“El cine es para ser libres"
Es innegable ver en esta película, la influencia del cine documental y de las posturas estéticas, que el cine latinoamericano ha ido alimentando, gracias a limitados presupuestos pero inteligentes e introspectivos argumentos.
El debut de Oscar Ruiz Navia, no sólo fue un proyecto que culminó con el Vuelco del Cangrejo, sino que es (en tiempo presente) un proceso de renovación, tal vez no del cine colombiano, pero sí del cine que se realiza en Cali, y del cine como apropiación de una idea, de un recuerdo; apropiación total de una realidad que no se aleja demasiado de la ficción.
El director caleño, se interna en la Barra (pueblo escondido en el Pacífico Colombiano) ya no como realizador de un largometraje sino como observador y testigo de una realidad tan ajena al país, que finalmente ésta se consolida como estructura narrativa e historia.
Oscar Ruiz Navia (izq) y Yisela Alvarez (Lucía) |
En La Barra, un alejado pueblo del pacífico colombiano, Cerebro, líder de los nativos afrodescendientes, mantiene fuertes enfrentamientos con El Paisa, terrateniente que planea la construcción de un hotel en la playa. Daniel, un turista extraño y silencioso, queda atrapado en el sitio, esperando una lancha que pueda sacarlo del país.
No cabe duda, que el Vuelco del Cangrejo, es a fin de cuentas, casi una película metaficcional y en cierta medida autobiográfica, de un hombre que llega a una tierra extraña y lo que ve lo afecta, y ésto se irá impregnando en su psique; es inevitable pensar que el propio director se camufle en la piel de Rodrigo Velez, quien interpreta a Daniel, ya que su experiencia en un pueblo alejado del pacífico colombiano facturó la idea,la historia los personajes (Cerebro, realmente existe, y la mayor parte de los personajes actúan de sí mismos), y luego sí se concibió la película.
No cabe duda, que el Vuelco del Cangrejo, es a fin de cuentas, casi una película metaficcional y en cierta medida autobiográfica, de un hombre que llega a una tierra extraña y lo que ve lo afecta, y ésto se irá impregnando en su psique; es inevitable pensar que el propio director se camufle en la piel de Rodrigo Velez, quien interpreta a Daniel, ya que su experiencia en un pueblo alejado del pacífico colombiano facturó la idea,la historia los personajes (Cerebro, realmente existe, y la mayor parte de los personajes actúan de sí mismos), y luego sí se concibió la película.
La belleza gris, contemplativa y austera de esta película, se acomoda a la sencillez de su propia producción, y sus limitaciones se van transformando no en virtudes sino en elementos líricos, mucho más cercanos al documental, gramática que se percibe en escenas como las del partido de fútbol, y el sonido en directo de las canciones raizales de la población de La Barra.
Aunque, los méritos de la película son más que notables y se logra una composición fílmica de un profundo sentido social que habla del conflicto del país, de sus tradiciones, rencores y negaciones; el ritmo de la película es agobiante y sus pausados elementos narrativos afectan (para un público comercial) la empatia con el filme.
Zoom in: Participación en diversos festivales, premios nacionales e internacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario