Opera prima de Juan Andrés Arango, y una de las interesantes propuestas cinematográficas colombianas que dejó el 2012; película que se apunta a la realidad de los afrodescendientes colombianos, y al conflicto interno del país, pero como viene siendo recurrente en el nuevo cine latinoamericano /colombiano, a través de una mirada crítica e introspectiva.
La cotidianidad, el relato en primera persona y los flashbacks son elementos que aportan la suficiente estructura, para generar esta historia donde Tomás (Luis Carlos Guevara), un joven afrodescendiente que ha llegado a Bogotá, huyendo de la violencia, choca con una urbe cerrada, gris y sin oportunidades para él y los suyos; sin embargo, su propio talento, su propia herencia encontrará en el acto de "cortar el pelo", un arte y una salida de escape de sus propios demonios internos y cercanos, que se reflejan en la violencia, la droga que consume a su hermano y el rechazo que vive de propios y extraños.
Juan Andrés Arango (Foto de Gorka Bravo en Festival de San Sebastián) |
Una película donde el drama y la calle son protagonistas, 2.600 (menos) metros alejado de su cultura, de sus recuerdos vive Tomás, junto a algunos de sus familiares, un amigo cercano, sus pocas oportunidades, un insipiente amor, y una ciudad que se va consumiendo poco a poco las esperanzas de quienes han dejado todo atrás.
Transformación progresiva de una ciudad, de una cultura, del hombre mismo, de Tomás, quien encontrará en su mismo talento, en su misma cultura, una forma de salir adelante.
Transformación progresiva de una ciudad, de una cultura, del hombre mismo, de Tomás, quien encontrará en su mismo talento, en su misma cultura, una forma de salir adelante.
Una película, que con sus limitantes, sabe apropiarse de la historia, y se convierte en una opción para hablar del conflicto colombiano, alejada de los estereotipos y lugares comunes; más bien se adentra en los conflictos internos de los pocos personajes que representa la película, haciéndonos participes de sus vivencias, dolores y al final, pequeños triunfos que nos hacen más cercanos a los personajes. Con actuaciones más que logradas, principalmente actores naturales y reales en su misma condición - tal vez no de desplazamiento - pero si vivencial.
Se le puede criticar a la película,un poco la falta de ritmo, y técnicamente no tanto el sonido sino los diálogos que en la mayor parte de la película se confunden con el sonido ambiente, sin embargo, la misma historia e imágenes saben contar los procesos y cambios que se suceden en cada uno de los personajes.
Zoom in: Una "Cierta Mirada" en el Festival de Cannes
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