento que se le da a la misma, también por ese tono contrastado entre humor y crueldad, y por que, refleja lo peor del ser humano, en tres personajes sacados del mismo molde de violencia.
Zoom in: Sitges a mejor director y música, y en otros festivales.
Tarantino la llamó la mejor película del 2013
Montaje Paralelo: M, el vampiro de Dusseldorf (1931) - Los ocho más odiados (2015)
Referencias
(1) (2) https://www.fotogramas.es/noticias-cine/a541491/entrevista-a-los-directores-de-big-bad-wolves-aharon-keshales-y-navot-papushado/
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