En un pueblecito viven muy pocos vecinos. El abuelo pensando en el futuro envía a su nieto a la ciudad con 3 objetivos muy claros: que venda la vaca Cvetka, le compre un icono religioso y que se “compre” una novia. El abuelo aprovecha para boicotear los intentos de acercamiento a su vecina de la que está enamorada. El nieto Tsane consigue encontrar a unos familiares que le ayudarán en su viaje y estancia en la ciudad. Todos (malos y buenos) se reencuentran en el pueblo al toque de las campanas con una doble boda.
Es una película excéntrica y plagada de surrealismo, con la cámara muy próxima y que termina en un “happy end”. Con recuerdos a Fesser con “el milagro de P.Tinto”, o “Mortadelo y Filemon”, la estética de Pierre Jeaunet en “Delicattessen” e incluso con toques de Fellini. Son unas 2 horas al compás de una orquesta de personajes grotescos y balcánicos, y sútilmente hay metáforas de la realidad y del progreso de Serbia.
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