"....unidad superior de parentesco de la estructura tribal"
M.J Meggitt
Segunda película que veo, -tercera si contamos el corto de Siete día en La Habana-, del cineasta argentino Pablo Trapero, del que conocimos su trabajo en una de las CICLA (Cinemateca Distrital), como lo fue Carancho, además de sus otras obras, de gran importancia para el cine latinoamericano; sin embargo, es con El Clan, película que vamos a reseñar, donde mayor relevancia ha sonado el nombre de este director, productor, guionista y hasta montajista de sus largometrajes. Trapero, que desde un inicio ha mostrado en su obra una fidelización a la realidad, además de las complejas situaciones de su país y las injusticias socio-económicas, también logra empatar esto, con retratos acertados y muy humanos.
Como ya había escrito anteriormente en el post de Carancho, este realizador estudió en la Universidad del Cine, y que en sus inicios, dirigió una serie de cortometrajes, ganándose su lugar en el cine argentino, latinoamericano y aún mundial, con sus trabajos inteligentemente narrados y con una visión cotidiana pero cinematográfica de su país, pero que puede estar reflejada en Bogotá, Lima o Montevideo.
Con guión de Trapero, el cual toma el caso policial de la familia Puccio, que sacudió a la sociedad argentina de los años 80 y de los mismos valores, post Guerra de las Malvinas.
Cuando el patriarca de la familia Puccio, Arquimedes (Guillermo Franchella), queda desempleado de sus labores en el Servicio de Inteligencia del Estado, tras el fin de la Guerra de las Malvinas, decide emprender un negocio, que cumpla a cabalidad sus capacidades "diplomáticas" y entorno familiar, secuestrando a los adinerados compañeros (hijos de empresarios) que juegan en el equipo de Rugby donde su hijo Alejandro (Peter Lanzani) es estrella; los secuestros, que terminan con la muerte de los jóvenes, pero con las arcas de los Puccio mucho más elevadas, un nuevo negocio y acomodados socialmente, se irán haciendo más difusos, con la culpa de los hijos, los errores del patriarca y la misma democracia que se ha ido instalando en el país.
Contada como una prolepsis, de cómo fueron descubiertos los Puccio, y la historia de éstos, con cierta relación paralela, entre sus acciones criminales y su vida en familia, el director crea más que un documento verídico, que lo es, porque hubo bastante investigación, en un relato de la decadencia moral de una familia, que buscaba unas mejores condiciones sociales, pero en cierto modo, también queda ese "tufillo" de denuncia de la degradación social de un país, marcado por la represión política de una dictadura y una guerra, bastante cuestionable.
Julián Apezteguia, no sólo en un cinematógrafo habitual del cine argentino sino del mismo trabajo de Trapero, que entiende las identidades naturalistas y realistas, que sí bien es demasiado "limpio" en este largometraje, logra cosas interesantes en la secuencia inicial y final, relacionada a la captura de esta familia, y en los detalles del rostro de los protagonistas, principalmente de Franchella. Mucho menos interesante, y en este caso, sí es algo absolutamente subjetivo, es la música de la película, no tanto porque falle en sus intenciones o ambientación, sino porque realmente, el uso de una banda sonora popular, ya sea rock, pop o demás, no logra concentrar el espíritu dramático y turbador de la misma.
Mucho mejor, es su trabajo de Diseño de Producción, y el montaje por parte de Alejandro Carrillo Penovi y el mismo Trapero, que logran no sólo en los paralelismos sino en el desarrollo de la obra conjugar los mejores elementos de este tipo de cine, sin negar, que hay un par de planos secuencia, que funcionan muy bien para Trapero, pero los planos-contraplanos, los cortes rápidos en ciertas secuencias y la misma estructura, está muy bien pensada y ejecutada por este dúo.
Pero debemos aceptar, que el punto más fuerte de esta película es la actuación de Guillermo Franchella, que su apacible actitud y adusto rostro, guarda los secretos más oscuros de una familia; Franchella, reconocido por ser un actor cómico, saca sus mejores cualidades en este papel, y es quien realmente se lleva todo el peso de la obra, no sólo como protagonista sino por su impasible actitud, que más que acercarse al verdadero Arquímedes Puccio, crea un propio Arquimedes Puccio, y en esto, es donde mayor triunfa, la presentación del actor argentino; si bien el papel del cantante y estrella juvenil Peter Lanzani, crea un papel bien realizado, se queda corto frente a Franchella, y los demás, con resultados intermitentes, sufren la misma suerte.
Un trabajo, que como muchas veces sucede con los que tienen una "placa" de basado en la vida real, o de la realidad supera a la ficción, que termina adoleciendo de esa hiperbólica realidad, que muchas veces - hasta que no se lee la historia y demás- parece absolutamente ficcional o exagerada en los mejores casos. Aún así, su gran trabajo fotográfico, actuaciones y la misma historia, realmente atrapan con facilidad y hacen de esta obra, sino la mejor de Trapero, si una de las más logradas técnica y narrativamente.
Trabajo recomendado, como la mayor parte de este director argentino, y una oportunidad para observar la gran actuación de Franchella, y una historia que perfectamente se podría dar, en esos contextos moralmente complejos, retrógrados y algo fascistas, que tuvieron lugar en la latinoamérica de décadas pasadas....o aún más contemporáneas.
Zoom in: León de Plata en el Festival de Venecia a mejor director, premios Goya a mejor película hispanoamericana, premio del público en el festival de La Habana, y nominada principalmente por actuación y película.
En el mismo año que salió la producción de Trapero, se realizó una miniserie de nombre Historia de un Clan, que cuenta los mismos sucesos, pero con las licencias propias de la televisión, aunque guarde el mismo tono dramático y policial.
Hola Andrés,
ResponderEliminarAún tengo pendiente de ver la peli. En cuanto puedo le haré un hueco.
Saludos!
aunque no sea genial, vale la pena, es estretenida, grandes actuaciones e historia, slaudos igualmente
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