8 oct 2017

Memoria Activa: Dos ángeles y medio



En una alianza entre la Universitaria Agustiniana, la Fundación Patrimonio Fílmico, Señal Memoria y el Canal Universitario Zoom, tuvimos la oportunidad de observar una de las últimas películas restauradas por dicha fundación, y uno de esas obras, que ya parecía leyenda urbana, como dijo la moderadora de la charla antes de dar inicio con la función. Esta proyección al aire libre, en la noche y con todo el ambiente cinematográfico - menos la asistencia- es una nueva oportunidad de revisar esas obras no sólo restauradas por Patrimonio Fílmico sino que tuvieron cierta repercusión en su momento, tanto comercial, artística, en su lenguaje o hasta por sus mismas falencias, en esta caso, una obra que tiene de todo un poco de lo anteriormente citado,  como lo fue Dos ángeles y medio, película inaugural del ciclo Memoria Activa, un cine bajo las estrellas. Dirigida por Demetrio Aguilera Malta, intelectual ecuatoriano, que además de escritor, poeta, pintor y diplomático, también hizo cine, dejando como herencia tres largometrajes entre los que se encuentran Dos ángeles y medio retrato social de una época que se acercaba a sus propios escritos y pensamiento. 

La historia que se puede simplificar en la oportunidad de dos niños de la calle para cambiar el destino de un bebé de una rica familia bogotana, es en cierta medida el retrato de una época, de una sociedad y de unas diferencias sociales que aún se pueden visualizar pero también, con cierto dejo moralista, una lección sobre la inocencia y bondad.


La película que se puede considerar como la aventura de dos gamínes que quieren regresar a un bebé a su hogar, se parece bastante a la misma aventura que hay detrás de la recuperación de esta obra perdida por años, guardada en los archivos de la RTVC (Radio Televisión Colombiana), encontrada casi por azar y en cierta forma regresando a casa, en este caso una co-producción ecuatocolombiana. (ver historia)

Más allá de sus valores técnicos, narrativos y cinematográficos, mediada en gran parte por la voz en off de Juan Caballero, es un documento de gran importancia frente a lo histórico, reconocer a la Bogotá de los años 50 y las clasificaciones sociales de la época, igualmente porque es una obra determinada a través de una mirada extranjera como la del ecuatoriano Aguilera Malta, y por su misma experimentación formal que se confronta con lo popular y lo autóctono.  


No me detendré demasiado ni en la fotografía, sonido o música sino en la restauración de los mismos, o mejor en la labor que hizo Patrimonio Fílmico junto al Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador y la Cinemateca de dicho país, una transformación al digital que no sólo revalida la "calidad" de la obra sino los mismos aspectos formales de ésta, como podemos observar en el fotograma de arriba, tomado de la página de señal Colombia; igualmente cabe resaltar la labor de los Corredor, productor casi por hobbie del cine colombiano, pero que de todas maneras colaboró con esa fantasía de una industria nacional; de resto tanto las actuaciones como los apartados técnicos se podrían analizar en otro momento.

Un trabajo interesante, más por lo que hay de fondo que por la forma pero que vale la pena observar para reconocerse en esa década del 50 y percibir como se entendía el cine en esa época.



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