"Mi primer descubrimiento de Tarkovki fue como un milagro"
Ingmar Bergman
Aunque no es la primera vez que escribimos sobre Tarkovski en este blog, si es la primera vez que reseñamos una de sus películas, en este caso su último trabajo y testamento fílmico, Sacrificio, una ofrenda del propio director a sus seguidores y a su visión del arte cinematográfico.
Andréi Tarkovski, es uno de los directores más importantes de la cinematografía rusa y mundial, su obra, aclamada por la crítica e intelectuales del mundo, es a la vez una manifestación de sus propios pensamientos, vida y espiritualidad que tradujo a imágenes poéticas y evocadoras en densos contextos que él mismo creía que eran los verdaderos elementos del lenguaje y arte fílmico.
El cineasta nacido en la desaparecida Unión Soviética (Óblast de Ivanovo), tuvo una importante formación cultural desde joven, la pintura, escultura y música fueron fundamentales en su crecimiento que además venía influenciado por el trabajo de su padre, el poeta Arseni Tarkovski, quien además de ser fundamental en su vida, también lo fue en su obra - algunos de los poemas de su padre aparecieron en sus películas y en el mismo contexto de éstas-.
Amado y odiado - o no entendido- a partes iguales, el cineasta ruso es fundamental, no sólo por sus películas sino por su teoría cinematográfica, que no sólo estaba en "la capacidad de fijar el tiempo" sino la de responder a las dudas y reflexiones humanas, como lo hizo con Sacrificio, el culmen de tal teoría y la premisa dramática de Aristóteles, de "concentrar totalmente una historia en un sólo lugar bajo un sólo día "solar".(1)
Escrita por el mismo Tarkovski, que además interviene en el montaje de esta obra cinematográfica, producida y financiada (en parte) por la Svenka Filminstitutet en Suecia, lugar de rodaje de la misma; en cierta forma en concordancia para trabajar en la tierra de su venerado Bergman, de quien recibirá influencia y equipo de trabajo para su testamento fílmico. Sacrificio, fue un guión que se construyó a través de los años - casi una década-, que inició como La bruja y el sacrificio lo realizaba un hombre con una enfermedad terminal; moldeando el guión hasta su definitivo Offret, Tarkovski escribió el primer y único guión de su entera autoría, y como se mencionaba anteriormente, el que asimiló todas sus ideas sobre el cine.
Este guión que reflexiona profundamente sobre el hombre, su carácter espiritual y religioso, es finalmente, un filme con un mensaje pacifista y un acercamiento no sólo a lo que pensaba Tarkovski sino a su propia vida, que pareció reflejarse en sus siete largometrajes.
Alexander (Erland Josephson), intelectual retirado de la actuación, crítico y docente de estética, vive apartado en una isla, en una bella casa de campo; su familia y amigos se reúnen para celebrarle su cumpleaños. Las divagaciones sobre la civilización y angustia por la falta de espiritualidad humana, son compartidos con su hijo Gossen- quien no puede hablar temporalmente por una afección en la garganta-, con el particular cartero Otto y demás familiares, pero sus temores se harán realidad cuando anuncian, que un conflicto bélico y nuclear será inminente. El final de la humanidad parece irremediable, sólo el sacrificio de Alexander, parecer ser la única respuesta al absurdo de todo ésto.
Es a partir de la austera fiesta, en donde conocemos a los demás personajes, sus reflexiones, relación y motivaciones no sólo con Alexander, sino con sus mismas percepciones del entorno, entorno que se va oscureciendo con la noticia del inminente ataque nuclear; la realidad, los sueños, lo místico y humano se concentrarán en un sólo espacio.
Este guión que reflexiona profundamente sobre el hombre, su carácter espiritual y religioso, es finalmente, un filme con un mensaje pacifista y un acercamiento no sólo a lo que pensaba Tarkovski sino a su propia vida, que pareció reflejarse en sus siete largometrajes.
Alexander (Erland Josephson), intelectual retirado de la actuación, crítico y docente de estética, vive apartado en una isla, en una bella casa de campo; su familia y amigos se reúnen para celebrarle su cumpleaños. Las divagaciones sobre la civilización y angustia por la falta de espiritualidad humana, son compartidos con su hijo Gossen- quien no puede hablar temporalmente por una afección en la garganta-, con el particular cartero Otto y demás familiares, pero sus temores se harán realidad cuando anuncian, que un conflicto bélico y nuclear será inminente. El final de la humanidad parece irremediable, sólo el sacrificio de Alexander, parecer ser la única respuesta al absurdo de todo ésto.
La película inicia con dos elementos que fueron fundamentales en la obra de Tarkovski, los planos secuencia y la imágenes pictóricas, en este caso la pintura La adoración de los Reyes de Leonardo, por la que se desplaza sutilmente la cámara hasta pasar a la secuencia en la que Alexander, el personaje de Josephson, está plantando un árbol junto a su hijo, en este caso un ikebana, y le cuenta la historia (creada por Tarkovski) sobre el monje que plantó un árbol muerto para que diera sombra, una especie de metáfora sobre los hábitos, la costumbre, el sacrificio; a continuación, vemos que se acerca un amigo de Alexander, Otto el cartero, quien además de llevarle una cartas, -y enterarnos de lo que hacía el ya retirado actor y docente universitario- le dará una pequeña charla nietzscheana.
Será la secuencia final, entre el clímax de locura de Alexander y el despertar a la madurez del hijo de éste, donde veremos toda la esencia de Tarkovski, su verdadero sacrificio personal -rodó la película sabiendo sobre su cáncer de pulmon- donde dedica esta obra a su hijo, "con esperanza y confianza".
Con toda la esencia del universo Bergmaniano y las obvias cualidades de la obra del director ruso, vemos cómo se desplazan milimétricamente cada uno de los personajes, en este espacio entre teatral y naturalista que ilumina a la perfección, quien fue el cinematógrafo personal de Bergman, Sven Nyqvist, no sólo va a crear las atmósferas propias de escandinavia sino lo que tenía en mente el cineasta ruso, paisajes mentales, espirituales pero con la sencillez y sensibilidad del fotógrafo sueco, que a pesar de tener en el realismo su mayor fortaleza, aún así crea unas inquietantes secuencias donde la luz, el blanco y negro, y los constantes cambios de color, van a generar ese aire dramático, onírico y apesadumbrado que configura a esta película.
Un fotógrafo de la austeridad, que con poco creaba imágenes de gran belleza; texturas, clarooscuros y tonalidades bajas eran su firma, que en el trabajo de Tarkovski, no sólo pondrá al servicio de la luz sino de las propias ideas de fijar el tiempo, del tiempo real, imágenes largas y movimientos pausados, a los que el director de fotografía sueco se acomoda, y saca lo mejor de sus virtudes de "aprisionar el tiempo" con poco, como lo hizo en gran parte de su trabajo. Planos perfectamente pensados, composiciones igual de milimétricas a los movimientos de los actores, que se desplazan como elementos de una puesta en escena, en donde el fin del mundo y el diálogo con Dios están de fondo.
Aunque, son sólo tres piezas musicales las que acompañan el derrumbamiento personal de Alexander, cada una marca perfectamente los sucesos y el espíritu mismo del largometraje, que además acentúa el gran trabajo sonoro de la obra, representada (no las voces) en los aviones, elsonido del agua y de la particular sensación de misticismo que se desencadena cuando algo, sutilmente sobrenatural o alejado de la realidad sucede en escena.
Sin dejar de lado que la película es enteramente Tarkovskiana, si son notables las influencias y el préstamo fílmico que se le hace al cineasta ruso por parte de Bergman, no sólo el fotógrafo, sino a gran parte de su equipo de trabajo, vestuario, escenografía y aún hasta al hijo de éste que participó como asistente de dirección; todos estos elementos que son notables en la puesta en escena se configuran a la visión de Tarkovski, y de esta amalgama de pensamientos, surge este sacrificio, esta ofrenda cinematográfica.
Y obviamente, no podemos dejar de lado la actuación de Erland Joshepson, quien es finalmente no sólo el gran protagonista sino un alterego de Tarkovski - algo obvio en el cine de autor, y en este caso, la película es todo un "alterego" de la vida del ruso-, Joshepson, encarna perfectamente al intelectual apesadumbrado por el desentendimiento humano pero que es capaz de sacrificarse en el modo más absoluto y sinsentido, como finalmente, lo planteaba este cineasta; y esto es notable en la escena en la que Alexander (reza el Padrenuestro), se entrega a la voluntad y ofrenda ante Dios, en una sensible pero contenida secuencia de dolor y catarsis. En cierta forma, el personaje del actor sueco recordaría a una especie de Quijote o en este caso al príncipe Mishkin que Alexander interpretó en su carrera como actor teatral, esto no sólo es una referencia intelectual sino una concepción de lo que realmente sería el protagonista de esta película; muchos de estos elemento(s), que sin llegar a descifrar la trama, sugieren otras posibilidades y respuestas; - como perfectamente puede ser interpretado el golpe que recibe (Alexander) en la rodilla cuando cae de la bicicleta, y al siguiente día se golpea la misma pierna, en el nuevo despertar, en el conflicto ya solucionado.-
A pesar de lo escrito, y de cierta admiración al trabajo de Tarkovski, no creo que sea una obra maestra -y es algo muy personal- creo que el trabajo del ruso es imprescindible pero no necesariamente es "la obra máxima, el antes y el después del cine" como algunos lo ven. Aún así, la extraña belleza de sus imágenes, el sonido y diálogos son más que importantes para cualquier amante del cine, que representa una de las tantas visiones y capacidades para el lenguaje cinematográfico; como pensé iniciar esta entrada, con los vicios y virtudes de este cineasta, se conjuga una de las mejores obras de este hombre que veía en el cine la posibilidad de acercarse a otras artes y de expresar su interioridad en esta mezcla de imágenes, reflexiones y espiritualidad. Una gran obra, la que mejor llevó su espíritu de esculpir el tiempo, pero en definitiva, ni Tarkovski es el cine, ni el cine sería lo mismo sin Tarkovski.
