Sun Tzu
Escribir sobre el último trabajo de Christopher Nolan era casi una responsabilidad de este blog, no sólo porque hemos visto todas las obras de este director inglés, sino por que es uno de nuestros directores favoritos, además de los grandes comentarios y reseñas que mostraban a este trabajo como uno de los mejores largometrajes de este año, acercándose a un evento histórico y bélico desde lo expresivo por encima de los heroísmos y de las estructuras canónicas de este tipo de cine; no con ésto, estoy diciendo que Nolan, haya concebido una obra ajena a las narrativas propias de este tipo de género(s) sino por el contrario el cineasta formado en Literatura Inglesa, juega con el tiempo y con cierta carga poética a través de las imágenes, influenciadas por la literatura borgiana, del cine de Malick, de la misma escritura no lineal, como del mismo arte de Escher y otras más, que se pueden visualizar en su filmografía; una que ha pasado de la absoluta independencia a los Blockbusters mejor reseñados por crítica, público y taquilla.
El universo cinematográfico de Nolan junto a su hermano Jonathan, es uno donde el tiempo, los elementos psicológicos y la fractura, emocional y narrativa son fundamentales para crear historias con una fuerte carga existencial, dramática y de sensaciones, tanto en lo visual como en lo sonoro, como lo podemos observar en su último largometraje Dunkirk, obra bélica de retiradas, heroísmos del común y una notable fuerza expresiva marcada no sólo por lo técnico sino en la misma construcción colectiva de los personajes, el (tri)paralelismo narrativo y ese tono lírico enmarcando la lucha área, las secuencias en la playa y demás elementos coreográficos construidos a partir de esa gran premisa, que fue "el honor en la retirada", como podemos ver en cada uno de los puntos de vista de este largometraje.
Escrita por Nolan, tomando como referencia uno de esos eventos poco recordados de la Segunda Guerra Mundial como lo fue la retirada a la que se vieron sometidos el bando británico y francés, al estar cercadas por los alemanes en la isla de Dunkerque, lo que un principio se vio como un fracaso, se terminó convirtiendo en un milagro, gracias a las acciones de los civiles y del sacrificio individual de varios militares.
Un guión creado a partir de tres puntos de vista, cada uno con su propio tiempo, protagonista y suspenso, con la tierra, aíre y mar como fondos, atravesados por los spitfire, acorazados o el instinto de supervivencia de casi 300 mil hombres, que tuvieron que sucumbir ante la Operación Dinamo a mediados de 1940, en una Francia invadida y en el punto más fuerte de la guerra, pero a la vez, un acto que se convirtió en mito y esperanza en medio del desastre.
Para complementar lo anterior, debemos destacar del guión, además de sus pocos diálogos, la construcción colectiva de los personajes, y el "desapego" a grandes heroísmos y a la misma grandilocuencia; por eso el rostro de Tom Hardy está cubierto durante casi toda la obra o la aparición de Cillian Murphy, es casi anecdótica, sin negar que afectan el desarrollo de la narrativa, peor más bien, le dan relevancia a la unión de los pescadores, militares o demás, conformando al gran héroe colectivo, es decir, guardando las proporciones, lo que Eisenstein u otros directores de cine bélico, neorrealismo italiano incluido, hicieron en el pasado.
Sin embargo, si vamos a escribir sobre el trabajo más destacado de este largometraje, no cabe duda que recae sobre la visión del sueco-suizo-holandés Hoyte van Hoytema, que no sólo técnicamente asume la visión más naturalista y cruda de la guerra sino que logra darle a esas imágenes ecos poéticos a través del manejo de la luz y el color, sin negar las influencias pictóricas del romanticismo alemán, del arte popular de guerra y diseño, y obviamente los archivos cinematográficos entorno al mismo tema; van Hoytema, que ya había colaborado con Nolan en Interstellar, además de diseñar esa propuesta lumínica logra trasmitirnos la desazón y esperanza, puestas en la imágenes, como observamos en el punto final, en el que el piloto que encarna Hardy, quema su avión, generando una textura y trabajo fotográfico de gran expresión como también lo podemos percibir en las secuencias de la playa, aéreas o desde el punto de vista de esos civiles convertido en héroes; no se puede dejar de lado el gran trabajo de cámara, pausada en sus movimientos pero repleta de acciones y dinamismo en la escena, jugando un importante papel, no sólo en el empate del montaje sino en su inteligente construcción/tensión por parte del editor Lee Smith.
Eso sí, es innegable que el compositor alemán Hans Zimmer, otro que se ha vuelto colaborador habitual de Nolan, crea una de las más bellas pero tensionantes bandas sonoras, con ese marcado sonido del reloj, de las explosiones y elementos orquestales que muchas veces, en esta obra, reemplazan a la voz y complementan la esencia entre drmática, esperanzadora y desgarradora de una guerra; pero curiosamente, como también lo hizo en Interstellar, una voz en off, se convierte no sólo en narradora sino en un canto épico a esa retirada, a ese triunfo de la solidaridad.
