Una de las mejores películas del austríaco Michael Haneke, chocante desde los créditos (geniales por cierto), pero sin caer en lo grotésco; donde, por encima de la imagen o del guión, Haneke pone de manifiesto que el cine y la violencia, principalmente la violencia es un acto manipulable, controlable, y que el público, consciente o inconscientemente es complice de este acto.
Lo interesante de Funny Games, es la mezcla de rechazo y fascinación que conjuntamente se ponen de manifiesto durante todo el metraje, el juego de manipulación y provocación a través de los medios (en este caso el mismo medio, las interacciones actor -público, las manipulaciones reales de rebobinado, etc). y de la violencia como un elemento no narrativo, sino como el elemento mismo de la película, "la violencia como un factor".
Queda claro con la película de Haneke, que el austriáco se conoce al pie de la letra el cine desde lo literario, desde lo teórico e intelectual, es un cine pausado sin caer lo tedioso, es el mismo elemento cinematográfico y narrativo, el que ofrece la posiblidad de seguir o no el filme; cine reactivo, donde el público se deja manipular para bien o para mal, por medio de la opción misma de seguir o no seguir la violencia, de ser participe de una acto de violencia.
Sinópsis
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