Zoom in: La gran ganadora en Cannes, no sólo por los premios sino por la naturaleza misma de éstos. Ganó cuatro premios en el Festival de Cannes, algo que nunca había sucedido: el Gran Premio del Jurado, el Premio del Jurado Ecuménico, el premio FIPRESCI y un premio especial a la contribución artística para Sven Nykvist, director de fotografía. El director no pudo ir a recogerlos, convaleciente como estaba, pero fue su hijo en su nombre.
Además del BAFTA a mejor película extranjera, Seminci: espiga de oro y otros más tanto a mejor película como a la actuación de Erland Joshepson.
El estreno se realizó en Cannes el 9 de mayo de 1986 apenas semanas después del desastre nuclear de Chernóbil y apenas ocho meses antes de la muerte de A. Tarkovski quien la filmó.
Para algunos autores, Offret comienza donde terminó la otra gran obra de Tarkovski, Andrei Rublev. .
Durante el rodaje de la casa en llamas la cámara se atascó arruinando las imágenes, y se tuvo que volver a rodar y reconstruir la casa, pero esta vez con tres cámaras.
La película, en efecto, fue filmada en la isla sueca báltica de Gotland.
Montaje Paralelo: Nostalgia (1983)
Película Completa: Sacrificio
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9i_Tarkovski
Tarkovski, asunto peliagudo. Sin duda fue un gran cineasta y, en ocasiones, un notable poeta de la imagen. Se ha exagerado mucho su evidente calidad, pero en ello han influído aspectos de carácter político y sentimental: su obligado exilio de la U.R.S.S., su prematura muerte. El director ruso estaba ya muy enfermo cuando rodó "Sacrificio", y sin la ayuda - económica y fílmica en algunos planos - de Bergman, quizá no huebise podido terminar esta excelente película de evidente aroma testamentario. En uno de los varios documentales-entrevista en los que Jan Tröell filma y escucha a Ingmar Bergman en su retiro de la isla de Färo, el maestro sueco dice lo siguiente: quise a Tarkovski como a un hijo pero, poco a poco, se fue convirtiendo en un "pietista" convencido de la existencia de Dios, el alma humana y otras tonterías por el estilo, le comprendí porque a mi me sucedió algo parecido hasta que zanjé el asunto en "Los comulgantes" y me convertí en "ateo gracias a Dios" como diría Buñuel. Desde "Andrei Roublev",Tarkovski hizo siempre la misma película pero eso carece de relevancia. Todos nosotros hacemos siempre la misma película, pero al único que no se le nota es a Buñuel, por eso es el mejor y el más divertdo."
ResponderEliminarA mí me gusta mucho el Tarkovski de "La infancia de Iván" (claro homenaje al ucranio Dovjenko), "Andrei Roublev" (obra maestra insoslayable), "Nostalgia", "Espejo" y Sacrificio", pero detesto tanto "Solaris" como "Stalker". Tarkovski siempre está en nuestra memoria como uno de los grandes del cine. Pero no de los más grandes. Para mí esos, y los cito a voleo olvidando a más de uno, han sido Eisenstein, Murnau, Stroheim, Lang, Dreyer, Welles, Ford, Hawks, Buñuel, Ozu, Mizoguchi, Satyajit Ray, Luibitsch, Ophüls, Rossellini, Visconti, Bergman, Angelopoulos, Oliveira .......La omisión de Hitchcok es deliberada.
Saludos muy cordiales
Vergerus
Una más que interesante opinión, -y no había leído esas opiniones de Bergman, que me parecen muy interesantes-; aún me faltan por ver las primeras de Tarkovski. un saludo
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