Ya lo escribía en líneas anteriores, aunque las actuaciones están marcadas por la colectividad, cabe destacar el papel de Hardy, que sí bien poco aparece su rostro, como en en su Bane de Batman, su voz y expresiones - marcadas por el montaje-, lo hacen esencial en esta película, también es coherente escribir que el papel de Fionn Whitehead (un verdadero desconocido) o Damien Bonnard, pasan con creces las pruebas, y tanto las apariciones de Kenneth Branagh o de Cillian Murphy, no sólo complementan sino que hacen cierto contraste con dicha colectividad actoral, que de por sí, está muy bien marcada por los diversos actores que aparecen en pantalla.
Es decir, como conclusión, una de las mejores películas - comerciales- de este año, una de las más sobresalientes del director inglés, y un excelente ejercicio - y nunca mejor dicho- cinematográfico, que apela a los mejores recursos narrativos y audiovisuales, alejándose de la hiperviolencia como escribe Lauro Zavala en alguno de sus ensayos, y más bien retomando ese hálito poético que puede tener el cine bélico, igualmente porque es un largometraje de una cuidada manifestación visual, no sólo en la imagen sino en la construcción de la misma, y porque, como es habitual en Nolan, se desliza por esos caminos narratológicos, que le funcionan bastante bien a este director; también cabe destacar, que este tipo de obras, con pocos diálogos, sin mayores puntos de giro o sorpresas, nacionalismos (americanización) o historias de amor, dan pie, a que la imagen/sonido construyan el verdadero cuerpo de la obra, y esa es la parte, que mejor aprovecha el director/guionista, en cierta forma, la sencillez o los pequeños heroísmos se van a convertir en lo épico y grandilocuente. Para finalizar, y con muy poca objetividad, una de las mejores películas que he visto este año, y posiblemente entre las mejores que he visto de este director, del que en este blog, hemos visto toda su filmografía y es parte esencial del mismo. Trabajo recomendado, de ver varias veces, y para quienes lo puedan ver en 70 mm, IMAX o por lo menos en una sala de cine, disfrutarlo de la mejor manera.
Zoom in: Aunque en esta ocasión no hizo presencia el hermano menor de Nolan, si lo hizo su tío, en un pequeño pero esencial papel, como lo es el ciego que entrega las bebidas calientes a los soldados recién llegados de la retirada de Dunquerque.
La mayor parte de las secuencias y puestas en escena fueron recreadas con extras, aviones reales o construidos con los parámetros de la época, alejándose de las técnicas digitales o composiciones binarias.
Ni los alemanes o personajes reconocidos de la guerra (Churchill, Hitler o demás) aparecen en pantalla
Montaje Paralelo: II Guerra Mundial
El universo cinematográfico de Nolan junto a su hermano Jonathan, es uno donde el tiempo, los elementos psicológicos y la fractura, emocional y narrativa son fundamentales para crear historias con una fuerte carga existencial, dramática y de sensaciones, tanto en lo visual como en lo sonoro, como lo podemos observar en su último largometraje Dunkirk, obra bélica de retiradas, heroísmos del común y una notable fuerza expresiva marcada no sólo por lo técnico sino en la misma construcción colectiva de los personajes, el (tri)paralelismo narrativo y ese tono lírico enmarcando la lucha área, las secuencias en la playa y demás elementos coreográficos construidos a partir de esa gran premisa, que fue "el honor en la retirada", como podemos ver en cada uno de los puntos de vista de este largometraje.
Escrita por Nolan, tomando como referencia uno de esos eventos poco recordados de la Segunda Guerra Mundial como lo fue la retirada a la que se vieron sometidos el bando británico y francés, al estar cercadas por los alemanes en la isla de Dunkerque, lo que un principio se vio como un fracaso, se terminó convirtiendo en un milagro, gracias a las acciones de los civiles y del sacrificio individual de varios militares.
Un guión creado a partir de tres puntos de vista, cada uno con su propio tiempo, protagonista y suspenso, con la tierra, aíre y mar como fondos, atravesados por los spitfire, acorazados o el instinto de supervivencia de casi 300 mil hombres, que tuvieron que sucumbir ante la Operación Dinamo a mediados de 1940, en una Francia invadida y en el punto más fuerte de la guerra, pero a la vez, un acto que se convirtió en mito y esperanza en medio del desastre.
Para complementar lo anterior, debemos destacar del guión, además de sus pocos diálogos, la construcción colectiva de los personajes, y el "desapego" a grandes heroísmos y a la misma grandilocuencia; por eso el rostro de Tom Hardy está cubierto durante casi toda la obra o la aparición de Cillian Murphy, es casi anecdótica, sin negar que afectan el desarrollo de la narrativa, peor más bien, le dan relevancia a la unión de los pescadores, militares o demás, conformando al gran héroe colectivo, es decir, guardando las proporciones, lo que Eisenstein u otros directores de cine bélico, neorrealismo italiano incluido, hicieron en el pasado.
