“No sé que tiene el acordeón que cuando
lo oímos se nos arruga el sentimiento”
Gabriel García Márquez
Tercer y desafortunadamente último documental que se tuvo la oportunidad de ver en In-Edit, en el cineclub de la Universidad Central, con presencia de uno de sus directores, quien no sólo habló sobre su trabajo sino por la diferencias culturales y musicales entre Alemania y el sonido Vallenato.
Este documental dirigido en conjunto por Andrew Tucker y Reinaldo "Rey" Sagbini, compañeros de estudios en Alemania; que finalmente en el 2008 y tras una serie de charlas encuentros y cercanías culturales, deciden grabar una serie de conciertos en la fábrica de acordeones Hohner, que será el punto de partida para este documental de gran producción, conmovedora historia de músicos vallenatos, y de realidades que se van captando a través de una cámara o el sonido de una acordeón.
Andrew Tucker, inglés, viajero constante y documentalista en corto y Rey Sagbini, colombiano, vallenato y realizador independiente, unen sus capacidades cinematográficas,y su afán por contar historias, viajar y por descubrir esos mundos ocultos detrás de la música; en este material audiovisual que en 79 minutos nos relata este viaje no sólo del instrumento o de los personajes, sino de toda una cultura y sentimiento.
El documental inicia con el supuesto origen del vallenato o llegada del acordeón a Colombia, historia que los directores muestran de forma legendaria, como el naufragio de la embarcación de la Hohner que se dirigía hacia la Argentina, y que terminó en las costas colombianas, donde este instrumento se convirtió en la esencia del ritmo vallenato.
Sagbini y Tucker, entrelazan la historia del instrumento, no sólo homenajeandolo, sino mostrándonos los repetidos intentos de Manuel Vega y su conjunto por ganar el Festival de la Leyenda Vallenata, título que le ha sido esquivo en lo últimos años, y que de cierta forma se convierte en el hilo narrativo y eje dramático de este documental que se concentra en las diferencias culturales del sitio de origen de este instrumento, en Trossingen, Sur de Alemania y el país, la región en donde el acordeón tomó casi una figura legendaria y mítica.
Además, vemos como se hace realidad el sueño, el reconocimiento de Vega y sus músicos y amigos: Jairo Suárez y Dionisio Bertel, tanto por la Hohner como por la orquesta de esta empresa, que no sólo los invitó sino que reconocieron a través de su director Horst Fausel, su talento, y esa unión cultural de un instrumento, hecho para dos músicas tan ajenas y distantes como Trossingen de Cartagena.
Cuatro años - casi cinco explicaba Tucker- les tomó a estos documentalista llevar a cabo este audiovisual, que se presenta como testimonio del folclor vallenato, como catarsis de un prodigioso acordeonero, que a pesar de haber ganado la mayor parte de los festivales de este estilo musical, no ha logrado el más importante (el Festival Vallenato); el sentimiento y apropiación de sus compañeros de música, de juerga - cada uno igual de talentoso a Vega- y, como otros documentales sobre música, esos triunfos, reconocimientos que aunque tarde o diferentes, son los que hacen de las personas, de los juglares, de los que tienen algún talento, seres que inspiran, seres que se deben respetar cuando aceptan que sus triunfos y fracasos sólo hacen parte del viaje, en este caso el del acordeón.
Los directores logran mostrar las dos caras de la moneda en varias secuencias, en lo musical, con la frialdad y perfeccionismo de la cultura alemana con la del costeño, la del vallenato, llena de alegría, festividad y varios decibles; pero también los contrastes entre la defensa del honor de estos músicos y sus sentimientos frente a la misma competencia, los triunfos, fracasos, los ritos, la preparación frente la misticismo, y en cierto sentido, en un documental, que está entre dos mundos unido por las vibraciones y viento mecánico, de este instrumento de origen polaco, pero que la Hohner lo llevó a ser lo que es hoy, y el vallenato a expresar más allá de las palabras.
Un documental de una producción impecable, de gran trabajo sonoro, visualmente más que logrado, tanto en su fotografía, composición y estética, y que principalmente sabe recoger lo mejor de dos mundos, y de mostrarnos una mirada sobrecogedora de esta cultura musical, de tres personajes igualmente cercanos, como personas, como protagonistas, y de dos directores que apelan a grandes sentimientos, a curiosidades, y a una investigación bien planificada,que da como resultado este más que loable material documental, lleno de sentimientos, de triunfos, perdidas, viajes y reconocimientos en tierras ajenas, y como se plantearon los mismo directores, de cine real, de realidades y emociones, que muchas veces sólo se explican a través de un instrumento.
Emotivo, con humor y hasta ternura, este largometraje , ha sido reconocido tanto por el público como por los más fervientes seguidores de la cultura vallenata, como un trabajo indispensable, no sólo en su aspecto musical, o el retrato de unos músicos sino como un referente de una cultura tan apasionada y soñadora, que en Trossingen no llevó a representar y dar una pequeña muestra de lo que es Colombia -o por lo menos el caribe colombiano-.
De los tres documentales que tuve la oportunidad de ver en In -Edit, fue el que más me gustó, pero puedo decir, que también ha sido uno de los largometrajes de noficción, que más me han interesado en este año, junto a otro par de largometrajes colombianos y documentales musicales.
Zoom in:Ganador de varios premios nacionales e internacionales, principalmente premio del público
El filme fue escogido por la fábrica Hohner como su proyecto cinematográfico bandera hasta el 2019, en el marco del Bicentenario de Independencia de los países latinoamericanos.
Un documental que costó alrededor de un millón de dólares
Montaje Paralelo: Los viajes del viento (2009) - El acordeón del diablo (2000)
Pues puede ser que lo vea, no me entusiasma mucho la verdad, pero como curiosidad local de la música colombiana puede ser que lo tenga en cuenta. He visto varias películas del cine colombiano, hay una que me gustó bastante, Todos tus muertos. Un saludo.
ResponderEliminarAunque guardando las proporciones, una película que perfectamente se puede comparar con Searching a Sugar Man, uno de los mejores documentales musicales colombianaos que haya visto, este año, donde he visto varios docus colombianos, vale la pena y mucho, un saludo
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