30 jul 2014

This is not a film: El "no cine" de Panahi


                              “Si podemos contar una película, ¿entonces para qué filmarla? 


Jafar Panahi, es uno de los cineastas e intelectuales más influyentes de Irán, reconocido por sus largometrajes de tintes neorrealistas y humanitarios que tienen cabida en la "nueva ola" del cine iraní"; este multipremiado cineasta, alabado por la crítica y teóricos del cine, ven en sus trabajos, obras comprometidas política y socialmente, que han encontrado en el realismo, una identidad que muchas veces está mas cerca al lirismo o a la poesía.

Panahi, que inició en el mundo del cine de la mano de otro representante del cine iraní como Abbas Kiarostami, también se ha destacado en otras disciplinas como la fotografía y la escritura, sin embargo, ha sido el cine no sólo su forma de reconocimiento sino también el que lo ha llevado al confinamiento y a los más diversos problemas por parte de régimen iraní, por mostrar a través de sus obras no sólo la realidad sino los conflictos de un país, que parece no haber entendido lo que es la libertad de expresión. Es tal el compromiso de este cineasta, que no sólo ha continuado en su país sino que sigue confrontando a este régimen a través de su cine, o en este caso de sus "no películas", como lo fue This is not a Film.  
Igualmente, no podemos olvidar al documentalista Mochtabá Mirtahmasb, quien de forma clandestina registra las palabras e ideas de Panahi, convirtiéndose no sólo en un codirector, sino en parte de este gesto de protesta y de reacción contra la censura de un país y gobierno intolerante y conservador.

Mirtahmasb (izq.) y Panahi (celular)
Este audiovisual inicia con Panahi, esperando la sentencia que debe cumplir: seis años en prisión domiciliaria y 20 sin hacer cine, dar entrevistas o escribir guiones; un día en la vida de este cineasta, se convierte en todo un acto de resistencia y un estudio sobre qué es el cine y cómo se puede combatir  la tiranía a través de la creatividad, en este caso, este ejercicio audiovisual, en el que no sólo vemos la vida de Panahi y del documentalista y antiguo asistente de dirección Mirtahmasb, sino de la propia Irán, de su cultura y de una especie de arquetipos - elementos fundamentales en el cine de Panahi- representados en los pocos personajes que van apareciendo de forma fortuita en este trabajo audiovisual.

Panahi va contando en pantalla lo que sería su último guión, la relación de los actores con su propia naturaleza, sus pensamientos más profundos y obviamente los sentimientos encontrados que se van formando tras el transcurrir del metraje; y más importante aún, el diálogo - entre formatos- y de una especie de reflejo entre el monólogo de Panahi con el dispositivo receptor, que en este caso no sólo es la cámara sino la "idea" de guardar un mensaje, y obviamente, es un trabajo catártico, que reflexiona tanto, sobre la idea de la libertad como la metáfora de expresión, que finalmente es tan crítica y de resistencia, como los demás trabajos del iraní. 



Aunque no podemos hablar de proezas técnicas o de cualidades visuales, este "documental" no sólo es un autoreferente sobre el mismo cine sino un ensayo sobre cómo plantearlo y para qué sirve éste, por encima de todo es un documento, archivo o testimonio fijado en un soporte digital que nos muestra de forma neutral, cómo se vive en un país donde el autoritarismo y la religión son los soportes de un gobierno; donde solicitar que se respeten los derechos e igualdades, se termina convirtiendo en un delito.  

Además, este trabajo, es un "resultado" indirecto de las protestas de la comunidad internacional del cine y la cultura, de colegas como el propio Kiarostami, de la actriz Juliette Binoche, críticos de cine y tantos otros, que no sólo respaldan al cineasta sino a la libertad de crear, de expresarse y de generar otras posturas, por medio del cine - en este caso- o de cualquier medio de intelectual.



Una "no película" que nos acerca tanto a los pensamientos del iraní, a su visión y a un entorno, que, aunque fuera de campo, sintetiza las vivencias no sólo de este cineasta sino de un pueblo en constante evolución pero encerrada - como el propio Panahi- en su cultura de odio y represión. Un trabajo más que destacado, que al igual que sus colegas, no muestran las diversas caras del Irán contemporáneo.

Zoom in: El material tuvo que ser sacado del país, por medio de una pendrive o memoria usb, escondida en un pastel
A pesar de su clandestinidad, la película ha recibido varios premios, nominaciones y muestras en los festivales más importantes del mundo.
Panahi, volvió a realizar otra "no película", dos años después, cumpliendo su condena.

Montaje Paralelo:  Cine-ensayo


2 comentarios:

  1. Es una producción fascinante. Una increíble posibilidad del documental. Me resultó increíblemente poderoso el momento en que va narrando toda su película no realizada, tanto como cuando se da cuenta de que es absurdo narrar una película. Me encantó, y me encanta Panahi por su cine y su no-cine. Ojalá que siga resistiendo mucho tiempo más porque esa sola resistencia también es parte de su arte.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo, Panahi abre otras posibilidades - que igualmente ya se han puesto en práctica frente a colectivos audiovisuales u otros realizadores- y en este caso, convierte su gran tragedia y restricción en una forma de resistencia. Un saludo

    ResponderEliminar