"Lo que ningún ojo humano es capaz de atrapar, lo que ningún lápiz, pincel o pluma es capaz de fijar, tu cámara lo atrapa sin saber qué es y lo fija con la escrupulosa indiferencia de una máquina." Notas del Cinematógrafo
El particular estilo cinematográfico de Robert Bresson, es absolutamente ajeno a los cánones establecidos, no tanto a nivel narrativo o visual, sino como estructura de la "escritura con la imagen"; por que el cine del francés es una singular y bien establecida línea de concepciones, donde éste se aleja totalmente del teatro (el teatro fotografiado, denomina al cine, Bressson) , las actuaciones, puestas en escena, música y otros elementos que eliminan o cubren la pureza el cine, como un lenguaje donde las imágenes por si mismas, establecen una relación de expresividad y emoción.
Aunque, es cierto que el cine de Bresson, ha tardado en ser reconocido, no solo por la dificultad de sus intrincada ideas, sino por la desidia de propios y extraños frente a su propuesta fílmica; cada día se hace notar la importancia de los planteamientos y argumentos del cineasta galo; propuesta que se plantea y manifiesta a través de su libro: Notas del cinematógrafo, como él mismo Bresson denomina al cine.
Ya hablando específicamente del El dinero - última película de Bresson -, los postulados que se autoimpone el director, se hacen visibles en la progresión de este largometraje, que no sólo muestra las capacidades del francés, sino la relación narrativa y eje problemático del dinero; el dinero como un antagonista, un adversario, que afecta a todos los personajes, mostrándolos como elementos defectuosos de la "puesta en serie", de ese universo fílmico. Sólo el papel de Yvon (Christian Patey), el personaje acusado injustamente, se tornará en el elemento "corrompido" por la sociedad.
Adaptación de un cuento corto de Tolstoi (El billete falso), este filme es el legado de un director poco comprendido, pero que su base y contenido argumental, no sólo se justificaba en las actuaciones mecánicas de sus "modelos" (no actores) o elipsis, diálogos o estructura cinematográfica, sino en la idea del hombre, de la humanidad, como un ser que no pertenecía a las cualidades que creía tener, un ascetismo que no sólo estaba presente en la pantalla sino en la misma concepción de vida de Bresson. Además, al final de sus vida, el nihilismo y la falta de fe por el hombre, se hace más notable, y esta película lo confirma; aunque, en el cine de Bresson, el camino hacía la purificación del alma a través del sacrificio, esté presente desde sus primeras películas.
Aunque, debo decir, que el cine de Bresson no es de mi particular interés, con este largometraje y Au hazard Balthazar, me sigo replanteando el particular estilo cinematográfico de este director, por que, si bien es cierto que el "aplanamiento" de sus actores, escenas y narrativa, es difícil de asimilar, el ascetismo y particularmente el nihilismo de su última etapa, es de un dramatismo tan esencial y singular, que es inevitable asumir, que detrás de todas esas dificultades, existe un director, que como Tarkovski, veía en la tragedia misma de la vida, un factor poético para sus películas.
Robert Bresson frente a la cámara |
La única música que se escucha es: Fantasía Cromática de J.S Bach, interpretada por uno de los actores.
Montaje Paralelo: Pickpocket (1959) - Al azar de Baltazar (1966)
*Derechos Reservados a Jonathan Hourigan, el uso de esta foto es informativa
No hay comentarios:
Publicar un comentario