Sin embargo, si vamos a escribir sobre el trabajo más destacado de este largometraje, no cabe duda que recae sobre la visión del sueco-suizo-holandés Hoyte van Hoytema, que no sólo técnicamente asume la visión más naturalista y cruda de la guerra sino que logra darle a esas imágenes ecos poéticos a través del manejo de la luz y el color, sin negar las influencias pictóricas del romanticismo alemán, del arte popular de guerra y diseño, y obviamente los archivos cinematográficos entorno al mismo tema; van Hoytema, que ya había colaborado con Nolan en Interstellar, además de diseñar esa propuesta lumínica logra trasmitirnos la desazón y esperanza, puestas en la imágenes, como observamos en el punto final, en el que el piloto que encarna Hardy, quema su avión, generando una textura y trabajo fotográfico de gran expresión como también lo podemos percibir en las secuencias de la playa, aéreas o desde el punto de vista de esos civiles convertido en héroes; no se puede dejar de lado el gran trabajo de cámara, pausada en sus movimientos pero repleta de acciones y dinamismo en la escena, jugando un importante papel, no sólo en el empate del montaje sino en su inteligente construcción/tensión por parte del editor Lee Smith.
Eso sí, es innegable que el compositor alemán Hans Zimmer, otro que se ha vuelto colaborador habitual de Nolan, crea una de las más bellas pero tensionantes bandas sonoras, con ese marcado sonido del reloj, de las explosiones y elementos orquestales que muchas veces, en esta obra, reemplazan a la voz y complementan la esencia entre drmática, esperanzadora y desgarradora de una guerra; pero curiosamente, como también lo hizo en Interstellar, una voz en off, se convierte no sólo en narradora sino en un canto épico a esa retirada, a ese triunfo de la solidaridad.
Ya lo escribía en líneas anteriores, aunque las actuaciones están marcadas por la colectividad, cabe destacar el papel de Hardy, que sí bien poco aparece su rostro, como en en su Bane de Batman, su voz y expresiones - marcadas por el montaje-, lo hacen esencial en esta película, también es coherente escribir que el papel de Fionn Whitehead (un verdadero desconocido) o Damien Bonnard, pasan con creces las pruebas, y tanto las apariciones de Kenneth Branagh o de Cillian Murphy, no sólo complementan sino que hacen cierto contraste con dicha colectividad actoral, que de por sí, está muy bien marcada por los diversos actores que aparecen en pantalla.
Es decir, como conclusión, una de las mejores películas - comerciales- de este año, una de las más sobresalientes del director inglés, y un excelente ejercicio - y nunca mejor dicho- cinematográfico, que apela a los mejores recursos narrativos y audiovisuales, alejándose de la hiperviolencia como escribe Lauro Zavala en alguno de sus ensayos, y más bien retomando ese hálito poético que puede tener el cine bélico, igualmente porque es un largometraje de una cuidada manifestación visual, no sólo en la imagen sino en la construcción de la misma, y porque, como es habitual en Nolan, se desliza por esos caminos narratológicos, que le funcionan bastante bien a este director; también cabe destacar, que este tipo de obras, con pocos diálogos, sin mayores puntos de giro o sorpresas, nacionalismos (americanización) o historias de amor, dan pie, a que la imagen/sonido construyan el verdadero cuerpo de la obra, y esa es la parte, que mejor aprovecha el director/guionista, en cierta forma, la sencillez o los pequeños heroísmos se van a convertir en lo épico y grandilocuente. Para finalizar, y con muy poca objetividad, una de las mejores películas que he visto este año, y posiblemente entre las mejores que he visto de este director, del que en este blog, hemos visto toda su filmografía y es parte esencial del mismo. Trabajo recomendado, de ver varias veces, y para quienes lo puedan ver en 70 mm, IMAX o por lo menos en una sala de cine, disfrutarlo de la mejor manera.
Zoom in: Aunque en esta ocasión no hizo presencia el hermano menor de Nolan, si lo hizo su tío, en un pequeño pero esencial papel, como lo es el ciego que entrega las bebidas calientes a los soldados recién llegados de la retirada de Dunquerque.
La mayor parte de las secuencias y puestas en escena fueron recreadas con extras, aviones reales o construidos con los parámetros de la época, alejándose de las técnicas digitales o composiciones binarias.
Ni los alemanes o personajes reconocidos de la guerra (Churchill, Hitler o demás) aparecen en pantalla
Montaje Paralelo: II Guerra Mundial
Hola Andrés,
ResponderEliminarSi que es una responsabilidad hablar de esta película. He de darte mi san sincera enhorabuena porque es una gran reseña. Cuando fui a verla, tuve la sensación de no haberle sacado todo el partido. No me produjo tristeza, ni angustia, ni agobio.... Ahora que ha pasado un tiempo, me he dado cuenta de la gran cinta que es. Y, desde luego a Nolan no se le puede negar que es un mastro absoluto de su generaciòn.
Un saludo!
Creo que finalmente esa era la intención de Nolan, alejarse de sentimientos, sin perder la expresividad, y marcados por el ritmo, montaje y las relaciones cinematográficas; tal vez . una de las mejores pelis que he visto este año, eso sí, como obra comercial pero de gran estética y hasta autoría, así suene paradójico ;) un saludo
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