21 feb 2015

Salve quien pueda (la vida): el desamor por Godard


"Cada edición es una mentira."
                                J.L Godard 


Aunque no suelo ver películas de un mismo director de forma seguida, y mucho menos de directores de gran trayectoria y peso como Jean-Luc Godard, por casualidades de la vida terminé viendo esta película, que fue un regreso del director francés al cine argumental y al mismo sustrato fílmico, que había reemplazado por el "económico" e individualista vídeo. Estas interacciones con tal formato, se hacen notarias en esta película filmada en Suiza, que además hace parte de una nueva fase - de las 4 o 5 que se pueden identificar- de este incansable realizador.

Hablar de este director franco-suizo, es hablar de cine, un cine inacabado o en constate cambio, que más que buscar un nuevo lenguaje, es un proceso eterno o vital, como la propia vida de Godard. En este punto, podemos escribir que esta película hace parte de una bifurcación entre su trabajo en video, sus temáticas sobre la prostitución y sus cameos  o alteregos de la forma más obvia y personal, acercándose en algunos casos, a una libreta de apuntes o diario fílmico 

En esta carrera de casi 60 años, diversos estilos, premios y casi un centenar de audiovisuales, que van desde el documental hasta los trabajos colaborativos, el trabajo de Godard es uno de los más representativos, influyentes, innovadores y cambiantes del cine, y esto lo podemos ver Salve quién pueda (la vida), película que vamos a reseñar a continuación.


Película escrita por Godard compartiendo créditos con Jean- Claude Carriére, uno de los máximos exponentes del surrealismo francés, guionista y colaborador habitual de Luis Buñuel; y con Ane Marie Mieville, musa de Godard, que desde inicio de los años 70, se había convertido en su mano derecha, mas adelante en su compañera sentimental y en una de las personas más influyentes en el trabajo del director francés. El guión dividido en cuatro partes o una especie de partitura musical de cuatro movimientos, es un acercamiento a las relaciones, desilusiones de una pareja y una prostituta, que en cierta medida, son reflejos de los mismos pensamientos de este director, que ve en la prostitución un oficio cercano al del cineasta, y al amor como una tragedia, donde siempre muere su alterego.

En una sociedad (auto) destructiva, vemos como las relaciones de Denise Rimbaud (Nathalie Baye) y Paul Godard (Jacques Dutronc), se van rompiendo, no sólo por sus diferencias sino por sus propias angustias; en medio de esta relación nos encontramos con Isabélle Riviére (Isabelle Huppert), una joven prostituta, que lo único que desea es un nuevo apartamento, el mismo que está siendo desalojado por la anterior pareja. Godard, el personaje, no quiere desprenderse de esta relación, la comunicación con su ex-esposa e hija es tan compleja como su mismo miedo a la soledad; y Denise, la joven escritora, amante de Paul, sigue buscando un camino, que no parece pertenecer a ningún lado. 

Godard, el director, con una visión bastante desdichada de la sociedad de la época, de lo que estaba sucediendo en su misma vida, pone en escena, a estos personajes que parecen uniones o continuaciones de otras obras, y de sus mismos pensamientos; en este caso Jacques Dutronc, es un obvio alterego, que arrastra muchas de las convenciones de lo que se estaba pensando, y de lo que el mismo Godard observaba en su (nuevo) entorno.

  
Fotografiada a cuatro manos por parte de Renato Berta y Robert Lubtchansky, quienes a disposición de Godard, van a trabajar en conjunto, generando no sólo el estilo que vemos a continuación sino una especie de contraste entre sus propias capacidades, logrando un juego entre el material fílmico y la textura del video,  que en cierta forma es la idea principal del director francés. Con muchas tomas en exterior, un manejo más bien sobrio de la luz; estos operadores, mezclan sus talentos y unas motivaciones estéticas para presentarnos a esta pareja y situaciones entorno del desamor.

Además de la música de Gabriel Yared, que pasa por los sonidos más cercanos a la época que se estaba viviendo o a los sonidos más clásicos, es destacable o por lo menos particular los abruptos cortes tanto en diálogos y en el mismo diseño sonoro de esta obra. Yared, de origen libanés, trabaja por primera vez en el cine con esta película, donde muestra su capacidad de generar cierta tensión a través de sus graves notas.

Sin embargo, el gran logro de esta obra es su montaje, la manipulación de las imágenes en su tiempo, velocidad; claros referentes del video, y un sinnúmero de estilizaciones, que lo acercan al videoarte o a lo experimental. Godard, quien venía trabajando en video en lo últimos años, aplica todo lo que había probado y aprendido en esta película; elementos que se hacen presentes tanto en imagen como en la misma estructura sonora, y en su desarrollo narrativo, que está más cerca de un collage, que de una historia lineal.

Igualmente, es destacable la actuación de Isabelle Huppert, quien más que llevarse todo el peso dramático del largometraje, es la que mejor se adapta al mismo estilo; aún así, vale la pena enfatizar en el papel de Jacques Dutronc, el alterego de Godard, quien no sólo por sus características físicas (o mejor por los elementos que utiliza) sino por su mismo carisma se acerca a toda la concepción dramática que hay detrás de este audiovisual; no podemos dejar de lado, la belleza de Natahalie Baye, todo un constraste con los otros personajes, siendo ésta, el gran engranaje narrativo de la película.


Aunque considerada como una obra menor de Godard, son varios los elementos a destacar, principalmente su manejo de la imagen, la banda sonora y la intención dramática a través de la manipulación de ciertos elementos que emulaban al vídeo. Aunque es una obra difícil de calificar, que tiene más de fondo que de forma, funciona dentro de su misma estructura de ensayo cinematográfico, apoyado por unas buenas actuaciones y trabajo técnico. Aunque, no es una película para todo el mundo, tampoco es una película inaccesible, que tiene ciertos toques de humor, una historia de (des) amor, y una prodigiosa visión de la experimentación en la imagen, en la que siempre ha estado el señor Godard, buscando sus propias experiencias.

Zoom in: En la escena, donde Jacques Dutronc, habla que Marguerite Duras está al lado del salón, es real la presencia de la escritora/directora, la cual no quiso salir en la película pero sí puso su voz para cierto pasaje.
Nominada a la Palma de Oro en Cannes, y mejor película en los Premios Cesar, junto al de mejor actriz, que fue recibido por Nathalie Baye.

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