1. Ten siempre bien presente que la poesía es una
cosa. La antítesis de la poesía es la especialización profesional. Antes de
comenzar a hacer una película, métete a escribir poemas, pinta un cuadro, haz
un collage, escribe una novela, un ensayo, etc. Porque solo cultivando la
universalidad de la expresión podrás estar seguro de hacer un buen film.
2. Abandónate enteramente a tu obsesión. No hay
nada mejor. Las obsesiones son las reliquias de la infancia. Y es en la
profundidad de la infancia donde tienen origen los tesoros mayores.
Procurar tener siempre la puerta abierta en aquella dirección. Pues no se trata
de los recuerdos sino de las sensaciones. No se trata de la conciencia sino de
lo inconciente. Deja que el río interior fluya libremente dentro de ti.
Concéntrate en ello pero al mismo tiempo relájate completamente. Cuando hagas
una película, debes estar 24 horas sumergido en él. Así, todas tus obsesiones,
tu infancias, se transferirá en la película sin que tú tengas conciencia de
ello. Y tu película se transformará en un triunfo del infantilismo. Y
justamente de eso se trata.
3. Usa la animación como si fuese una operación
mágica. Animar no significa mover un objeto inanimado, sino infundarle vida. O
mejor aún, despertarlo a la vida. Antes de infundarle vida al objeto, prueba
comprenderlo. Comprender no solo su función utilitaria sino su vida interior.
Los objetos, especialmente aquellos viejos, son testimonios estáticos de
acciones y de destinos diversos que están impresos en ellos. Las personas las
tocaron en diferentes situaciones, mientras actuaban bajo varias emociones, y
ellas les imprimieron su propio estado mental. Si quieres develar el contenido
de estos objetos en una película, debes oír. Algunas veces por muchos años. Pues
debes ser primero un coleccionista y sólo más tarde podrás devenir en cineasta.
El proceso de infundar vida a través de la animación debe ser un proceso
natural. Debe partir del objeto mismo y nunca de tu voluntad ¡Nunca uses la
violencia en un objeto! No cuentes tu historia a través de él, sino la del
objeto mismo.
4. Cambia continuamente del sueño a la realidad y
viceversa. No existe un pasaje lógico para eso. Sólo una operación física
existe del paso del sueño a la realidad: abrir o cerrar los ojos. En la ensoñación,
incluso eso no es necesario.
5. Se debe decir qué cosa es más importante, si la
experiencia del ojo o la del cuerpo, da siempre preferencia a la del cuerpo,
porque el tacto es el sentido más antiguo respecto de la vista, y la
experiencia que se recibe a través de él es de mayor importancia. A parte de
eso, en nuestra actual civilización audiovisual, el ojo o está cansado o ha
sido corrompido. La experiencia del cuerpo es más auténtica, y aún ahí no
habita la estetización. El punto de fuga que no debemos perder de vista es,
obviamente, la sinestesia.
6. Cuanto más profundo entres en una acción
fantástica, más detallista debes ser. En ese punto, es necesario confiar
enteramente en tu experiencia del sueño. No te preocupes sobre ser
“aburridamente descriptivo”, de la obsesión pedante, del ‘detalle inútil’, del
documentalismo. Debes convencer al espectador de que todo lo que ve en la
película le concierne; que no se trata de cualquier cosa que está fuera de su
mundo sino al contrario, que todo en la película está inmerso en su mundo,
hasta el cuello, sin que él se dé cuenta. Y es necesario que, con todos los
trucos cinematográficos que tú posees, debas convencerlo.
7. La imaginación es subversiva porque se opone a
lo que es posible y a lo que es real. Por este motivo, usa siempre tu
imaginación más desenfrenada. La imaginación es el don más grande que la
humanidad ha recibido. Y es la imaginación la que hace al hombre un ser humano,
no el trabajo. La imaginación, la imaginación, la imaginación…
8. Por principio, escoge temas de los que tienes un
sentimiento ambivalente. Tal ambivalencia debe ser suficientemente fuerte
(profunda), incontrovertible, de modo que tu puedas caminar al filo sin caer en
un lado o en el otro, o en los dos al mismo tiempo. Solo así evitarás el mayor
de los pecados: una película de tesis.
9. Cultiva tus creatividad como una forma de
auto-terapia. Tal actitud antiestética lleva a la creatividad a las puertas de
las libertad. Si la creación artística tiene un sentido, es esencialmente el de
liberarnos. Ninguna película (pintura o poesía) puede liberar a un espectador
si primero no se ha liberado de su propio autor. Todo lo demás es una cuestión
de pura ‘subjetividad común’. La creación artística como una liberación
permanente.
10. Da siempre preferencia a la creación, a la
continuidad del modelo interior o del automatismo psíquico respecto de la idea.
Una idea, incluso la mejor, no puede constituir un motivo suficiente para hacer
una película. Crear no significa ir tambaleándose de una idea a otra. Una idea
se convierte en parte del proceso creativo sólo en el momento en el que el tema
que quieres expresar es comprendido plenamente. Sólo así, las ideas correctas
llegarán. La idea es solo uno de los componentes del proceso creativo, no
cierto impulso para de repente ser creativo. Nunca trabajes, improvisa siempre.
El guión es importante para el productor pero no para ti. Es solo un documento
no obligatorio al cual regresar cuando la inspiración te decepciona. Si esto te
sucede por más de tres veces durante la filmación de una película, se trata de
una señal: o estás trabajando incorrectamente la película o ya está acabada.
Aunque he formulado este decálogo en un papel, no
significa que concientemente lo use. Estas reglas, de alguna manera, han
aparecido en mis trabajos, pero no los preceden. De todas maneras, las reglas
están ahí para ser rotas (no para ser evitadas). Pero hay una regla que si se
rompe (o peor aún, si se evita), es destructiva para el artista: nunca
subordines tu obra al servicio de otra cosa que no sea la libertad.
Jan Svankmajer 1999
Lo encuentro un poco vanidoso sin querer quizá pero también útil e interesante. Y me ha encantado. Uno siempre lee o yo he leído más de literatura al respecto. Incluso leí el libro de Vargas Llosa, de cartas por un joven novelista. Y me ha gustado leer uno de cine en un director curioso y atractivo. Un saludo.
ResponderEliminarTodo un maestro el señor Svanmajer, y como le mismo escribe las reglas están ahí para romperlas, un saludo igualmente
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el texto. Muy interesante.
ResponderEliminarHe de admitir que la animación no me interesa especialmente, pero entre las pocas excepciones tengo que contar a Svankmajer.
Un saludo ;)
Uno de los mejores y más interesante animadores mundiales. Frente a la animación, es uno de mis géneros favoritos, y las posibilidades de la animación, de la buena animación, es como puede innovar y drale nuevos giros al lenguaje fílmico, un saludo
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