21 nov 2017

Reeker: Reflexión... de muerte


El terror psicológico puede ser entendido como parte de un conglomerado de subgéneros que parten de la ciencia ficción, el terror y el suspenso, enmarcado en una narrativa engañosa pero acertada dentro del universo cinematográfico, y este fenómeno, lo pudimos observar en el período de cambio de siglo y posiblemente hasta el año 2005/2006, en el que, como en toda tendencia, se derivó a otra fuente o estilo. Para este fin, retomamos  Reeker una película, que en su momento, por lo menos fue "interesante", y que al día de hoy, realmente la vemos, como lo que realmente fue, una obra menor, de poca calidad pero con un final sorpresivo, como lo hicieran en su momento, y de mejor manera Stay de Marc Foster (2005), Dead End, ópera prima de Jean Baptiste Andrea y Fabrice Canepa, o la misma Identity de James Mangold (2003), entre otras, destacando las de Brad Anderson con Session 9, o la misma Los Otros de Alejandro Amenabar (2001); teniendo la base o suposición, que en ese período, estas películas tuvieron un enlace temático, narrativo o conceptual, finalmente, la originalidad de éstas, se convirtió en su propio vicio como lo podemos ver en Reeker, del mediocre director Dave Payne, del que poco podemos escribir, a excepción, de su capacidad para realizar la música, producción y otras labores de su obra.   


El guión se puede resumir, en un par de jóvenes que van de vacaciones en un carro, y cuando llegan a una parada, irán siendo asesinados hasta que nos damos cuenta de la verdad de su muerte y tragedia.

Dentro del período del 2001 hasta el 2005 varias películas asumieron la "tarea"de visualizar ese tránsito entre la vida y la muerte, o esos últimos fragmentos al fallecer, Payne, que hace el guión, toma esta idea y la une a un viaje de estereotipos, diálogos sin sentido  y lugares comunes, que de una forma o de otra, se "amalgama" de forma coherente en el relato. Más allá de sus evidentes errores, su engaño narrativo y erráticas actuaciones, como idea, mejorada por las películas ya citadas, imprimía una cierta novedad en el campo del terror, que ni fue muy bien explotada o asimilada por directores más capaces, a excepción tal vez de Marc Foster o del mismo Amenabar.


No hay mucho que reflexionar o analizar sobre los elementos técnicos, la fotografía o la música- que la hace Payne-  siendo de poca relevancia hasta los mismos efectos especiales, que se quedan cortos, tanto en el aspecto gore como en la construcción de los mismos.

Para finalizar, una obra poco importante, que de todas formas me acordó de esa serie de películas que tenían a la muerte como protagonista o ese tránsito hacía la misma, que  marcó cierta relevancia para el cine, la tv u otras narraciones.

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